![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqivtgGI6EYvFEWWPFffMJfLJJfmpkOldaCfnAQ3hD4hQh55T3OVcq0amt1NFOYSylpMOYVNa3KMLB1dzqcV1d-nWnO3g1Fr9UrqGzU2w9VZOgLBr_p37weyN_4UlXmFh-hJg5oQ/s200/camino2.jpg)
La felicidad no se busca, simplemente se lleva consigo, y se contagia.
29 diciembre, 2011
La vida es el arte del encuentro
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26 diciembre, 2011
Caso Cerrad
Montaje o no, todos estamos diseñados para permanecer, aún más allá de lo que permanecemos.
19 diciembre, 2011
Recorrido
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Esto no tiene nada que ver con un sentido de “gravedad”, simplemente indica que un breve instante nunca es suficiente y siempre se querrá “más”. Es la inagotable fuente de la necesidad, como el conocimiento, la comunicación, la sabiduría, la soledad, o la compañía. Nunca es suficiente, y aunque la variedad es parte de un continuo movimiento, hay ciertas cosas que son más allá que una mera cantidad.
Decir “ya es tarde”, es sólo creer que en la hora que nos gobierna, siempre pendientes de un reloj, tan lejos de la quietud, y tan cerca de la corriente que nos empuja cada día, al punto que olvidamos que es lo que realmente queremos, o que es lo que realmente importa.
Dejamos tantas cosas, que pertinente o no, tienen un gran significado, y de alguna manera, de vez en cuando nos toca, sólo para indicarnos… “Cuan largo es el camino trazado, y cuan breve es su recorrido”.
12 diciembre, 2011
Lento
Lento, lento, lento… tanto así…, como para poder ver las rayas que deja el movimiento, pasos de muchos y sólo una huella fijada en el pavimento.
Es curioso, pero tan cerca estuvo, que no pudo ver más allá de su encierro. Sólo debía cruzar la calle para percibir en su silencio, la otra historia que hubiese sido, y quién sabe, si todo ese apuro estaría desvanecido, hasta el punto de seguir en otros textos, otros escritos, y otros designios.
Así son las cosas, así son los instantes de la vida, aún cuando a veces nos deja sin asientos. Caminar a sabiendas que en ese mismo lugar estuvo, una y otra vez, prisionero(a) de un mismo pensamiento. Inevitable es, si, inevitable es... y así de lento.
03 diciembre, 2011
It's Not Goodbye
Mientras...
Un hermoso tema se viene a la mente.
¿Cómo es posible...?
Laura Pausini.
It's Not Goodbye
02 diciembre, 2011
"Inconformidad"
La gracia de esta palabra "Inconformidad", es el movimiento. Así como en la física existe el movimiento “tangible”, la inconformidad es por consiguiente un aspecto “intangible”, pero real, principio básico en la evolución de las especies, y un fenómeno que permite la obtención de logros que finalmente se materializan, visibles también para los demás, y que sin embargo, quedan atrás por las nuevas expectativas y nuevos desafíos, a partir de esto mismo.
Podemos estar de a cuerdo o no en estas apreciaciones, pero sin duda, un desacuerdo en sí es una inconformidad que fluye en argumentos, llamados “comunicación”.
Si pensamos que la inconformidad guarda relación con el movimiento, como en la física, entonces entenderemos el concepto llamado “tiempo”.
Pensemos un segundo en la siguiente pregunta:
- ¿Cuánto falta para lograr lo que quiero?
La respuesta a esto podría ser simplemente:
- Dar el paso. O sea, una decisión.
No obstante, sean o no razones de peso, el no dar un paso, puede significar una invalidez y un estancamiento, aún así, nunca una detención por completo.
Caso contrario, dar el paso hacia lo que se quiere puede estar colmado de éxito, independiente de los riesgos.
Pero el punto no es el dar o no el paso, en realidad es… hasta cuanto una inconformidad es capaz de saturarnos para que nos obligue a tomar una decisión frente a la vida. Éxito o fracaso, no hay más, el resto sólo puede ser el resultado de una inconformidad mayor que supere a la inconformidad propia, llamados “Eventos inesperados en el camino”.
27 noviembre, 2011
Hoy
Y ahora, cuando el calor se acentúa en la tranquilidad de una bullada noche, aquella sensación aminora enormemente. Qué alivio.
No sé qué pensar, no sé qué es, y sin importar que tan lento o rápido pasen las horas, sólo sé que mañana, mañana será.
24 noviembre, 2011
Días que pasan
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Las presiones han sido inmensas, y los acontecimientos inesperados, no deseados, y suelen mermar cualquier planificación. Imprevistos, eso son.
Una fuerte sensación se agolpa en mi pecho, hasta un punto de sentir una inusual respiración que no deja respirar.
Los números van y vienen, mientras los seres humanos acentúan sus emociones en síntomas casi incomprensibles. A caso un “bye”, basta para que todo se convierta en nada, no lo creo. Ojala todo fuese así de simple.
Sin duda, lo que más quisiera en estos momentos complejos, es poder caminar lejos, con la plena libertad del tiempo, observar las hojas, ver la naturaleza y sentir su aroma, aquello que te permite estar en cualquier lugar que quieras, tan sólo para dialogar, con plena serenidad, sin necesidad de reservas que cuenten los pasos que se dan.
Entonces, cuatro serán los padres que recorrerán las distancias, vestidos de gala, sobre los harapos que se dejan atrás, esperando que no quebranten las arcas, sobre aguas que no beberán.
Decisiones, eso son, presentes que en futuras se convertirán, en estos días difíciles, que no son más que eso, simplemente días que pasarán.
18 noviembre, 2011
Palos Rotos
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Aquellos largos maderos de color negro, ya no estarían más, y sólo tendría que conformarse con la visión de un eterno instante congelado en el tiempo, aquel donde su niñez fue cautivada eternamente por un simple hecho.
Era indescriptible su nostalgia, era como si le quitasen parte de su vida, un arrebato cruel de su historia, sus sueños, su timidez, sus pensamientos más puros, su inmadurez, su todo, y su nada.
Un breve desfase, así parecía, bajo el preludio de lo inevitable que nos suele definir los caminos. Radicalitas, orgullosos, supuestos sabios sumidos en la vanidad de un intelecto superior que inútilmente pretende la osadía de doblegar a un mismo sentimiento. Ds.
Pero el motivo eterno de su ser, no sería quebrantado por un cambio ajeno. Unos cuantos palos rotos no serían suficientes para olvidar, que una vez sin mirar, pudo percibir aquellos cortos pasos que le hicieron sonreír ante el inocente brillo de sus ojos.
Y pensar que...
10 noviembre, 2011
Cuanto?
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29 octubre, 2011
Un barco una botella
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Era la última pieza que faltaba para asegurar el mástil de una tan pequeña embarcación. Debía terminarla, había puesto mucho tiempo y dedicación en cuidados y precaución. Aquella estructura, para sí, era hermosa, radiante, incluso brillante, pero en el fondo de su pensar, no era menos cierto que no importaba cuantas veces intentara restaurar su estructura, aquella nave seguiría ahí a merced del tiempo, bajo la convicción de un supuesto navegar.
Miró su reloj ovalado, encadenado finamente al bolsillo de su chaleco, y sobre el escritorio lo dejó, junto a la botella. Se acomodó su chaqueta, su sombrero y su bastón, abrió la puerta y se encaminó por el arenal con ella bajo el brazo. Una vez en la orilla, sintió el agua fría bajo sus pies descalzos, entonces se inclinó con cuidado, en cuclillas, y con mucho tino puso la botella en el agua.
Hubiera dado todo, absolutamente todo, por tener el mágico don de la visión, y poder apreciar el eterno migrar de aquella botella, a sabiendas de que en su interior se encontraría a resguardo por siempre la divina existencia de su tesoro más preciado, su pequeño barco a velas.
21 octubre, 2011
Insertos
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Insertos
Rápidamente tomó el autobús, y en su apuro dejó su billetera. Sin pensarlo dos veces se devolvió a buscarla, abrió sus cajones, que por suerte estaban con llave. La recogió y revisó los papeles, algunos billetes sueltos, una que otra tarjeta y por lo menos se notaba todo en orden, salvo un pequeño detalle… su identificación.
Miró la fotografía y no correspondía en absoluto. Imaginó que sería de alguien, no obstante llevaba todos sus datos personales correctamente escritos. Sin duda era su identificación. Cómo podía ser posible que alguno de sus compañeros o amigos fuera capaz de hacer ese cambio, tan perfecto, una broma seguramente, y mucha dedicación. Pero era imposible, puesto que no hacía muchos minutos que había revisado sus cosas.
Extrañado, decidió irse a casa, ya se hacía tarde, una vez más, y como siempre, todo a contra tiempo.
Era un día viernes, esperaba aterrizar un poco su acelerada vida, corriendo siempre de aquí para allá, y vise versa, pero su identificación le preocupó todo el camino.
Cuando llegó a casa, abrió la reja, luego la puerta de entrada, y entró sigiloso, con la paz que le caracterizaba. Una mujer salió a recibirlo, y cuando lo vió solo atinó a preguntar:
- Y usted? Quién es? Qué quiere?
- De qué hablas mujer! – Contestó el hombre.
- Por favor salga… salga…
- Por qué? Qué sucede?
- Váyase por favor, llévese lo que quiera, pero vállase.
- No entiendo, ¿Estás bien?
- Noooooooo! Se escuchó fuerte el grito de espanto de la mujer.
El ruido, prontamente atrajo al resto de la familia, quienes compartían aquella tarde, y tratando de calmar a la mujer, hicieron las mismas preguntas. – Quién era ese tipo?
Ante la presurosa arremetida de las personas, el hombre consideró prudente salir sin más. Algo sucedía, algo que no podía entender.
Le siguieron hasta la puerta, con amenazadoras intenciones.
Todo era sumamente extraño, y se acercó a unos vecinos, quienes no quisieron dar ningún tipo de información, evitándole finalmente, como si fuese un total desconocido.
Caminó aquella tarde, hasta que llegó la noche, sin poder entender la situación, se detuvo en un local que frecuentaba para tomarse un café. Habló con la camarera un par de palabras mientras hacía el pedido, y notó que ella tampoco le reconocía.
Pensó en la foto de su documentación, que se puso a observar con detenimiento sobre la mesa que brillaba con resplandeciente intensidad.
De pronto lo entendió, cuando observó su rostro reflejado en la mesa, igual a la de su identificación, y totalmente distinto a lo esperado.
Sus pupilas se dilataron, y el nerviosismo se fue incrementando en su ser. Un fuerte escalofrío recorrió su espalda, mientras retrocedía de espanto en su asiento, provocando que su taza se cayera, rompiéndose en el acto.
- Imposible…
Dicho esto, otro hombre se acercó, de muy buenos modales y bien vestido, y tocando su hombro derecho, le dijo:
- Cálmese por favor.
El hombre que estaba sentado levantó su cabeza, y su asombro fue aún mayor, cuando al ver el rostro del otro.
- Qué es esto?... ¿Qué está pasando?
El hombre que estaba de pié, tenía su mismo rostro, al menos el que recordaba como suyo.
- Le explicaré, acompáñeme, y véalo por Ud. mismo.
Desconcertado, con desconfianza aguda, le siguió hasta la barra, donde había un gran espejo de fondo, mientras aquel hombre le explicaba.
- Cómo puede ver, todo está bien.
- Qué dice!... No, No… Nada está bien aquí…. Déjeme por favor, déjeme…
Dicho esto, el hombre salió despavorido del local, sólo para constatar la verdad en las palabras de aquel otro, que era el mismo, así como los demás, como si todos en aquella ciudad, de pronto fuesen clones de una gran fábrica, en un mundo ajeno, velado sólo por la ceguera de la tozudez, en una supuesta realidad, de la cual, sólo unos pocos privilegiados despiertan a la luz, y conocen el verdadero significado de una existencia llena de seres… “Insertos”.
14 octubre, 2011
Terrinos
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Marchant era un niño pecoso, muy sonriente, de pantaloncillos cortos, que generalmente gustaba de ir al taller de de su padre, para la época de las “cosechas embrionarias”. Era inquieto, alegre, y muy curioso, todo lo quería saber, incluso, lo que no preguntaba, lo averiguaba de alguna u otra forma. Solía quedarse horas mirando los blindados cilindros de la fábrica, apreciando y contemplando a sus símiles, conjuntamente con otros niños de su misma edad, que jugaban y revoloteaban por el lugar.
El distrito, era apacible, algo frío y muy extenso, de varios cientos de kilómetros a la redonda. Los chicos por lo general, no se internaban más allá del sector iluminado. Pero aquel día, Marchant se sintió atraído por un destello hacia el fondo de un enorme pasillo, y alejándose del grupo, se internó en el lugar.
A simple vista, el lugar parecía no tener fin. Caminó largamente, por varios minutos, hasta llegar a una zona que no había explorado nunca, donde encontró cilindros iguales a los que había visto al inicio, pero de mayor tamaño.
Había poca luz, pero era suficiente como para leer las plaquetas de identificación, las cuales todas tenían un códigos de barras impregnados en la piel, al igual que los de él y de su familia y amigos.
Marchant, se esmeró por ver a través de los cristales, percatándose de que eran iguales a los más pequeños, sólo que en su interior, había cuerpos más desarrollados que flotaban en un líquido viscoso y amarillento, cuyos rostros, portaban las mismas características que las de su padre, pero bastante más altos y robustos, de por lo menos 2 metros y medio.
Más allá, se visualizaban otros cilindros, aún más grandes y más anchos todavía, y así sucesivamente, hasta incluso unos de 30 metros de altura, apenas visibles a la distancia. Tras esos últimos, unas paredes inmensamente grandes, también de grueso cristal, que ya no era posible distinguir su magnitud.
Pero ahí estaba, un niño de muy corta edad, con su pálido rostro, observando lo grandes que eran esos cuerpos. Pensó para sí, que pronto crecería y algún día sería como ellos.
Volvió con sus amigos, y rápidamente se fue donde su padre para contarle de su descubrimiento. El padre le escuchó con paciente inquietud.
- Cuanto tiempo estuviste caminando hijo?
- Casi una hora Papá.
- No es prudente que vayas para allá, tan lejos, la fábrica es muy grande y te puedes perder.
- Lo sé Papá, pero quise saber, y como ves… supe como volver.
- Qué viste?
- Vi unos terrinos gigantes, papá, como nosotros. Eran inmensos.
- Mañana iremos, con más luz de día, que te parece…
- Sí, si, vamos, vamos mañana… Respondió el niño con enfático entusiasmo.
Aquella noche, su padre le acunó con nostálgica ternura, y le acompañó hasta que su niño cansado y feliz, se durmió, entrando en un sueño profundo y hermoso, del cual jamás despertó.
07 octubre, 2011
Los Fumigadores
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Era un huerto inmenso, en las proximidades de una carretera. Había otras mujeres en las mismas actividades, que al igual que ella se preparaban arreglos florales para una convención en la que participaban desde ya hace varios años.
Una figura espigada vestida en túnica negra, se acercó al grupo sin pronunciar palabra, con pasos largos y tranquilos, extendió su mano tocando con delicadeza el hombro de una de las mujeres que trabajaba, retirándose de inmediato, con calma y prudente sigilo.
Pocos prestaron importancia, y todos continuaban con sus faenas sin mayor preocupación. Sin embargo, a los pocos minutos, comprobaron que una de sus compañeras caía inerte al suelo. Asustadas, las demás corrieron a socorrerla, sin poder recuperarla, sin encontrar explicación. Entre el alboroto JD1, se quedó alejada del bullicio, y pudo ver a lo lejos la sombra de quién les había visitado, y sin decir a nadie, le siguió.
La extraña figura prosiguió su camino, hasta llegar a la ciudad, donde se encaminó por una de las calles más concurridas. A su paso, tocaba tenuemente a alguien de vez en cuando, personas aparentemente común, que al igual que en la situación anterior, caían sin más, produciendo alboroto en los transeúntes cercanos.
JD1 le siguió, fue la única que pudo verle. Al parecer, nadie se percataba de su presencia, era casi como si no estuviese, pero ahí estaba, entre la gente, siempre vestida de negro.
Esperó que se alejara un poco del gentío, y entonces se acercó, y cuando ya estaba al alcance de su mano, la figura estilizada se volteó, y dijo:
- No!, no debes tocarme, nadie debe.
Se quedó ahí un instante, inmóvil, con su rostro apenas visible, mientras la joven le miraba con profunda curiosidad.
- Quién eres?, dijo ella, con un tono nervioso.
- Eso ya no importa ahora, el tiempo se acaba, y debo seguir mi labor.
La joven no entendía sus palabras, y pese a la inquietud, sintió un frío paralizante, que le dejó sin habla.
Sólo la delicada tibieza de otra presencia pudo despabilar a la joven de su trance, esta vez, era una figura femenina, vestida enteramente de blanco, pero con el mismo atuendo que la figura de negro.
- Es extraño, pero ella es diferente, tiene ambos identificadores. – Comento la figura de blanco.
- Ciertamente, aún así, debemos continuar. – Respondió la figura de negro.
Los dos seres prosiguieron su marcha, mientras la muchacha se quedó perpleja, sentada en el piso, sin entender lo que ocurría. Sólo podía observar el abatimiento de las personas que tocaban a su paso.
- Hola JD1. – Se escuchó de pronto al lado de la joven.
La joven volteó a su izquierda, y vio a un joven de piel morena, de aspecto limpio y simpático, con una sonrisa intensamente blanca, vestido en forma sencilla, con una camilla a cuadros, Jans azules gastados, y zapatos cafés, que se sentó a su lado, con sus brazos entre cruzados, sobre una de sus piernas flectadas, que le dijo:
- Sabes, eres una de las pocas personas que le logras ver. En hora buena.
- ¿Quiénes son?... Preguntó de inmediato la joven.
- Ellos son catalogadores, su misión es identificar y clasificar. Como ellos, hay muchos repartidos por todo el mundo. Se encargan del “aseo” previo, antes de proceder con la fumigación.
- Fumigación?. Qué clase de fumigación?...
- Como todas las cosas, todo sufre un deterioro, y cada cierto tiempo requiere de mantención. A veces sólo vasta algunos retoques y reparaciones, pero en otras, como ahora, se requiere de algo… radical.
- Entonces que les sucede a ellos?, Por qué caen?
- Muy simple mi pequeña niña, ellos fueron elegidos, y los cambiamos de repositorio. Para la gente común ellos están muertos, y es mejor que crean eso.
- No entiendo, A dónde se los llevan?
- Ellos fluirán hacia una nueva etapa, y lograrán entender lo que siempre se han cuestionado.
- Y los demás…
- Que curiosa que eres pequeña… Los demás serán fumigados.
- Queeee?....
- La limpieza de un hogar, requiere de ciertos cuidados higiénicos, para tu entendimiento. Por lo tanto, todo lo que crees ver desaparecerá en la nada.
- Pero… mi familia… y yo…
- Tú eres uno de esos casos sin clasificar. No tienes más destino que el propio que quieras tomar, y tu familia sólo será parte de la existencia que te has formulado, y seguirán existiendo hasta que sigas queriendo creer en ellos.
- No, no, no puede ser. Nadie tiene derecho….
- Tranquila, no se trata de derechos, se trata de aseo, simple aseo. – Dijo el muchacho, perdiéndose luego entre la muchedumbre.
Muchas dudas quedaron en el aire, muchas preguntas que no se formularon se transformaron por sí solas en respuestas para aquella joven.
Mientras… Las horas pasaban, y los noticieros se llenaban de especulaciones, en todos los canales, de todos los países, los comunicados narraban lo que mejor vendía. Algo en el aire, un atentado biológico, el sol, un virus. El pánico prontamente se fue apoderando de la ciudad, y todo se fue convirtiendo en un caos. Muchos negocios se hicieron lucrativos gracias a los temores de la población, y algunos profetas, inspiradores, líderes, se hicieron prontamente de fanáticos seguidores.
Rápidamente, las manifestaciones surgieron al pasar los días, y muchos creyentes de diversas índoles, proclamaban apocalípticos tiempos, promulgando “la verdad”.
Sólo JD1 era la única que sabía lo que realmente ocurría. Pero nada podía hacer, y muy poco le creerían, y procuró salvar del pánico colectivo.
Recordaba las palabras del joven, y su rostro apacible, y se cuestionaba… Quién era? Qué debía hacer? ¿Qué podía hacer?.
Entonces la joven encontró la respuesta, y todo a su rededor desapareció en cuestión de segundos ante sus ojos, quedando sólo un puñado de figuras vestidas de túnica, las cuales se alinearon en una misma dirección, desvaneciéndose en la distancia.
Después de eso, toda la ciudad se reconstruyó en cuestión de segundos, ordenada y limpia, en notoria menor cantidad de habitantes, con sólo las personas que habían sido tocadas, volviendo a sus actividades cotidianas, como si todo el resto jamás hubiese existido.
Solo entonces, la dulce joven entendió su función, y cual era su propósito, descubriendo así, que su existencia pertenecía al mundo de los fumigadores.
28 septiembre, 2011
Un ratito
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Día a día pasa, y parece querer convertirnos en potros de hipódromo, en post de una carrera interminable, que no te deja mirar, dónde cuando procuramos compartir algo de la vida, ya sea con nuestros seres queridos, familiares y amigos, o tratamos de hacer alguna actividad, diversión, el trabajo, comer, dormir, etc. Todo pasa sin parar.
Anoche por ejemplo, un sobrino llegó a casa en su autito, una hora después de lo acordado, por lo que sus estudios de ingeniería se extendieron más allá de las 2:00 AM.
En las escasas horas que compartimos, algo alcanzamos a conversar, algo estudiamos, y a lo más Sheldon, hubo un instante que nos quedamos viendo la pizarra, llena de escritos, rayas y galimatías, inmóviles, aparentemente sin hacer nada, pero en realidad haciendo en mente. Nos miramos y reímos, sin mencionar palabra alguna, era obvio el motivo (“The Big Bang Theory”). Prontamente se hizo tarde, y le sugerí quedarse, manejar cansado y tarde no es prudente. Avisó a quien correspondía y se quedó sin vacilar.
Al otro día, tras unas cuatro horas de escaso sueño, el día comienza nuevamente, y todo fluye tanto o más veloz que ayer. “Nunca hay tiempo”, o “el tiempo se hace”, son solo frases, porque ya sea que se haga mucho o nada en la vida, todo pasa.
A fin de cuentas, son hilos que mueven, que aceleran todo, sobretodo en estos últimos tiempos (aún más en los momentos que suelen ser los más entretenidos).
Es cosa de mirar un poco alrededor, y se puede ver en los rostros, el apuro, la incertidumbre, la angustia, la inconformidad, la ansiedad, e incluso los temores de estos días, que forman parte de una sensación colectiva, de la cual, la publicidad, la información y los medios de comunicación, han logrado acentuado aún más, generando incluso, lucrativos negocios.
Pero el tiempo es así, esquivo, mesquino, chúcaro, volátil, pero es un tiempo, valioso, que hay que saber disfrutar en cada momento, en cada instante, y en cada pequeño detalle.
No importa si te tomas la vida con calma, o con ágil dinamismo, para todos es igual, siempre el tiempo se escurrirá entre los dedos como agua que fluye sin parar, hasta que un día, miras atrás y te das cuenta que toda una vida, ha transcurrido, en tan sólo un ratito, sin más.
25 septiembre, 2011
Una noche oscura
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Conversába amenamente con mi hermano, entre curiosidades tecnológicas, y cosas cotidianas, sin embargo, entre líneas era evidente un diálogo secundario, que no requería de palabras.
Era obvio, había un problema, que podía resumir en una sola palabra: "Etapas".
Sabía perfectamente que sabía, porque hablarme, era casi como hablar con sigo mismo. Una especie de autoconciencia, con formas de pensar diferente, pero con muchas similitudes. Dos personas totalmente distintas, nacidos y criados en ambientes distintos, pero que sin embargo, lograron encontrar aquel punto en común que reúne a las personas sin necesidad de palabras.
Sí, me he dado cuenta, y por supuesto, sé que te has dado cuenta de que me he dado cuenta, así como si fuese un "socio", aquel que llevamos dentro y con el cual dialogamos, nuestro yunta, nuestro pensar, nuestra conciencia y nuestro sentimiento.
Creo que más allá de las palabras, nos comunicamos, y de alguna manera, sabemos que todo cambia, para mejor, para peor, eso no importa, sólo cambia, porque nada se queda estático en este universo, y nada es como se cree, y nada es 100% como se piensa.
Luego, el apagón se vino, y prontamente los pasos de un ciego se encausaron a su siguiente destino. Caminé varias cuadras en total oscuridad, con los ojos encandilados por las luces de los vehículos que con ya cierta desesperación empezaban a transitar por las calles. Los teléfonos inoperantes, los semáforos inutilizados, una vez más, en un lugar solitario.
Cuando llegué a destino, las vistas estaban clavadas en el cielo, buscando explicación. Cinco eran las luces que revoloteaban a gran velocidad, cuyo origen era desconocido. Curiosidades que se ven cuando las condiciones de luz son diferentes. Posiblemente siempre estuvieron, o tal vez, eran inspeccionadores casuales a la altura de las nubes, en un espacio curiosamente claro y limpio. Fenómeno que duró por más de dos horas.
Después volvió la "normalidad", y todo como si nada. Salvo, el pensamiento que prevalece por sobre los acontecimientos y la ausencia, de una noche oscura, de "verano".
22 septiembre, 2011
15 septiembre, 2011
Calles sin nombre
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Era un lugar desconocido, estaba oscuro, y del escaso tiempo que había, apenas algunas palabras se cruzaban amenas y discretas. La menuda figura siempre quería más, sin importar nada. Con paciencia, el más grande, a su manera, le protegía con paciente ternura.
El chofer dio una vuelta despacio, y encausó una dirección algo extraña, hasta llegar a un terminal, rodeado de prado. Entonces bajaron del móvil y caminaron.
Era un lugar lleno de pendientes, y en una de sus estrechas veredas, varios negocios daban vida al sector, que al parecer ya comenzaba a culminar su jornada.
Para el más grande, nunca le fue fácil dejar de lado la aprensión, y pese a que sabía que era lo adecuado, prosiguió un poco más, hasta que inevitablemente, el tiempo transcurrió, y el momento de la despedida llegó. Ya habría otro día, claro que sí, pensó, y dejó al más pequeño en un lugar seguro, conocido, en uno de los locales, el más concurrido, a pocas cuadras de su hogar.
Luego de eso, el más grande, siguió a solas la caminata, subiendo la pendiente unos cuantos pasos más. El más pequeño, le observó con curiosa mirada, mientras se perdía entre la multitud.
Los negocios ya pronto cerrarían, y todo se hacía cada vez más oscuro.
Unas pocas cuadras más arriba, se detuvo un instante, observó el lugar que le era totalmente desconocido, debiendo bajar hacia donde estaban un par de personas tomando un móvil.
Era tiempo de regresar, pero el aparente último móvil disponible, se desvaneció ante sus ojos, antes de lograr alcanzarle. Quedó rodeado de la oscuridad de un bello lugar, trastocando un mundo ajeno, donde la soledad lo embargó en un mundo desconocido, de Calles sin nombre.
14 septiembre, 2011
En tan solo un segundo
Es curioso cómo se comporta la vida, y como en cuestión de un segundo las cosas suceden.
Después de una jornada totalmente normal, de vuelta a casa, y mientras bajo del colectivo, frente al hogar, el chillido en un auto blanco, conducido por una distraída mujer, doblaba la esquina a alta velocidad, quedando a escasos centímetros del vehículo en que me encontraba.
Miré lo sucedido, sin perder la calma, y no quise olvidar la reflexión del momento mientras buscaba las llaves para abril el portón de mi casa.
Es todo tan raro, pero después de variados sucesos (accidentes), me doy cuenta de que aún no es mi turno. Debo ver, incluso aunque no quiera.
La misión aún no ha concluido, y el desconcierto inunda mi mente.
Buscamos respuestas, pero no siempre tenemos las preguntas adecuadas ante una sabiduría esquiva, en un tiempo en que la vida parece tan frágil, como un pensamiento confuso que fluye por una convicción, generalmente errada, donde una vida se puede apagar, sin siquiera preguntar, en tan solo un segundo.
13 septiembre, 2011
Dispersión
Pero en fin, ya es otra semana, y el futuro es así, incierto, con un poco de lo que podemos direccionar, y otro poco de lo que nos rodea, sin parar.
Los pensamientos fluyen, pero las direcciones chocan entre sí, todo parece estar algo revuelto, y sin poder desentrañar.
09 septiembre, 2011
Nitidez
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Luego de un rato, la conversación cesó, y como era de esperarse, tras las escasas horas de sueño, el agotamiento decantó en un hipnotismo cautivador, que con la tranquilidad y seguridad del momento, se tornó gratamente apacible.
De pronto, por un segundo, casi en un estado de somnolencia absoluta, una imagen se vino a su mente…
Era un rostro, increíblemente nítido, como nunca antes había visto, con todos los rasgos propios de la actualidad, hasta el más mínimo de sus detalles. Pudo apreciar que su dedo índice apuntaba con vehemencia a alguién, no por una exigencia, sino más bien por una recriminación. Vestía de negro y una chaqueta rojiza sin mangas, como para aplacar la baja temperatura que sentía su debilitado cuerpo. No había enojo en sus palabras, pese al ceño fruncido y su mirada incisiva que se escabullía por sobre sus lentes pequeños. Algo exigía, era una clara indicación de algo, como una arenga, pero de la cual no se entendía su diálogo desde la distancia. Al frente, un joven medianamente alto y delgado le escuchaba cabizbajo con aparente atención, más algo de paciencia y notorias ganas de que toda aquella amonestación terminara pronto, e irse a sus aposentos. Así le vio.
Parecieron minutos, quizás horas, pero en su estado, devuelta a la “realidad”, tan solo habían transcurrido apenas un par de escasos segundos, como si todo empezara desde un punto antes al último instante en que la conciencia le dejara casi por completo.
Cuando por fin llegó su hogar, bajó del vehículo desplegando su silla de ruedas, con extraordinaria habilidad, y agradecido se despidió del chofer.
Aquella imagen quedó impregnada con una inquietud claridad, y se quedó inevitablemente recordando aquella extraña experiencia. Era una especie de desvinculación de sus limitaciones. Sabía que no podía ser, pero lo cierto es que ahí estaba, y así fué.
Sin duda, sus pensamientos le llevaron donde todo es posible, a un mundo donde la capacidad humana, aún no explorada, puede gozar de la libertad del observador, más allá de lo inimaginable, en un segundo de total..., nitidez.
05 septiembre, 2011
Seis días
De sus propias manos, sin más, un pequeño y rústico cajón laboró. Era una época difícil, muy distinta a la de ahora, donde cualquier escaso recurso podía servir, y por su puesto sirvió. Con unos pocos maderos como caja de zapatos bajo su brazo se lo llevó.
Nunca más se supo, y ahora sólo ahora, el último de todos, tan blanco como el primero, por fin, le conoció.
Era el primero de diez, y de diez, solo los que fueron perduraron y esparcieron su germinación. Tíos, padres y abuelos de nuevas generaciones, otras historias, otras misiones, que seguirán la fugaz estampida, desde donde todo comenzó.
La historia es así, nos atrae, nos cautiva, nos vincula, y nos llena de seducción. Lindos recuerdos, como también algunos de mucho dolor.
Pero en la vida todo sirve, sólo es cuestión de buscar lo mejor de lo que se ha vivido, de cada momento, por sobre el desazón, sin importar lo breve o largo que haya sido el tiempo, que pasa sin razón.
Seis días fueron, y en seis, se lo llevó.
PD. A la memoria de mis hermanos.
30 agosto, 2011
Al Otro Lado
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27 agosto, 2011
Ruidos Nocturnos
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De lado estaba, y mientras la extensión de su mano recorría con extrema delicadeza, la suave tersura de su piel sin despertarla, recogía en su mente una canción en vivo, de Ana Torroja “Mujer contra mujer”.
El profundo silencio de la noche le acompañaba, cuando ya eran más de las dos, irrumpido sólo por unos ladridos que se escuchaban a lo lejos. Quizás porque intentaban comunicar algo, un presagio, una pregunta, o una señal de lo que no se ve, pero que sin embargo, se siente.
Sería instinto natural, tal vez una capacidad cegada intencionalmente para restringir nuestra capacidad. Eso nunca lo sabremos.
Entonces, agudizó sus sentidos, y algo pudo percibir. Fue una noche inquietante, una noche de Jueves, una de esas noches en que si se pone la suficiente atención, se puede sentir el rugir de un mundo vivo, del que no mucho sabemos.
Quince dedos entrelazados bastarían para contar un solo anhelo, pero un solo anhelo bastaría para poder captar los sonidos de este mundo errático y pequeño.
24 agosto, 2011
Sol Extraño
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El verdor tranquilo de un atardecer como siempre asombraba, con su música que con nostalgia cautivaba. Pero había que partir, y emprender prontamente el vuelo. El tiempo no se detendría, ni por un instante, y todo fluía sin miramientos, sin esperas, sin trabas, sin rezuelo.
Quería apreciar el paisaje, pero pasaba veloz como un trueno, como rayas tras la gruesa ventana, mientras el pensamiento sobre aquel sol extraño se encaprichaba bajo la música y un sueño.
Aquellos brazos largos, parecían extenderse más allá de lo que vemos, desde lejos, kilómetros eran, omnipotentes en el inmenso espacio, sin más, sin menos.
Pero ya era tarde, como siempre, tarde, inevitablemente tarde, odiosamente tarde, y aún así, todo se convertía en música suave que acompañaba, dibujando el clamor de una frase que con inquietante fuerza se impregnaba, bajo un sol extraño, y sereno.
23 agosto, 2011
Un mundo mejor
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Creo que una de las cosas simpáticas de la vida, es que nunca te puedes quedar sin movimiento, siempre hay algo, es como si fuese una corriente de agua que te lleva de un lugar para otro y no te deja ni siquiera respirar.
Hay ocasiones en que se desearía tener "tiempo", pero el tiempo es una cosa tan relativa, que no se puede medir, aunque creamos en algo llamado reloj. No se puede detener, no se puede encapsular, acelerar o enlentecer, y todo fluye.
Hay muchas historias pendientes de publicar aún, relatos, narraciones, anécdotas, vivencias, ciencia ficción que crear, y muchas veces cuando despierto a cualquier hora las escribo, ya sea en un papel, en un terminal, en un teléfono, en un dibujo, para no olvidar, la idea, el sueño, la imagen, el pensamiento de aquel segundo, que por algún motivo se desvanece en cuestión de segundos.
Hay tanto por hacer, tantas cosas que escribir, pensamientos e ideas que seguramente fueron apenas un chispazo en este universo complejo llamado mente. Pero ahí están, y ahí seguirán floreciendo.
Si alguna vez tienes una buena idea, no la dejes escapar, su valor tal vez ni siquiera sea llevarla a cabo, y puede que con solo compartirla sea suficiente para que este mundo sea un poco mejor.