12 diciembre, 2011

Lento

La existencia es apenas un soplo de vida, un segundo, siglos, o distintas avenidas, que sin importar lo que suceda, transcurre como agua de una vertiente indiscreta, más allá de lo que conocemos, y más cerca de lo que nos intriga. Tal vez eso sea lo único cierto, aquello que aún conservamos, sin apuros, sin prisa, sin importar el tiempo, como una caminata en la mente, observando lo verdaderamente cierto.

Lento, lento, lento… tanto así…, como para poder ver las rayas que deja el movimiento, pasos de muchos y sólo una huella fijada en el pavimento.

Es curioso, pero tan cerca estuvo, que no pudo ver más allá de su encierro. Sólo debía cruzar la calle para percibir en su silencio, la otra historia que hubiese sido, y quién sabe, si todo ese apuro estaría desvanecido, hasta el punto de seguir en otros textos, otros escritos, y otros designios.

Así son las cosas, así son los instantes de la vida, aún cuando a veces nos deja sin asientos. Caminar a sabiendas que en ese mismo lugar estuvo, una y otra vez, prisionero(a) de un mismo pensamiento. Inevitable es, si, inevitable es... y así de lento.

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