24 noviembre, 2011

Días que pasan



Hay días y días, semanas y semanas, a veces buenos, otras no tanto. No siempre es cuestión de eficiencia, no siempre se puede ser asertivo, y a veces vasta una sola palabra alzada en un momento dado para que una frágil armonía encuentre un nuevo pasar.

Las presiones han sido inmensas, y los acontecimientos inesperados, no deseados, y suelen mermar cualquier planificación. Imprevistos, eso son.

Una fuerte sensación se agolpa en mi pecho, hasta un punto de sentir una inusual respiración que no deja respirar.

Los números van y vienen, mientras los seres humanos acentúan sus emociones en síntomas casi incomprensibles. A caso un “bye”, basta para que todo se convierta en nada, no lo creo. Ojala todo fuese así de simple.

Sin duda, lo que más quisiera en estos momentos complejos, es poder caminar lejos, con la plena libertad del tiempo, observar las hojas, ver la naturaleza y sentir su aroma, aquello que te permite estar en cualquier lugar que quieras, tan sólo para dialogar, con plena serenidad, sin necesidad de reservas que cuenten los pasos que se dan.

Entonces, cuatro serán los padres que recorrerán las distancias, vestidos de gala, sobre los harapos que se dejan atrás, esperando que no quebranten las arcas, sobre aguas que no beberán.

Decisiones, eso son, presentes que en futuras se convertirán, en estos días difíciles, que no son más que eso, simplemente días que pasarán.


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