30 agosto, 2011

Al Otro Lado

Un día diferente, es aquel, en que por algún motivo nos detenemos un segundo, dejando por un rato lo cotidiano que impulsa nuestras frenéticas vidas, para contemplar bajo nuestros pies, el mismísimo cielo que nos cautiva, y que muchas veces, no logramos mirar.



Era un día entre nublado y despejado a la vez, tras algunos trámites cotidianos, me detuve un segundo, y miré hacia las afueras del edificio. Curiosamente vi verde, como nunca, y me pregunté... ¿Qué habrá más allá?



Una cosa lleva a la otra, y luego de contemplar un simple árbol, decidí no parar.





Hasta ir un poco más allá, sólo para encontrar que todo podía continuar aún más.





El día era acogedor, otras cosas más en lo que ya era una breve caminata, se convirtió en un solitario pero grato paseo.





Más caminos, más destinos, un lugar tan cercano, y nunca visitado. Debía seguir sin más...





El lugar estaba casi desierto, nadie, mas que el tranquilo andar de unos pasos llenos de paz.







Hacer una pausa, respirar y disfrutar de la maravilla de la naturaleza, inserto en una jungla de cemento. Que maravilla.





Más distancias a lo lejos se vislumbraban, más lugares que alcanzar.





Y de pronto, casi como por arte de magia, una pequeña laguna, aparece bajo mis pies, donde el cielo se puede mirar.







Es curioso, el lugar invitaba a descansar, pero eso era un lujo, y como salmones contra la corriente, la vida tenía que continuar. Así, entre bancas y árboles estaba, una vez más.








Subir o no subir. Subí..., solo para descubrir, porque era tan solitario aquel lugar. Penoso fué ver el desperdicio humano, oculto y al asecho, en un lugar tan bello.












Continuar o no continuar, y el reloj ya marcaba el punto límite en que la responsabilidad prima sobre los anhelos. Si no por ahora, ya será, donde los mundos se entremezclan, en un solo pensar.




Un poco más, tan sólo un poco más. Si la vida fuese eterna, cuantas maravillas podría apreciar. He estado en este mundo apenas un instante, uno que muy especialmente se ha impregnado en aquella preciada cajita, llamada "vida", "comañía" y "soledad". Así son los momentos, así y nada más. Pasajeros como el viento, entre frío y tempestad, un pequeño espacio de este universo, donde por un rato se puede estar.





Todo es tan breve, que pronto de vuelta a lo cotidiano empuja el andar. Qué más desearía, si tan sólo un poco de esta infinita paz pudiese compartir. Así son las cosas de esta vida, que por algo nos muestra apenas un destello de un día pasar.





De regreso me encuentro, sólo las nubes gigantes me acompañan, en este eterno camino emprendido, que nos hace soñar.










No hay comentarios.: