03 septiembre, 2010

Resguardado


Introducción

Muchas veces guardamos pensamientos muy personales y propios, otras veces los compartimos y nos sentimos agradados, pero son pocas las veces, que logramos tocar lo divino de un instante esperado. Esta historia apunta hacia aquel pensamiento, cuando hacemos una pausa durante el día y vemos un poco de nosotros mismos, descubriendo que hay ocasiones en que nos cuidamos demasiado y en vano.

Resguardado

Deambulando por las nubes, entre los rascacielos y las grandes cumbres, observaba pacientemente desde la cima, sin almuerzo, sin haber cenado, contemplando el reflejo tenue a través de una enorme ventana. Sabía que pronto llegaría un día esperado, pero como nada es de acuerdo a una constante ineludible, planificar sería algo en vano.

Las alas extendidas surcaban los cielos, veloz era como la cercana primavera, buscando siempre un rincón donde establecer su propio nido, no el que provee la naturaleza, sino el que a ciencia cierta era sólo propio y lejano.

Pasaron así el tiempo, salió de su cascarón, a punta de corazón y de llanto, ahora es gigante entre los grandes, pero cediendo al encanto. Posiblemente su intensión sea el querer desatar, liberarse, y deprender un pedazo importante de sí, sin mermar en absurdos menoscabos, dejar una huella imborrable de su presencia en esta divina tierra maltratada por su historia, con antifaz de conocimiento.

Es cierto, la música conmueve los sentidos, una letra única y duradera, un nombre escrito en diversos idiomas, una promesa, un futuro incierto, impaciente, por error, o por acierto, quién sabe, después de todo, somos humanos.

Nadie es inmune, percibía el tiempo que fluía tan rápido que se escurría entre sus propias manos. Su mente siempre ocupada, y pese a su constante diálogo, aún así se dejaba cautivar por aquello que apreciaba tanto, los detalles, las atenciones, los regalos. Quizás sea sólo eso, un puñado de palabras escritas en un libro negro, con sus hojas blancas, como una eterna canción que suena por años. Pero no importa, aún así, valioso es, y valioso se quedará por siempre a resguardo.

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