23 septiembre, 2010

Día de Naranjas


Nada que decir… simplemente diré que hoy fue un día solitario de naranjas.

Tras el bullicio de una estresada ciudad contaminada más por el apuro imparable de sus actividades, es bueno tomarse un tiempo, a solas, unos minutos de paz, únicos y propios, disfrutar una naranja dulce, meditar y desconectarse del ruido que nos impide ver aquella realidad que se escusa sin necesidad.

Pensaba entonces, que la vida es así, y hay muchos, ajenos y extraños, que se fabrican oportunidades, muchas veces disfrazadas de labores inventadas, cambiantes sobre la marcha y sobre el vuelo, estudiadas y planificadas con astucia, con evidente intensión de obtener lo que siempre se ha deseado. Una idea fija en la mente, que induce a otros, más inocentes o no, a caer en un juego del cual sólo uno sacará provecho de la situación.

En la lejanía de este universo, se tramaba la metáfora de un complejo geométrico estudiado meticulosamente, donde tres paralelepípedos, contenidos uno dentro de otro a su vez, se señalaban irrisoriamente como una única alternativa dentro del presupuesto establecido. Figuras, desarmadas por una voluntad, pero en el fondo eso es solo lo que se escucha de aquel mundo abstracto. Ideas, intenciones, y lo efectivamente tangible que haya sucedido en realidad, es otra historia sin más.

Pensaba también en la inocencia, en que si este mundo se muestra de una manera y si su realidad es otra, entonces, la fe es como un sueño, algo irreal que se hace tangible en el interior de cada uno. ¿Qué habrá sucedido en realidad?, eso es difícil de saber, porque en el fondo todo es pasado, y los argumentos de este universo abstracto suenan entre risas, queriendo convencer, para hacernos creer, en aquello tan propio que cuidamos, sigue de pie.

Las palabras dirán una cosa, la realidad quizás sea otra, muy distinta, sólo hay que tener dos dedos de frente para darse cuenta de que la geometría en la que nos vemos envueltos tiene una intensión que va más allá de lo que se indica. Ahí, es un mundo aparte, distante, alejado de las responsabilidades, de las reglas, de las posibles negativas, o las posibles aceptaciones, lejos de los ojos ciegos que no ven, pero no ciegos a estos que si ven.

Bueno, así fue este curioso día de naranjas, el resto, solo habrá que imaginar.

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