02 septiembre, 2010

A medio camino


Introducción

Una vez más sucede, y como en tantas otras ocasiones. Este relato es muy simple y lo plasmo para no olvidar que hay detalles que se dan, por coincidencia o no, pero se dan tal cual lo pensamos.

A medio camino

Era medio día, caminaba por la calle, regresaba de un trámite y me internaba por una avenida estrecha y solitaria, de pronto, tras avanzar unos escasos metros, me detengo. El lugar me dio cierta “mala espina”, pensé en un perro grande y negro, y cambié de rumbo. Nada inusual, era solo una corazonada, una pausa, una sensación y me fui por la siguiente calle.

Para mi sorpresa, me interné por otra una cuadra más adelante, y pude constatar a un perro grande, viejo y negro que pacíficamente estaba a mitad de camino. Igual pasé, con un dejo de cuidado y aprensión obviamente. Por suerte no era aquel Rottweiler que un día ví levantar a otro más pequeño de otra raza, y lo tenía en el aire de un solo y certero mordisco al cuello, que por más que lo patearon aquel día, nunca soltó su presa hasta dejarlo mal herido. Fue triste ver eso, nadie se atrevía a acercarse, por lo peligroso del inmenso animal.

Es raro, pero uno nunca puede asegurar que camino será el más seguro, o mejor. Tal vez me salvé de un asalto u otra cosa, quién sabe, nunca lo sabré, pero de que ví exactamente lo que pensé, era algo que confirmaba en toda plenitud, de que no solo tenemos cinco sentidos. ¿Por qué? No lo sé, pero ahí estaba, ¿Significará algo…? Nunca lo sabré.

Nada trascendente, o ¿Quizás sí?, ¿y si todo cambió en ese instante sin que me diera cuenta?, por algo sucedió, o mejor dicho, por algo no sucedió.

Hoy iré a un hospital (de visita), veremos que pasa…

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