![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7QahYMHuDFoMmO1MjfTuIhx0-D0dLBHL2wY_J3vc3f8B5RKBjxZHHM38wvVBHvMQwatlyNgkOpz5U6rsLLuXT0-0Wg6-ujc8h5RS0QE-nwk8VwxChRvdJZrZKW0Dn33o6c_aQPQ/s200/sere+feliz+pero+sin+hijos.jpg)
La naturaleza provee la maravillosa condición de ser padres, dotados de un instinto de conservación de la especie que va más allá de los propios sentimientos. Esta naturaleza nos envuelve y nos señala muchas veces como sobre protectores.
Siempre los padres desearán lo mejor para sus hijos, obviamente hay excepciones, es cuestión de ver el noticiario, pero en el buen sentido, muchas de las experiencias vividas que nos han afectado y nos han marcado de alguna manera, las vemos reflejadas en el futuro de nuestros hijos, por coincidencia, por tradición, por lo que sea, hasta el punto en que en ellos nos vemos reflejados a nosotros mismos, nuevamente como niños.
Toda herida deja una cicatriz, toda cicatriz se vuelve imborrable, para recordarnos siempre porqué fue, un acto irresponsable o un momento inesperado. Si un sartén nos quema un dedo, es obvio que debemos evitar que nuestros hijos se acerquen a ese peligro. Es absurdo entregarlos a una selva peligrosa cuyos caminos ya conocemos de alto riesgo.
Atreverse en la vida es importante, para cruzar el río, pero sino sabemos nadar, es lógico su resultado, por muy expertos y adiestrados que seamos. Para qué, por una convicción, una tradición, una creencia, un acto fe ciega. El peligro existe, en todas partes, en cada cosa que hagamos, pero evitarlos no es malo.
Quizás no pase nada, quizás las experiencias de nuestros hijos sean mucho mejores, bajo los mismo apremios (parecidos), quizás sea tiempo de dejar los miedos atrás, quizás sea un buen momento para decir no, no irás, quizás hay cosas mejores que hacer, quizás para crecer sea necesario respetar aquella pequeña voluntad. Son jóvenes, inexpertos, hijos, por siempre hijos y niños que por sobre todo no hay que exponer a peligros, sin necesidad.
Superar los propios miedos no es parte de una lucha, sino de una paz, paz que no significa quietud, sino todo lo contrario, es libertad. Dejar que los fantasmas vuelen y se vayan, lo pasado, pasado está. Lo nuevo, son nuestro tesoro, nuestros hijos, un futuro que sí vale la pena, saber cuidar.
Sólo una pregunta más… ¿Hijo(a), en qué hilo deseas estar?
Siempre los padres desearán lo mejor para sus hijos, obviamente hay excepciones, es cuestión de ver el noticiario, pero en el buen sentido, muchas de las experiencias vividas que nos han afectado y nos han marcado de alguna manera, las vemos reflejadas en el futuro de nuestros hijos, por coincidencia, por tradición, por lo que sea, hasta el punto en que en ellos nos vemos reflejados a nosotros mismos, nuevamente como niños.
Toda herida deja una cicatriz, toda cicatriz se vuelve imborrable, para recordarnos siempre porqué fue, un acto irresponsable o un momento inesperado. Si un sartén nos quema un dedo, es obvio que debemos evitar que nuestros hijos se acerquen a ese peligro. Es absurdo entregarlos a una selva peligrosa cuyos caminos ya conocemos de alto riesgo.
Atreverse en la vida es importante, para cruzar el río, pero sino sabemos nadar, es lógico su resultado, por muy expertos y adiestrados que seamos. Para qué, por una convicción, una tradición, una creencia, un acto fe ciega. El peligro existe, en todas partes, en cada cosa que hagamos, pero evitarlos no es malo.
Quizás no pase nada, quizás las experiencias de nuestros hijos sean mucho mejores, bajo los mismo apremios (parecidos), quizás sea tiempo de dejar los miedos atrás, quizás sea un buen momento para decir no, no irás, quizás hay cosas mejores que hacer, quizás para crecer sea necesario respetar aquella pequeña voluntad. Son jóvenes, inexpertos, hijos, por siempre hijos y niños que por sobre todo no hay que exponer a peligros, sin necesidad.
Superar los propios miedos no es parte de una lucha, sino de una paz, paz que no significa quietud, sino todo lo contrario, es libertad. Dejar que los fantasmas vuelen y se vayan, lo pasado, pasado está. Lo nuevo, son nuestro tesoro, nuestros hijos, un futuro que sí vale la pena, saber cuidar.
Sólo una pregunta más… ¿Hijo(a), en qué hilo deseas estar?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario