Introducción
Era la 1:35 AM, despierto de improviso, con el destellar del TV aún encendido, estaba viendo “Equilibrium” (2002, del director Kurt Wimmer, con Christian Bale como el clérigo John Preston). Me levanto, recojo de la cocina seis mandarinas, muy dulces, que dejo en un pote sobre el velador, en calma reviso una vez más todo, la familia completa, todos en casa, y me recuesto de nuevo.
Así nació esta historia de improviso, donde imaginación de una situación lejana, se hizo presente en una frase tan simple, que da el título a esta narración.
Es Tarde!
La sigilosa entrada era anunciada por el movimiento de unas llaves. Sonidos ajenos y distantes de un mundo paralelo. Una pregunta en el aire se deja oír -¿Por qué tan tarde? La mirada atónita bajó de inmediato, luego hacia los lados, casi imperceptiblemente, en la oscuridad de la noche, pero no emitió respuesta, porque nunca eso le gustaba, sobre todo ante una pregunta que nunca fue realizada.
En la mente, aún fresco estaba los recuerdos de lo realizado, lo que tanto buscaba con dejo de ansiedad, en otro sitio, en otras manos, aún más ajenas que aquellas que las propias, que por la influencia de algo líquido se propició incompleto. Quería comparar, quería saber, quería ver hasta donde podía llegar, más no encontró lo que tanto anhelaba, porque las respuestas ahí no están.
Se acostó con cuidado, en silencio, trató de dormir, no había nadie más, y sobre su costado en excusas se puso a pensar. Abrazó fuertemente su almohada, con un dejo de rabia y frustración, quiso llorar, más se controló, recordó una calma, con el orgullo siempre presente de su “libertad”. Las pulsaciones bajaron, y después de un rato, el cansancio y el sueño le vencieron, hasta un nuevo día, un nuevo amanecer, y un nuevo despertar.
Era la 1:35 AM, despierto de improviso, con el destellar del TV aún encendido, estaba viendo “Equilibrium” (2002, del director Kurt Wimmer, con Christian Bale como el clérigo John Preston). Me levanto, recojo de la cocina seis mandarinas, muy dulces, que dejo en un pote sobre el velador, en calma reviso una vez más todo, la familia completa, todos en casa, y me recuesto de nuevo.
Así nació esta historia de improviso, donde imaginación de una situación lejana, se hizo presente en una frase tan simple, que da el título a esta narración.
Es Tarde!
La sigilosa entrada era anunciada por el movimiento de unas llaves. Sonidos ajenos y distantes de un mundo paralelo. Una pregunta en el aire se deja oír -¿Por qué tan tarde? La mirada atónita bajó de inmediato, luego hacia los lados, casi imperceptiblemente, en la oscuridad de la noche, pero no emitió respuesta, porque nunca eso le gustaba, sobre todo ante una pregunta que nunca fue realizada.
En la mente, aún fresco estaba los recuerdos de lo realizado, lo que tanto buscaba con dejo de ansiedad, en otro sitio, en otras manos, aún más ajenas que aquellas que las propias, que por la influencia de algo líquido se propició incompleto. Quería comparar, quería saber, quería ver hasta donde podía llegar, más no encontró lo que tanto anhelaba, porque las respuestas ahí no están.
Se acostó con cuidado, en silencio, trató de dormir, no había nadie más, y sobre su costado en excusas se puso a pensar. Abrazó fuertemente su almohada, con un dejo de rabia y frustración, quiso llorar, más se controló, recordó una calma, con el orgullo siempre presente de su “libertad”. Las pulsaciones bajaron, y después de un rato, el cansancio y el sueño le vencieron, hasta un nuevo día, un nuevo amanecer, y un nuevo despertar.
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