20 agosto, 2010

Deambulación

Introducción:

En esta ocasión, quisiera relatar una simple caminata, en pleno centro de una concurrida ciudad. Entre la bullicio de los transeúntes, nace esta historia que nos permite entender que todos portamos un socio, imaginario, real, espiritual, o como lo queramos llamar, existe, y es con el cual siempre dialogamos. Es un nexo, sin fronteras ni tiempo, y que simplemente, ahí está…


Deambulación:

Hace calor en esta vasta y contaminada ciudad, la gente sigue su curso diario casi sin pensar. No quería salir, pero allá voy, y me contamino como los demás. Miles de pensamientos a mi rededor, de diversas variedades, pero nada que me llame la atención.

Muchos están congestionados, congojados, apurados, estresados, y yo aquí, caminando entre la multitud que generalmente evito por busca de tranquilidad. Pero es inevitable, y aunque parezca curioso, busco una estufa en esta época del año, motivos prácticos, no por mí, sino por otros.

En definitiva, algo ha cambiado. Observo a la multitud, influenciados por la publicidad y por el ambiente, por lo que miran, por lo que respiran y comen a diario. Caminan como ciegos en un panal, apretados, despavoridos en su propia necesidad.

Algunos me miran al pasar, es con curiosidad, se preguntan cosas, se cuestionan. No me había percatado antes de eso, pero es cierto, y ahí está, tal como alguien me lo mencionó una vez. Sigo caminando, y converso una vez más, eterno diálogo que me acompañas.

El día es claro, es medio día, parece verano, otra vez es de tarde, y pronto la noche me seguirá. Es el eterno el movimiento de este terruño que parasitamos sin cesar, nos envuelve, nos somete, y nos hace creer que estamos en libertad. Pero no, no es así, aquí seguimos sin poder escapar, de este planeta, o de este ridículo y débil envase que portamos engrillados a esta gravedad.

Caemos, nos levantamos, una y otra vez, para entender que los días, pasan más y más deprisa, como si el tiempo se fuese a esfumar. Hay un instante para todo, hay un tiempo para descansar y otro para crear.

Es cierto, reflexionamos, esperanzados creemos en que todo puede ser, logramos cosas con objetivos claros, sin embargo las vicisitudes de la vida nos enseña que de todo puede suceder. Somos lo que somos, no más, no menos, pero siempre hay algo en nuestro interior que nos motiva a seguir y levantarnos otra vez.

Es cierto, me cuentas muchas cosas, durante todo el día, sin parar, quisieras mostrarme cada paso que das, y a veces te olvidas un poco, como un rato, cuando la mente durmiendo u ocupada está, pero el diálogo siempre ameno, se hace presente con total naturalidad. Fantasma, conciencia, pensamiento, llámese como se quiera llamar, todos tenemos uno, para compartir en nuestros momentos a solas, muy propio, y de nadie más. Hay ocasiones que los pensamientos se fugan, hacia algún lado irán, de pronto sin darnos cuenta, un mormuro se hace fugaz.

La gran esfera bajo nuestros pies lentamente se mueve, en apariencia, mientras el agua inunda las calles de la ciudad, todo es tormenta y arena, mientras el calor empieza a aflorar. Así son los días, así son las noches y ya ha pasado un día más, me salto una montaña, un nuevo amanecer comienza, y sólo sé, que debo continuar…


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