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Sí, confieso, y es extraño que lo diga, pero hay situaciones que alteran sin siquiera ser trascendentes. Despierto hasta las 3:00 AM, y aún si poder conciliar el sueño, pensaba, recordaba a solas y meditaba en silencio.
Discutimos, me molesté, es muy raro que ocurra, pero una cosa trajo a la otra, y todo se volvió gris. Las palabras emancipadas fluyeron en un tono que se hizo sentir. Fue sólo una conversación, sólo palabras, pero todo muy emocional. La contra respuesta era obvia, esperable. Motivo, unos míseros papeles, documentación que perfectamente podía ser prescindidle.
No me extraña, lo veo todo el tiempo en todas partes, la gente handa alterada, todo es tan rápido, todos compiten, todos se sienten trastocados al menor roce. ¿Por qué?, y ahora en este último tiempo es mucho más notorio ese ambiente, y lamentablemente no soy inmune a ello.
Pasa, y volverá a pasar, es parte de la vida, un juego de voluntades sujeto a ciertas reglas conductuales que de pronto se salen del contexto establecido como cotidiano. Por eso, siempre he evitado mi propia euforia, porque mis emociones son muy fuertes e intensas, quizás más allá de lo que sea capaz de asimilar. Procuro la paz, procuro el control, procuro apaciguar mi voz, mi respiración, mis propios latidos, aunque a veces quisiera… sí, estallar, de júbilo, de enojo, de alegría, de llanto, y exteriorizar todas aquellas sensaciones y emociones que siempre guardo, aquellas mismas que nos han sido entregadas con algún enigmático propósito.
Me doy cuenta de que la gente no está preparada para la verdad, para recibir en plenitud las emociones de otro, ni la propia. No es sencillo ser comprensivo siempre, para nadie, porque las emociones no se racionalizan como si fuesen números, simplemente fluyen, a veces, se disfrutan, otras veces duelen.
Odio discutir, y a su vez odio el odio, que paradoja. Pero todo ha de tener su tiempo, su temple, su sosiego, no siempre podremos ser felices, no siempre estaremos tristes, no siempre juntos, no siempre separados, de todo debemos probar en esta vida y de todo debemos aprender de este mundo incierto, donde la voluntad muchas veces es sometida al sentimiento.
Bueno, como sea, siempre el buen humor será la mejor medicina...
Discutimos, me molesté, es muy raro que ocurra, pero una cosa trajo a la otra, y todo se volvió gris. Las palabras emancipadas fluyeron en un tono que se hizo sentir. Fue sólo una conversación, sólo palabras, pero todo muy emocional. La contra respuesta era obvia, esperable. Motivo, unos míseros papeles, documentación que perfectamente podía ser prescindidle.
No me extraña, lo veo todo el tiempo en todas partes, la gente handa alterada, todo es tan rápido, todos compiten, todos se sienten trastocados al menor roce. ¿Por qué?, y ahora en este último tiempo es mucho más notorio ese ambiente, y lamentablemente no soy inmune a ello.
Pasa, y volverá a pasar, es parte de la vida, un juego de voluntades sujeto a ciertas reglas conductuales que de pronto se salen del contexto establecido como cotidiano. Por eso, siempre he evitado mi propia euforia, porque mis emociones son muy fuertes e intensas, quizás más allá de lo que sea capaz de asimilar. Procuro la paz, procuro el control, procuro apaciguar mi voz, mi respiración, mis propios latidos, aunque a veces quisiera… sí, estallar, de júbilo, de enojo, de alegría, de llanto, y exteriorizar todas aquellas sensaciones y emociones que siempre guardo, aquellas mismas que nos han sido entregadas con algún enigmático propósito.
Me doy cuenta de que la gente no está preparada para la verdad, para recibir en plenitud las emociones de otro, ni la propia. No es sencillo ser comprensivo siempre, para nadie, porque las emociones no se racionalizan como si fuesen números, simplemente fluyen, a veces, se disfrutan, otras veces duelen.
Odio discutir, y a su vez odio el odio, que paradoja. Pero todo ha de tener su tiempo, su temple, su sosiego, no siempre podremos ser felices, no siempre estaremos tristes, no siempre juntos, no siempre separados, de todo debemos probar en esta vida y de todo debemos aprender de este mundo incierto, donde la voluntad muchas veces es sometida al sentimiento.
Bueno, como sea, siempre el buen humor será la mejor medicina...
Nota: Ud. No lo haga.