29 julio, 2010

Moya Pares

Introducción

Bueno, como siempre lo he dicho, los sueños sólo sueños son. No obstante, esta historia narra lo curioso que pueden ser los encuentros entre dos personas, que sin querer se ven buscando a un aparente desconocido.

Moya Pares

Era un lugar hermoso, sumamente claro, casi blanco, un cielo despejado sobre un piso arenoso, limpio y de intensa luminosidad. A unos pocos pasos una menuda figura producía un brillo reluciente que desprendía de su elegante y corto vestido conformado por pequeñas placas cuadradas entrelazadas que eran de oro, sus pies descalzos, su pelo suelto, le hacían relucir en aquel ambiente desértico.

Cuando se acercó, vio su rostro blanqueado por el resplandor de su belleza, su mirada se clavaba en el y sonreía con profunda nostalgia. Se dirigieron hacia la oruga mecánica que los transportaría hacia la ciudad. Entre la tumultuosa muchedumbre, se arrinconaron, el la acogió con ternura y quiso proporcionar la seguridad que ella esperaba en un fuerte y sobre protector abrazo. Así se quedaron durante todo el camino, y se fueron conversando, sólo conversando.

El se dirigió a un banco, derivando en unos trámites que tenía pendiente. Se sentó un rato en unas bancas cercanas a unos mesones cerca de las cajas, se distrajo viendo algunos antecedentes de personas, que miró sin prestar mayor importancia. De pronto, desde un sobre amarillo, sacó unos documentos entre los cuales había unos recortes de diario, como material de apoyo a los antecedentes guardados. Miró una foto antigua, era la imagen de un tipo delgado, joven, de pelo muy corto, en camisa, que se veía sonriente.

En ese momento, irrumpió la joven que le había acompañado. El se sintió incómodo pero feliz por su presencia. Se sentó a su lado cogiendo su brazo y preguntó curiosa: - ¿Qué buscas?, a lo que él respondió: - Nada en particular, sólo me llamó la atención estas fotos, ¿Le conoces?, al parecer es tu amigo - insinuó. Ella miró con detenimiento el recorte de diario, y dijo: - Se parece a un antiguo compañero de colegio, pero no recuerdo bien a quién, se parece, no estoy segura. Las letras borrosas, denotaban sólo un apellido que pronunciaron si querer en voz alta, “Moya Pares”. Entonces, todo se detuvo, y las miradas atónitas en el lugar quedaron fijas en la pareja.

Cuando esto sucedió, una mujer también menuda pero robusta, se acercó y preguntó por la persona, extendió presurosamente su brazo e intentó quedarse con el recorte de diario. Una discusión discreta se produjo, y finalmente la mujer desistió, soltando el papel prendido en sus manos, retirándose del lugar con su coche y una amiga. Todos volvieron a sus actividades.

Era extraño, ambos jóvenes se quedaron mirando, y sólo trataban de entender que significaría, y cual sería el nombre completo de un tal “Moya Pares”.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Raro el sueño

Anónimo dijo...

¿es un sueño ? o es un hecho real ?.
Porque le tengo noticias , esa persona existe