13 julio, 2010

Yo


Abro esta página, con cierta impaciencia veo que se demora un poco, miro algunas imágenes mientras tanto, veo que algo ha cambiado, y ante mí aparece un nuevo texto, con un título simple “Yo”. Tengo poco tiempo, miro lo largo del texto, no es tanto, y con afán empiezo.

Leo rápido, a veces lento, y frunzo mi ceño, un codo apoyo sobre la mesa, mientras una de mis manos toca mi rostro. El dedo índice juega en mi cara, y de pronto parece que algo noto. Me doy cuenta, y reacciono, me hecho unos centímetros hacia atrás, e inclino mi rostro, mis ojos parpadean y sonrío un poco.

La respiración se profundiza, y continúo leyendo, me motiva la curiosidad, de pronto la impaciencia, nadie a mi rededor, sólo la música suave que ya conozco.

Continúo… hago una pausa, algo líquido en un vaso transparente humedece mis labios, que saboreo despacio, en pequeños sorbos.

¿Cómo? Es la primera pregunta que me surge, cuando mi cuello se estira tratando de ver lo que sigue. Sí claro que sí, las coincidencias existen, pero esto es raro, soy yo quien sigue leyendo.

Aquí estoy, escarbando en este texto, palabras aparentemente sin sentido, que describen lo que hago, entonces siento la compañía, justo al frente, con mi mano derecha extendida, jugando con una rueda, escudriñando lo que busco.

Sigo leyendo, hace frío, se sienten algunos ruidos a lo lejos, mis dedos se congelan, miro mi mano, y es cierto. La música continúa suave, envolviendo mis oídos, diciéndome cosas, en otros idiomas, en otros sonidos, en otros.

Qué raro este texto, pero aún sigo aquí, leyendo, ¿Por qué sigo…? es otra pregunta que surge muy despacio, como mormullo, ¡pero no he dicho nada! o son solo pensamientos escapados de mis sentidos.

Un escalofrío me acompaña, tengo un poco de frío, junto mis manos, mientras la pantalla veo. Mis brazos se entrecruzan, y luego los abro, entre tocando mis dedos.

¿Me estará viendo?, absurdo, son solo patrañas, meras coincidencias, me digo. Nadie puede adivinar lo que hago o lo que pienso. Pero aún sigo leyendo, y me veo haciendo lo que dice el texto. Me puedo cuestionar lo que sea, o simplemente dejar esto, no obstante, aún lo sigo leyendo. Mi cabeza voltea, mis dedos tocan mi pelo, y vuelo en pensamientos.

Mis manos se recogen sobre la mesa, cerca de mi pecho, algo blanco toco, parecido a un papel o servilleta, que portaba dibujos que con un lápiz a pasta dejo.

De pronto siento el calor en mis mejillas, me quedo sin saber como funciona todo esto, es ilusión, imaginación, o soy yo, sin más que sólo esto, un simple texto.

Finalmente me paro, y veo, que muchas veces nos encontramos, leyendo algo que nos parece ajeno, pero que en realidad somos nosotros mismos, que asumimos la historia, como un producto propio, que portamos en nuestras vidas, en nuestro pensamiento, como un reflejo intenso.


No hay comentarios.: