15 julio, 2010

Encuentros


Introducción

Bueno, en esta oportunidad no tengo ninguna historia que contar. Sin embargo, un amigo se acercó a mí un día, para platicarme sobre un momento inesperado para el, lo que encontré interesante, dado la confianza que depositaba junto con su eufórico entusiasmo y nerviosismo al contarme. Le dije, - escríbela, y así lo hizo. Con su consentimiento, y con profundo respeto, la publico con el sano propósito de rescatar la importancia que tienen los buenos momentos en esta vida, que cuando menos uno lo piensa, llegan.


Lunes 05/07/2010

Hoy sucedió algo que no podría entender tan fácilmente, no si es que realmente no creo en lo que llaman “destino”. Todo lo que sucedió quizás fue predestinado y tuvo que pasar por una razón, razón que no se puede comprender inmediatamente.

Como todos los días hábiles sonó la alarma de mi celular, y como siempre, la apagué para seguir durmiendo. Siempre despierto antes de las 08:00, pero hoy no, me quedé dormido por más de 30 minutos. Un compañero de depto, Ronal me golpeó la puerta para despertarme. Me levante raudamente, me vestí y sin si quiera tomar desayuno bajé para luego tomar un taxi.

De aquí en adelante todo fue raro. La calle San Disell estaba con un taco tan largo como nunca antes había visto -algo tiene que haber sucedido- pensé. Llegando a Banará con Monkeda decidí bajarme del taxi debido a lo lento que avanzaban los vehículos. Me fui caminando por Monkeda, pasando por la Plaza de la Conspiración para luego pasar a Tabas. Luego, antes de llegar a al semáforo en Komar, la vi... Nos quedamos mirando unos largos 3 segundos y hasta que le dije casi sin pensarlo “hola, ¿Tanya?” y ella respondió “hola, Karl ¿Cómo estay?”. Ahí comenzó la típica conversación de no haber visto a alguien durante largo tiempo, con la casualidad en mente de habernos encontrado justo ahí.

La conversación -corta-, dejó de ser típica cuando comencé a ponerme nervioso por haberla visto. Claramente no podía creer que la volvería a ver, pues días antes me acordé de ella, además, antes que se mudara del mismo edificio que yo vivo a otro lugar, no fui capaz de pedirle su número en esas conversaciones que teníamos de ascensor o desde el edificio hasta la Alameda. -¿Cómo es que una pregunta que, al parecer es tan fácil de pronunciar, tan corta y tan sencilla, me cuesta tanto trabajo preguntarla?- Debido a mi nerviosismo, comencé a hacer preguntas casi fuera de contexto, relacionadas con el terremoto y el departamento de ella; no sé porqué hacía eso. Sabía casi inconscientemente que lo único que importaba en ese corto período de tiempo, era pedirle de una bendita vez su número. Pensé hacer esa pregunta y una vez más empecé a titubear, mi voz se tornó nerviosa, ello sumado a lo rápido que venía caminando. Esto no paraba hasta que ella tuvo la determinación de preguntarme “Ya, ¿tienes lápiz y papel?” Yo aún nervioso atiné tardíamente a sacar un cuaderno y un lápiz de mi bolso y se lo pasé. Creo que se dio cuenta de lo nervioso que me puse al verla, por eso quizás tuvo la iniciativa. Ella escribió su correo del trabajo y su anexo, diciéndome que no tenía su celular porque lo había perdido. Mientras ella escribía le dije “si po', si ni si quiera te pedí tu número...”. Ante ese comentario ella me miró haciendo un gesto gracioso con su cara, gesto que se interpreta claramente como “que eres weón!!”. Me devolvió mi cuaderno y lápiz; fue hasta ese entonces que mi nerviosismo o emoción comenzaban a declinar, aunque yo haya tratado de disimularlo. Luego de ese momento tan intensamente nervioso, me dijo que estaba apurada, le pregunté hacia donde iba, y ella me dijo que al doctor. Nos despedimos con el típico “ya po, que estés bien”, me di vuelta, seguí mi camino y antes que terminara la luz roja del semáforo, guarde mi cuaderno y lápiz de vuelta en el bolso. Luego, al llegar al trabajo, me senté en mi cubículo, no dejaba de pensar en lo que había sucedido. ¿En realidad es una coincidencia?, ¿por qué habrá sucedido todo esto?, ¿acaso existe el “destino”?. Eran las preguntas que me hacía, hasta que le me decidí por escribirle un correo a la dirección que ella me dio...

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