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Introducción
Todo en la vida es movimiento, pero que sucede si algún día alguien pudiese estar quieto. Imposible, tal vez, pero esta historia indica una ley del movimiento, que va más allá de lo que en este extraño universo comprendemos.
Detención
El muchacho era dinámico, jovial, rebosante de energía y vitalidad, siempre caminaba como era de costumbre, por las calles de su ciudad en dirección a su casa de estudios. Todo era normal, hasta que poco a poco comenzó a mitigar su paso, quedando atrás del grupo.
Sus amigos le incitaban a que se apuraran, entre bromas que siempre se hacían entre ellos. Pero el muchacho sólo atinó a extender su mano, hasta que en un momento dado ya no caminó más. Sus compañeros se preocuparon y le fueron a buscar, rodeándole. – Compadre, ¿Qué te pasa?, estás pálido. El joven no se movió de su posición.
Le sujetaron de los brazos y trataron de acomodarlo, pero notaron de inmediato que su cuerpo se encontraba rígido. Ante el asombro, trataron entre todos de mover su cuerpo de la ubicación en que se encontraba, y nada, ni si quiera entre cinco lograron bajar o doblar su brazo extendido, y mucho menos tumbarlo.
Intentaron por varios minutos, percatándose que ni siquiera la textura de sus ropas se movía. La calle casi desierta que solían caminar, prontamente se llenó de curiosos que trataban de saber que sucedía. Tras una hora transcurrida, no notaron ningún cambio, era como si todo en el se hubiese detenido por completo. No obstante, uno de sus compañeros notó algo extraño, y casi imperceptible a simple vista, y es que todos ya no se encontraban en el mismo lugar, sino varios metros más adelante en la dirección que caminaban.
Entre todos comentaron el imperceptible desplazamiento, sin encontrar lógica aún en la rigidez de su amigo. Prontamente la desesperación incomprensible de la situación llenó de cada vez más curiosos el lugar.
Uno de los muchachos observó además que el piso de concreto estaba profundamente rayado justo bajo los pies de su amigo “inmóvil”. Los metros que habían avanzado era exactamente lo que las marcas, cada vez más profundas, indicaban. En cuestión de minutos, aquella figura detenida, se iba desplazaba cada vez más rápido, enterrando sus pies y luego sus piernas en el suelo, rompiendo el pavimento que tocaba.
Pasaron así varios minutos, mucha gente consternada, al ver la destrucción que se iba formando en su trayecto. El joven, aún completamente inmóvil, se iba alejando cada vez más del lugar, dejando a tras a muchas personas que le seguían a la carrera.
Un reportero que coincidentemente se encontraba en el lugar, se encargó de transmitir el fenómeno por televisión, lo que originó que prontamente llegaran algunos servicios de ciudadanía y seguridad.
La calle frente al muchacho se desviaba perpendicularmente, por lo que se esperaba que parase frente a los vehículos estacionados y el edificio próximo. Nada le detenía, y todo lo que estaba a su paso era arrollado por su cuerpo, que le iba envolviendo en una especie de aura de energía esférica a su rededor. El primer vehículo que encontró a su frente, fue simplemente arrollado y partido en dos, y así continuó con los subsiguientes, incluso con un camión de alto tonelaje que fue simplemente arrastrado y doblado como papel.
Algunas explosiones ocurrieron por algunos derrames de bencina de los estanques que se rompieron a su paso.
El cuerpo del joven se encontraba ahora suspendido en el aire, a escasos centímetros del suelo, cosa que uno de sus amigos logró observar con cierta extrañeza. Se encontraba a escasos metros de un edificio que cerraba su paso, pero seguía avanzando, hasta que se incrustó en el, rompiendo la estructura como si nada. Los gruesos pilares llenos de fierro forjado fueron simplemente desplazados y cortados como hilos de coser, haciendo que la estructura se inclinara levemente, rompiéndose algunos vidrios en los pisos superiores y produciendo pánico entre los curios que estaban más próximos.
Finalmente atravesó el edificio por completo arrollando todo cuanto encontraba a su paso en su interior.
Sus amigos iban quedando atrás, ya era imposible seguirle a pié. Algunos comenzaron a seguirle en vehículo mientras un par de helicópteros ya notificados del acontecimiento se acercaban desde el aire.
Habían transcurrido por lo menos un par de horas, y el cuerpo del muchacho, aún rígido, seguía avanzando imparablemente, llevando ya varios kilómetros recorridos.
Tras varias horas, su velocidad era increíble, ni siquiera los helicópteros ya podían seguir su marcha. Prontamente las fuerzas especiales de la armada se organizaron en su búsqueda, enviado algunos aviones de artillería pesada tras de el.
Le siguieron entonces y desde el aire usaron detectores térmicos, ya que por la baja altura el radar no entregaba señales. Cruzó rápidamente por las montañas, perdiéndose por debajo de la cordillera, siendo imposible su búsqueda. Rápidamente fueron notificadas las zonas fronterizas, y en los noticieros se hablaba de un fenómeno paranormal.
En el país vecino, apareció de pronto la estilizada figura del muchacho, cruzando la frontera a gran velocidad e internándose en las regiones selváticas, y luego la zonas pobladas de las ciudades próximas que se iba encontrando, ocasionando similares destrozos.
En innumerables ocasiones se podía apreciar su cuerpo enterrado bajo tierra y en otras ocasiones, suspendido en el aire a varios meros de altura.
La noticia se hizo mundial, ya habían pasado más de seis horas y había irrumpido en varios países.
Tras el alboroto, sus amigos meditaban sobre el asunto, revisando una y otra vez el pavimento destrozado y las estructuras que dejó a su paso.
- Esperen, esperen, dijo uno de sus amigos, ya sé lo que sucede -.
Todos le miraron incrédulo. El joven se recostó en el piso, ubicando su rostro boca a bajo justo en el punto de inicio, y miró hacia donde se había desplazado su amigo.
- Ahora entiendo – replicó con convicción.
- ¿Qué… qué… corearon todos?
- Observen por aquí -, dijo. – Si se fijan, es como si fuese un tubo por donde el pasó.
Muchos escucharon sin entender sus palabras, pero todos constataron el hecho de que se había formado un vacío rectilíneo por donde pasó el muchacho, que se perdía en el horizonte.
- Pero qué significa… se mormuraba de distintos lados.
Entonces el joven miró a sus amigos, y dijo:
- No es lo que pensamos, sino todo lo contrario, y sólo debemos esperar 18 horas.
- ¿18 horas para qué?, ¿qué sucede? Explícate…
- Para que se cumplan las 24 horas, respondió.
- ¿Qué?, se escuchó como un eco repetitivo entre la muchedumbre.
- Está claro, lo que sucede, es…
- ¿Qué? ¿Qué? Apuraban todos a su respuesta.
- Lo que sucede, es que el se detuvo, y nosotros continuamos, él no va más rápido, sino, somos nosotros los que nos movemos con el eje terrestre. El se detuvo en este punto y por consiguiente volverá acá mismo, para luego…
- ¿Para qué?... interrumpieron los presentes.
- Para empezar todo de nuevo...
Dicho esto todos se miraron incrédulos, atónitos, confundidos, asustados, y después de algunos minutos sólo los que comprendieron, supieron la verdad de todo, y entonces, pacientes esperaron…
Todo en la vida es movimiento, pero que sucede si algún día alguien pudiese estar quieto. Imposible, tal vez, pero esta historia indica una ley del movimiento, que va más allá de lo que en este extraño universo comprendemos.
Detención
El muchacho era dinámico, jovial, rebosante de energía y vitalidad, siempre caminaba como era de costumbre, por las calles de su ciudad en dirección a su casa de estudios. Todo era normal, hasta que poco a poco comenzó a mitigar su paso, quedando atrás del grupo.
Sus amigos le incitaban a que se apuraran, entre bromas que siempre se hacían entre ellos. Pero el muchacho sólo atinó a extender su mano, hasta que en un momento dado ya no caminó más. Sus compañeros se preocuparon y le fueron a buscar, rodeándole. – Compadre, ¿Qué te pasa?, estás pálido. El joven no se movió de su posición.
Le sujetaron de los brazos y trataron de acomodarlo, pero notaron de inmediato que su cuerpo se encontraba rígido. Ante el asombro, trataron entre todos de mover su cuerpo de la ubicación en que se encontraba, y nada, ni si quiera entre cinco lograron bajar o doblar su brazo extendido, y mucho menos tumbarlo.
Intentaron por varios minutos, percatándose que ni siquiera la textura de sus ropas se movía. La calle casi desierta que solían caminar, prontamente se llenó de curiosos que trataban de saber que sucedía. Tras una hora transcurrida, no notaron ningún cambio, era como si todo en el se hubiese detenido por completo. No obstante, uno de sus compañeros notó algo extraño, y casi imperceptible a simple vista, y es que todos ya no se encontraban en el mismo lugar, sino varios metros más adelante en la dirección que caminaban.
Entre todos comentaron el imperceptible desplazamiento, sin encontrar lógica aún en la rigidez de su amigo. Prontamente la desesperación incomprensible de la situación llenó de cada vez más curiosos el lugar.
Uno de los muchachos observó además que el piso de concreto estaba profundamente rayado justo bajo los pies de su amigo “inmóvil”. Los metros que habían avanzado era exactamente lo que las marcas, cada vez más profundas, indicaban. En cuestión de minutos, aquella figura detenida, se iba desplazaba cada vez más rápido, enterrando sus pies y luego sus piernas en el suelo, rompiendo el pavimento que tocaba.
Pasaron así varios minutos, mucha gente consternada, al ver la destrucción que se iba formando en su trayecto. El joven, aún completamente inmóvil, se iba alejando cada vez más del lugar, dejando a tras a muchas personas que le seguían a la carrera.
Un reportero que coincidentemente se encontraba en el lugar, se encargó de transmitir el fenómeno por televisión, lo que originó que prontamente llegaran algunos servicios de ciudadanía y seguridad.
La calle frente al muchacho se desviaba perpendicularmente, por lo que se esperaba que parase frente a los vehículos estacionados y el edificio próximo. Nada le detenía, y todo lo que estaba a su paso era arrollado por su cuerpo, que le iba envolviendo en una especie de aura de energía esférica a su rededor. El primer vehículo que encontró a su frente, fue simplemente arrollado y partido en dos, y así continuó con los subsiguientes, incluso con un camión de alto tonelaje que fue simplemente arrastrado y doblado como papel.
Algunas explosiones ocurrieron por algunos derrames de bencina de los estanques que se rompieron a su paso.
El cuerpo del joven se encontraba ahora suspendido en el aire, a escasos centímetros del suelo, cosa que uno de sus amigos logró observar con cierta extrañeza. Se encontraba a escasos metros de un edificio que cerraba su paso, pero seguía avanzando, hasta que se incrustó en el, rompiendo la estructura como si nada. Los gruesos pilares llenos de fierro forjado fueron simplemente desplazados y cortados como hilos de coser, haciendo que la estructura se inclinara levemente, rompiéndose algunos vidrios en los pisos superiores y produciendo pánico entre los curios que estaban más próximos.
Finalmente atravesó el edificio por completo arrollando todo cuanto encontraba a su paso en su interior.
Sus amigos iban quedando atrás, ya era imposible seguirle a pié. Algunos comenzaron a seguirle en vehículo mientras un par de helicópteros ya notificados del acontecimiento se acercaban desde el aire.
Habían transcurrido por lo menos un par de horas, y el cuerpo del muchacho, aún rígido, seguía avanzando imparablemente, llevando ya varios kilómetros recorridos.
Tras varias horas, su velocidad era increíble, ni siquiera los helicópteros ya podían seguir su marcha. Prontamente las fuerzas especiales de la armada se organizaron en su búsqueda, enviado algunos aviones de artillería pesada tras de el.
Le siguieron entonces y desde el aire usaron detectores térmicos, ya que por la baja altura el radar no entregaba señales. Cruzó rápidamente por las montañas, perdiéndose por debajo de la cordillera, siendo imposible su búsqueda. Rápidamente fueron notificadas las zonas fronterizas, y en los noticieros se hablaba de un fenómeno paranormal.
En el país vecino, apareció de pronto la estilizada figura del muchacho, cruzando la frontera a gran velocidad e internándose en las regiones selváticas, y luego la zonas pobladas de las ciudades próximas que se iba encontrando, ocasionando similares destrozos.
En innumerables ocasiones se podía apreciar su cuerpo enterrado bajo tierra y en otras ocasiones, suspendido en el aire a varios meros de altura.
La noticia se hizo mundial, ya habían pasado más de seis horas y había irrumpido en varios países.
Tras el alboroto, sus amigos meditaban sobre el asunto, revisando una y otra vez el pavimento destrozado y las estructuras que dejó a su paso.
- Esperen, esperen, dijo uno de sus amigos, ya sé lo que sucede -.
Todos le miraron incrédulo. El joven se recostó en el piso, ubicando su rostro boca a bajo justo en el punto de inicio, y miró hacia donde se había desplazado su amigo.
- Ahora entiendo – replicó con convicción.
- ¿Qué… qué… corearon todos?
- Observen por aquí -, dijo. – Si se fijan, es como si fuese un tubo por donde el pasó.
Muchos escucharon sin entender sus palabras, pero todos constataron el hecho de que se había formado un vacío rectilíneo por donde pasó el muchacho, que se perdía en el horizonte.
- Pero qué significa… se mormuraba de distintos lados.
Entonces el joven miró a sus amigos, y dijo:
- No es lo que pensamos, sino todo lo contrario, y sólo debemos esperar 18 horas.
- ¿18 horas para qué?, ¿qué sucede? Explícate…
- Para que se cumplan las 24 horas, respondió.
- ¿Qué?, se escuchó como un eco repetitivo entre la muchedumbre.
- Está claro, lo que sucede, es…
- ¿Qué? ¿Qué? Apuraban todos a su respuesta.
- Lo que sucede, es que el se detuvo, y nosotros continuamos, él no va más rápido, sino, somos nosotros los que nos movemos con el eje terrestre. El se detuvo en este punto y por consiguiente volverá acá mismo, para luego…
- ¿Para qué?... interrumpieron los presentes.
- Para empezar todo de nuevo...
Dicho esto todos se miraron incrédulos, atónitos, confundidos, asustados, y después de algunos minutos sólo los que comprendieron, supieron la verdad de todo, y entonces, pacientes esperaron…
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