05 noviembre, 2010

Estómago


La sensación extraña de ardor y congojo se acentuaba en su estómago, la tensión del día, alguna enfermedad, u otra causa, como fuese, era intenso, al punto de permanecer durante todo el día. Ciertamente un elemento que distraía sobremanera y se hacía ineludiblemente tangible.

El dolor se acentuaba de una forma intensa alterando la respiración a ratos, produciendo un flujo sanguíneo casi audible en su cabeza. Aún así continuaba su labor, con todo el cuidado y prolijidad que siempre le caracterizaba. No podía ignorar algo tan evidente, pero debía continuar la faena, disimulando el pesar para no recibir preguntas típicas.

Su vista, en ocasiones se perdía en lo más profundo de la intensidad de lo que sentía, y se refugiaba en la resistencia de la omisión. Había que continuar, porque sólo lo tangible y concreto es valedero en esta vida, por lo menos esa era su más férrea convicción.

Aún así, teniendo las cosas tan claras en su mente, su dolor le distraía.

Ojala tuviese una cura, pero eso es sólo un sueño, una utopía, un doctorado que no se lleva. Eso fue ayer, y hoy es hoy, quizás no sea muy diferente, o quizás, con un poco de suerte, sería menos, pero ciertamente lo que es crónico no desaparece como si nada.


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