28 noviembre, 2010

Identificadores


Desde la infancia he observado cómo ha ido evolucionando este mundo sistémico. No obstante, hay cosas que están intrínsecas en el ser, y que pese a todo lo que ocurra, existen desde tiempos remotos, tanto así como los sueños o un pensamiento vívido en la mente.

Después de tanto tiempo, muchas de esas cosas, coinciden, o las vemos convertidas en películas. Hace un buen tiempo, tuve la oportunidad de ver un ejemplo tangible de ello, en la maravillosa película “What dreams may come” dirigida por el Neo Zelandés Vincent Ward en 1998, en donde participó como actor principal el gran Robin Williams, basado en una novela del norteamericano Richard Mathenson por allá por los años 1978, (también creador de “I Am Leyend”), que representa en cierto modo este concepto.



No existe forma alguna de recordar más allá de lo que se nos tiene permitido, pero hay ocasiones en que estos simples destellos se manifiestan, en lo que observamos y nos cautiva, o en los mismos dibujos que desarrollamos consciente o inconscientemente. Un árbol, un ojo, el volar, etc. Quizás, más allá de nuestro nacimiento, quizás más allá de nuestra muerte, en otras vidas, si es que existen, o en otros sueños, si es que despiertos estamos en realidad.

Podría citar muchos ejemplos, como cuando caminamos con un objetivo fijo en la mente, casi indiferentes a lo que nos rodea, y sin embargo, por algún motivo nos detenemos de improviso a observar algo puntual que nos cautiva intensamente, llamando profundamente nuestra atención.

Muchas veces, hablamos por teléfono, o realizamos alguna actividad laboral, o de cualquier tipo, y mientras sujetamos un lápiz, el papel se llena de rayas inentendibles, que generalmente no prestamos importancia.

Quizás sean señales, indicadores, sublimes, sutiles, escapados como pequeños destellos de este diseño “perfecto” llamado sociedad, vida o existencia, que nos permite percibir aquella sensación casi eléctrica de un encuentro con lo inesperado.
Independiente de la fe o del credo colectivo, existe algo en nuestro interior que nos permite identificar lo que no se nos está permitido ver, aún más allá de los sueños.

¿Por qué es especial?, pese a sus virtudes y defectos, independiente a que si es predecible o no, común o no común, lo es, y simplemente lo es, porque algo se ha escapado a esta supuesta y tangible “realidad”, que no ha permitido identificar un pedacito de luz, que nos guía por un camino incierto llamado, “verdad”.

25 noviembre, 2010

Tamaño


Podríamos filosofar mucho respecto al espacio y tiempo, fusionar estos conceptos, descomponerlos, etc. Pero en esta oportunidad prefiero algo más gráfico e interactivo que me pareció bastante interesante, y que con gusto comparto, para especular en lo pequeños y grandes que somos…

http://dk.filmomania.pl/j/Scale_of_Universe_In93570.swf

Negro


Caminaba a pasos tranquilos, livianos, tenues y silenciosos, casi flotando sobre la superficie de un piso que no podía ver, ni tocar con los pies. Avanzaba o permanecía, no había frontera, no había dolor, ni goce, ni sufrimiento, la mente estaba limpia, libre y pura, casi como el primer día antes de nacer. Todo era inmenso, enorme y eterno como la nada, que en realidad era, porque sus aparentes pies se movían. Nada interrumpía su caminar ni su vista, y a su vez, nada podía ver, ni si quiera sus manos, si es que algún vestigio de todo eso existía.

Nada aparecía, estaba inserto o quizás fuera de todo, como si fuese ajeno y propio a la vez. Era solitario, altanero, soberbio, así era, el abismo que le envolvía, alrededor, arriba y bajo el.

No existían distancias, ni rutas, ni tranvías, sólo la enormidad de la nada en la profunda paz que suponía.

Los pasos siguieron siendo narrados, expuestos con generosidad, con intriga, eran propios, y sin embargo escapaban de su ser. Negro era, en su recuerdo oscuro, que escuchaba y que no era más que una luz que se apaga justo en el preciso momento del saber, en un espacio intangible, sin noche, sin día, más que con sólo la sensación nítida de una inmensidad a sus pies, sin un antes, ni un después, que le gobernara.

No era la primera vez, y no sería la última, en que un sueño o una realidad alternativa, surge en el portal que por algún motivo nos muestra a la salida.

Predecible


Introducción

Qué interesante palabra, que se puede preveer, o es demasiado evidente su resultado o secuencia. Es anticipable. Hasta este mismo escrito lo es.

Saber o no saber, he ahí la pregunta, pero sin necesidad de una respuesta, porque ya la sabemos.

Muchas veces me he encontrado con personas que observan a los demás y sacan conclusiones de cómo son o como seguirán siendo en sus vidas. A veces aciertan, a veces se equivocan.

Por ejemplo, la fe, que es algo tan importante en la armonía de cada ser humano, noble y respetable, pero en dónde siempre hay quienes se aprovechan de los ilusos. Un hecho predecible, que finalmente se convierte en algo tangible, ineludible, inevitable, y económicamente posible.

Predecible, por no decir, vulnerable, normal, común, rancio, encasillable, clasificable, esperable, bajo términos razonables, que así parecen.

Entonces, si así es, también significaría, fastidioso, latero tedioso, empalagoso, y pese a ello, lo disfrutamos, incluso lo reiteramos, me refiero a aquellas cosas que nos gusta, y que repetimos una y otra vez, aunque sabemos su resultado.

Predecible

Tostadas y mantequillas en la mañana, y así cada día, que predecible, y que reconfortante era mirar el sol entrando desde la ventana.

Hagan sus apuestas señores, se escuchaba, mientras se lanzaban cuatro dados sobre una mesa llena de números. Era el intento número 10 de 20, mientras su rostro se embutía sobre la mesa. Los dados giraban como si fuese todo en cámara lenta mientras se aquietaba el ajetreo desordenado de quienes tumultuaban el lugar.

Cuando los dados cesaron de rodar, 4 números iguales indicaban al ganador, quién recibió un contundente premio, ante el asombro de quienes con envidia le miraban.

Una más, una más, pensaba, aunque ya sabía cual sería el resultado. Empuñó su mano envolviendo los dados bajo sus dedos y se detuvo ahora él un instante. Los miró, y sólo vio un número, nítido, en su mente, y en un impulso evidente, los lanzó con la exacta potencia que percibió necesaria.

Un número más que en su lanzamiento anterior, cogió su dinero, y se retiró sin gesticular emoción alguna.

Estaba seguro. Lo sabía…. ¿O no?

21 noviembre, 2010

Imágenes


Solo sé que necesito dormir en este preciso momento, es extraño, son las 15:47 de un día Domingo cualquiera. Todo es paz. De pronto me veo inclinado sobre mi escritorio, con la cabeza apoyada sobre la mesa, y cierro mis ojos. Lo único que veo, es la imagen de mi pequeña, del día de ayer, que por algún motivo me pidió la cámara de mi teléfono para sacar una foto hacia una plaza desde un edificio, a más de diez pisos de altura.

Habló algo de querer guardar la historia, para la posteridad, para la descendencia. Qué extraño es, cerrar los ojos y recordar aquella sensación, tan sólo fue un instante que se vuelve tangible otra vez, en un hecho que se materializa en una simple foto. La imagen, un escenario que de varios pisos que se estaba montando, personas que parecían hormigas desde las alturas, y la techumbre de una iglesia bajo un cielo despejado.

Por qué es importante..., porque simplemente lo es, y por algo lo escribo. Pero no siempre se puede interpretar todo lo que se siente alrededor, ese es un atributo que se nos está vedado.

¿Qué significa?... no lo sé.


19 noviembre, 2010

Cambiar el Ciclo


Introducción

Días raros pueden suceder todos los días, obviamente sin que nos demos cuenta de lo que sucede. Hoy no fue distinto.Pequeños detalles que muy a menudo pasamos por alto, pero están ahí, en aquellas fracciones de segundo en que la lucidez nos ilumina.

Cambiar el Ciclo

Los zombis deambulaban por la zona céntrica de la agitada ciudad, miraban pero no observaban, caminaban casi con la vista perdida en la razón que los movía, cada uno con un destino propio, pero todos parecían sin dirección, aparentemente independientes, con vidas propias, pero sumergidos en sus diarias rutinas, enceguecidos con su propia realidad.

De pronto, así como las hormigas, se esparcieron ante mí. El motivo… simple, un hombre dorado con apariencia de minero que permanecía inmóvil ante la muchedumbre indiferente, de pronto se movió. De los pocos que se detenían a mirar, uno joven con unas monedas se acercó a depositarlas en un tarro pequeño puesto sobre un paño. Cuando el muchacho se acercó, un repentino movimiento del hombre inmóvil y rápido un grito le asustó, así como a varios de los cercanos. En el fondo, fue una pequeña acción, que sacó varias sonrisas a relucir, incluyendo la mía, pero por motivos muy diferentes.

Ya de noche ya en casa, en soledad, miraba mi serial (“House”), mientras realizaba algunas revisiones en un PC. Entonces fue que sentí su presencia. Agudicé mis oídos, pero todo parecía sigiloso. Bajé la respiración y por consiguiente las pulsaciones hasta el punto de no sentirlas. Apenas se escuchaba, y entonces lo oí. Pensaba que alucinaba, pero no, ahí estaba, apenas a unos escasos metros de mí, inmóvil también, como el hombre dorado, mirándome también.

Asqueroso y apestoso era, y sobretodo sigiloso, todo estaba herméticamente cerrado, un verdadero claustro, que no impidió su intromisión. Saltó desde no sé donde, me paré enseguida, lo seguí y finalmente lo acorralé ya no podía escapar, sentí su desesperación, lo seguí como pude hasta que finalmente se esfumó.

Percibí el temor de uno más pequeño, así como el del jóven, así como otros temores que no describiré, agenos, pero muy cercanos. Reacciones, normales y naturales ante un evento repentino, que en alguna medida alteraron el órden cotidiano de las cosas.

Nada especial, en apariencia, pero coincidía plenamente con un correo recibido de alguien durante la mañana, en donde una frase mencionaba exactamente lo que sucedería, indicando que “Algo simple puede 'cambiar' el ciclo”.

Lo cierto, es que hoy, algo cambió.

Y mañana…



17 noviembre, 2010

Dos Micronios


Apernado a su silla se encontraba, con sus manos diestras y veloces. Transcribía sus pensamientos mientras un calor arrollador encendía sus mejillas. La sensación sofocante del ambiente era en apariencia seco, pero su cuerpo parecía húmedo. Preguntó a algunos si sentían calor, pero era el único en aquel ambiente refrigerado.

Cientos de papeles virtuales se construían a una velocidad increíble y a una frecuencia imparable, sin importar que fuese, debía entregar una respuesta a cada uno. Cosas de trabajo eran, como el infinito espacio que le separaba de su planeta natal.

Se había adaptado a las condiciones rutinarias de los humanos, pero no frecuentaba la aceptación, la sensación de estar enclaustrado era parte del aprendizaje que debía pasar en los dos micronios de tiempo otorgados.

Cada micronio era el equivalente a 40 años terrestres, y ya había ocupado el primero de ellos. Pese a su adaptabilidad ante las condiciones establecidas, el tiempo era algo que jugaba en contra, pues sabía perfectamente lo que vendría en el siguiente micronio.

Había observado a alta velocidad los eventos celulares de la especie, y se prestaba a concluir la hipótesis en la cual se encontraba trabajando, no obstante el tiempo apremiaba, y debía entregar su trabajo. Entonces se quedó meditando un rato, y luego pensó… y ¿A quién?

16 noviembre, 2010

Descalzo


Las piedras filosas y calientes se anunciaban bajo sus pies, pese a ello, su caminar no mermaba, y continuaba con obstinación en una sola dirección. El sol sobre su rostro había dejado su huella, y pese a la enormidad y su sed, continuaba.

Sus pasos que una vez fueron rápidos, decaían en cámara lenta, un viaje casi interminable e incierto, donde las dunas saturadas de piedra abundaban en extremo.

Se sacó sus finos zapatos, y a pié descalzo continuó su marcha, bajo las sensaciones corpóreas que le inundaban y sus nauseas. Era una molestia inevitable pero necesaria, algo que llevar a cuesta para solo entender lo mucho y poco que faltaba.

La distancia era extraña, entre nublado su vista borrosa a ratos parecía vislumbrar agua, pero el paisaje, en kilómetros no cambiaba. Sus pies estaban heridos, pero estaban más cómodos, como si la pompa de unos lujosos zapatos ya no importara.

Era cuestión de tiempo, apenas un momento, uno para caminar, uno para ir descalzo sobre el agua que siempre imaginaba. A fin de cuenta que era real, que no lo era, entre muchas las piedras que contaba.

Un rato pasó, y justo cuando despertó, tocó sus labios resecos y sólo pensó en un vaso de agua, que bebió con apuro y alivio mirando sus pies, que descalzos estaban.

12 noviembre, 2010

Detención


Introducción

Todo en la vida es movimiento, pero que sucede si algún día alguien pudiese estar quieto. Imposible, tal vez, pero esta historia indica una ley del movimiento, que va más allá de lo que en este extraño universo comprendemos.

Detención

El muchacho era dinámico, jovial, rebosante de energía y vitalidad, siempre caminaba como era de costumbre, por las calles de su ciudad en dirección a su casa de estudios. Todo era normal, hasta que poco a poco comenzó a mitigar su paso, quedando atrás del grupo.

Sus amigos le incitaban a que se apuraran, entre bromas que siempre se hacían entre ellos. Pero el muchacho sólo atinó a extender su mano, hasta que en un momento dado ya no caminó más. Sus compañeros se preocuparon y le fueron a buscar, rodeándole. – Compadre, ¿Qué te pasa?, estás pálido. El joven no se movió de su posición.

Le sujetaron de los brazos y trataron de acomodarlo, pero notaron de inmediato que su cuerpo se encontraba rígido. Ante el asombro, trataron entre todos de mover su cuerpo de la ubicación en que se encontraba, y nada, ni si quiera entre cinco lograron bajar o doblar su brazo extendido, y mucho menos tumbarlo.

Intentaron por varios minutos, percatándose que ni siquiera la textura de sus ropas se movía. La calle casi desierta que solían caminar, prontamente se llenó de curiosos que trataban de saber que sucedía. Tras una hora transcurrida, no notaron ningún cambio, era como si todo en el se hubiese detenido por completo. No obstante, uno de sus compañeros notó algo extraño, y casi imperceptible a simple vista, y es que todos ya no se encontraban en el mismo lugar, sino varios metros más adelante en la dirección que caminaban.

Entre todos comentaron el imperceptible desplazamiento, sin encontrar lógica aún en la rigidez de su amigo. Prontamente la desesperación incomprensible de la situación llenó de cada vez más curiosos el lugar.

Uno de los muchachos observó además que el piso de concreto estaba profundamente rayado justo bajo los pies de su amigo “inmóvil”. Los metros que habían avanzado era exactamente lo que las marcas, cada vez más profundas, indicaban. En cuestión de minutos, aquella figura detenida, se iba desplazaba cada vez más rápido, enterrando sus pies y luego sus piernas en el suelo, rompiendo el pavimento que tocaba.

Pasaron así varios minutos, mucha gente consternada, al ver la destrucción que se iba formando en su trayecto. El joven, aún completamente inmóvil, se iba alejando cada vez más del lugar, dejando a tras a muchas personas que le seguían a la carrera.

Un reportero que coincidentemente se encontraba en el lugar, se encargó de transmitir el fenómeno por televisión, lo que originó que prontamente llegaran algunos servicios de ciudadanía y seguridad.

La calle frente al muchacho se desviaba perpendicularmente, por lo que se esperaba que parase frente a los vehículos estacionados y el edificio próximo. Nada le detenía, y todo lo que estaba a su paso era arrollado por su cuerpo, que le iba envolviendo en una especie de aura de energía esférica a su rededor. El primer vehículo que encontró a su frente, fue simplemente arrollado y partido en dos, y así continuó con los subsiguientes, incluso con un camión de alto tonelaje que fue simplemente arrastrado y doblado como papel.

Algunas explosiones ocurrieron por algunos derrames de bencina de los estanques que se rompieron a su paso.

El cuerpo del joven se encontraba ahora suspendido en el aire, a escasos centímetros del suelo, cosa que uno de sus amigos logró observar con cierta extrañeza. Se encontraba a escasos metros de un edificio que cerraba su paso, pero seguía avanzando, hasta que se incrustó en el, rompiendo la estructura como si nada. Los gruesos pilares llenos de fierro forjado fueron simplemente desplazados y cortados como hilos de coser, haciendo que la estructura se inclinara levemente, rompiéndose algunos vidrios en los pisos superiores y produciendo pánico entre los curios que estaban más próximos.

Finalmente atravesó el edificio por completo arrollando todo cuanto encontraba a su paso en su interior.

Sus amigos iban quedando atrás, ya era imposible seguirle a pié. Algunos comenzaron a seguirle en vehículo mientras un par de helicópteros ya notificados del acontecimiento se acercaban desde el aire.

Habían transcurrido por lo menos un par de horas, y el cuerpo del muchacho, aún rígido, seguía avanzando imparablemente, llevando ya varios kilómetros recorridos.

Tras varias horas, su velocidad era increíble, ni siquiera los helicópteros ya podían seguir su marcha. Prontamente las fuerzas especiales de la armada se organizaron en su búsqueda, enviado algunos aviones de artillería pesada tras de el.

Le siguieron entonces y desde el aire usaron detectores térmicos, ya que por la baja altura el radar no entregaba señales. Cruzó rápidamente por las montañas, perdiéndose por debajo de la cordillera, siendo imposible su búsqueda. Rápidamente fueron notificadas las zonas fronterizas, y en los noticieros se hablaba de un fenómeno paranormal.

En el país vecino, apareció de pronto la estilizada figura del muchacho, cruzando la frontera a gran velocidad e internándose en las regiones selváticas, y luego la zonas pobladas de las ciudades próximas que se iba encontrando, ocasionando similares destrozos.

En innumerables ocasiones se podía apreciar su cuerpo enterrado bajo tierra y en otras ocasiones, suspendido en el aire a varios meros de altura.

La noticia se hizo mundial, ya habían pasado más de seis horas y había irrumpido en varios países.

Tras el alboroto, sus amigos meditaban sobre el asunto, revisando una y otra vez el pavimento destrozado y las estructuras que dejó a su paso.

- Esperen, esperen, dijo uno de sus amigos, ya sé lo que sucede -.

Todos le miraron incrédulo. El joven se recostó en el piso, ubicando su rostro boca a bajo justo en el punto de inicio, y miró hacia donde se había desplazado su amigo.

- Ahora entiendo – replicó con convicción.
- ¿Qué… qué… corearon todos?
- Observen por aquí -, dijo. – Si se fijan, es como si fuese un tubo por donde el pasó.

Muchos escucharon sin entender sus palabras, pero todos constataron el hecho de que se había formado un vacío rectilíneo por donde pasó el muchacho, que se perdía en el horizonte.

- Pero qué significa… se mormuraba de distintos lados.

Entonces el joven miró a sus amigos, y dijo:

- No es lo que pensamos, sino todo lo contrario, y sólo debemos esperar 18 horas.
- ¿18 horas para qué?, ¿qué sucede? Explícate…

- Para que se cumplan las 24 horas, respondió.
- ¿Qué?, se escuchó como un eco repetitivo entre la muchedumbre.

- Está claro, lo que sucede, es…
- ¿Qué? ¿Qué? Apuraban todos a su respuesta.

- Lo que sucede, es que el se detuvo, y nosotros continuamos, él no va más rápido, sino, somos nosotros los que nos movemos con el eje terrestre. El se detuvo en este punto y por consiguiente volverá acá mismo, para luego…
- ¿Para qué?... interrumpieron los presentes.

- Para empezar todo de nuevo...

Dicho esto todos se miraron incrédulos, atónitos, confundidos, asustados, y después de algunos minutos sólo los que comprendieron, supieron la verdad de todo, y entonces, pacientes esperaron…

10 noviembre, 2010

Día de Frutas


Día de Frutas

Salí apenas unos minutos, tan rápido como pude volví con una compota de frutas en conserva bajo mi brazo. El tiempo arrasaba en su transcurso infalible, al parecer nunca hay tiempo, para comer, para dormir, para estar con la familia, para trabajar, en fin. Algo que indudablemente a muchos les pasa, sobretodo en una ciudad vertiginosa.

Se supone que comúnmente el día se distribuye en:

1 hora es para levantarse y prepararse para salir
1 horas de transporte, para llegar a la pega y dejar a los niños
9 horas para trabajar
1 hora de colación
1 horas de transporte, para llegar a la casa
1 hora de preparativos varios con la familia y comunicarse, etc
1 hora para cenar
1 hora de tareas escolares
1 hora para preparar cosas para el otro día
6 horas para dormir


O un montón de otras cosas, música, tv, lectura, escribir, jugar, meditar, etc…

Total 23 horas, entonces pensé, pero esto no me cuadra, que he hecho en 1 hora que me sobra. Haaaa…, cierto, los extraterrestres.

En fin, es sólo un ejemplo, seguramente otros dormirán más, o su transporte sea menos minutos, o trabajarán más horas o menos horas, o podrán hacer otras actividades, amigos, gimnasio, estudios, arte, deporte, jobi, o cualquier otra cosa extraprogramática. Como sea, el tiempo se va, y mientras escribo, miraba mi compota de frutas ya casi vacía, y digo… Ups!, se acabó el tiempo.

Bueno, en síntesis, no importa lo que cada uno haga, lo importante es saber disfrutar cada tiempo presente, el de ahora, el de ayer, y el de siempre.



Pd. Este no es mi itinerario, simplemente es un ejemplo genérico.


09 noviembre, 2010

Y aquel día diré… ?


Introducción

Primero fue una multitud, y recuerdo haber improvisado algunas palabras, se que ahora serán unos cuantos, para que finalmente sean unos pocos. La luz incierta de una vela se va apagando y eso me angustia sobremanera, pero es parte de la naturaleza de la vida, donde algo se inicia, algo termina, como el eterno caminar de un principio y un fin, que a todos nos toca. Y para ser sincero, realmente no sé lo que diré aquel día.


Y aquel día diré… ?

Quiero agradecer su compañía en este día tan emotivo, y quisiera decir que no importa lo que hagamos, todos algún día viajaremos hacia ese otro mundo, lleno de paz eterna.
Es por eso que siempre debemos disfrutar el momento presente en que estemos, más allá del dolor, más allá de un pesar, siempre tendremos aquellos pequeños instantes de felicidad que no debemos dejar escapar, como el pasto verde y generoso bajo nuestros pies ahora, el hermoso paisaje que nos rodea, o el simple hecho de no sentirnos solos cuando estamos aquí, unidos por un motivo.

No pierdan el tiempo en discusiones, no desperdicien una sonrisa por cosas banales, materiales o egoístas, dejen de lado las discusiones y encaminémonos hacia los momentos que nos hagan más felices, contagiemos dicha felicidad, dejemos un poco de hablar de remedios, rencores o meras ambiciones, y recordemos aquellos tiempos fértiles que hemos vivido, recordemos nuestra historia bella, sin importar la cruz que llevemos.

Sólo les digo, que no es necesario proyectarse tanto, cuando la vida es tan incierta, sobre todo en estos tiempos de ahora. Todo cuanto hagamos en este presente, es lo que cosechamos, y es lo que nos alimenta. No fuercen los buenos momentos, más bien disfruten los que ya tengan, recordemos las cosas buenas que nos han pasado, porque de todo hay, y dentro de todo siempre existirá algo que apreciemos con cariño y entrega.

Sólo eso… gracias.

Septiembre 2014.

07 noviembre, 2010

Gotas


Las gotas de agua se dejan caer con suavidad, el sonido constante de cada esfera brillante se podría contar, pero la limitada visión de los sentidos las hace imposible de calcular. Un día de intenso calor, otro día de frío, raros son estos los días en que la ausencia presente se hace elocuente.

Curiosamente, me detengo, tan sólo unos minutos para desahogar quizás el hecho de un pensamiento, que se cobija bajo el dulce sonido del agua y de la tierra mojada. Una vez más, se abre una ventana de tiempo en donde desde esta silla puedo ver el universo.
El dormir se hace errático, ya casi sin horario, ya casi sin soplo de lo que es o de lo que siento. Sólo sé que aún me acompaña, como si todo fuese una constante lucha entre lo que es y lo que debo.

Sí, lo sé, aún sin estar, ahí permanece, como la lluvia que escucho y que florece, repentina, sin esperar, sin quedarse y sin dimitir lo que por lógica permanece.
Siglos han pasado, y aún llueve, no recuerdo como fue, porque los recuerdos están vedados, para no saber lo que viene. Aún así, algo veo, y lo guardo con profundo respeto, porque nadie más puede ver a través de la lluvia que fluye transparente.
Muchas veces todo se distorsiona, otras veces se esclarece, y nada de eso supera el diálogo que sin duda, aún permanece.

No sé como apagar esta radio, y no sé si quiera hacerlo, es una tecnología maravillosa que no funciona de la manera que uno siempre quiere. Es así la naturaleza, con sus armónicos sonidos que afloran en un jardín, con las gotas que caen eternamente, aquí y donde fuese.

05 noviembre, 2010

Estómago


La sensación extraña de ardor y congojo se acentuaba en su estómago, la tensión del día, alguna enfermedad, u otra causa, como fuese, era intenso, al punto de permanecer durante todo el día. Ciertamente un elemento que distraía sobremanera y se hacía ineludiblemente tangible.

El dolor se acentuaba de una forma intensa alterando la respiración a ratos, produciendo un flujo sanguíneo casi audible en su cabeza. Aún así continuaba su labor, con todo el cuidado y prolijidad que siempre le caracterizaba. No podía ignorar algo tan evidente, pero debía continuar la faena, disimulando el pesar para no recibir preguntas típicas.

Su vista, en ocasiones se perdía en lo más profundo de la intensidad de lo que sentía, y se refugiaba en la resistencia de la omisión. Había que continuar, porque sólo lo tangible y concreto es valedero en esta vida, por lo menos esa era su más férrea convicción.

Aún así, teniendo las cosas tan claras en su mente, su dolor le distraía.

Ojala tuviese una cura, pero eso es sólo un sueño, una utopía, un doctorado que no se lleva. Eso fue ayer, y hoy es hoy, quizás no sea muy diferente, o quizás, con un poco de suerte, sería menos, pero ciertamente lo que es crónico no desaparece como si nada.


04 noviembre, 2010

Cuando ausente estás


Introducción

Ayer fue un día de esos, trágico, pero en fin, como siempre digo, cada día es diferente, y siempre es preferible rescatar lo positivo. Hoy ya es otro día, y pese a lo nublado de la mañana ya ahora por fin se vislumbra un poco de sol. Bueno, esta historia es algo así, como estar en un estado y luego en otro, o como un diálogo que de pronto se transforma en ausente por un rato.

Cuando ausente estás

La vista perdida se congelaba por algunos minutos en la nada. Sus lentes cuadriculados, livianos y delicados se detenían con el reflejo de las palabras que entregaba.

El cable a lo terrenal se desvinculaba y uno a uno sus sentidos se apagaban, motivados quizás por un intenso pensamiento, que luego se transformaba en una desconexión total, enmudeciendo paulatinamente su voz como primera síntoma. La inmovilidad de su cuerpo aún sobre la silla, denotaba que ya todo a su rededor dejaba de existir, el silencio elocuente de su interior se acentuaba notoriamente al no reaccionar ante algunos gritos de niños que hacían sus actividades al rededor. Luego su vista perdida se congelaba a través del enorme ventanal de la puerta que miraba, escapando hacia un mundo de inexistencia que a su vez le cautivaba.

Así estuvo, ausente, por varios minutos, sin escuchar, sin ver, sin sentir nada, de nada. ¿Dónde estaba?

Lo curioso es que mantenía el equilibrio, así como los signos vitales, que parecían independientes a su voluntad. Todo funcionaba, aún cuando no se piensa en su funcionamiento. En definitiva, ya no estaba.

Cuando por fin reaccionó, sus ojos pestañaban veloces con cierto grado de desorientación, y quién le acompañaba desde la otra silla, había desaparecido de su vista, encontrándose de pie en otro lado, revoloteando su palma extendida frente a su rostro, tratando de liberar aquel trance interminable.

“Despertó”, entonces volteó y miró hacia arriba con un dejo de rubor, dejando entrever que sus palabras casi rumoreantes se hacían coherentes a un estado ausente.

Por algunos minutos se está ausente, en un lugar donde nada había, encontrándonos en un mundo donde ni las palabras, ni las voces existen, en un tiempo que desaparece, y donde la eternidad se toca a la razón de un segundo, que comienza en el mismo instante donde se inicia.

Después de eso, todo siguió su camino, una vez más, como si nada.

Día de porquería

Día de porquería, que bueno que ya terminó.

Todos los días son distintos, y...

Mañana se hará de un nuevo sol.

02 noviembre, 2010

Fusión


Irrumpiendo gratamente en sueños, se encontraba con su presencia volátil, dispuesta y serena, sin mayores miramientos hacia una comprensión ansiada y compleja. En el rectángulo se filosofaba un acuerdo que les llevaría al entendimiento mutuo y una armónica convivencia. No obstante, sin más, uno de ellos se alejaba a ratos, con pasos cortos y dudosos, pero en buenos términos, conciente de que estaría siempre presente, pese al tiempo, siendo incertidumbre lo que vendría.

Uno de ellos, era el más preocupado, buscaba la forma de conciliar. El otro buscaba un punto de entendimiento que le permitiera aceptar, mientras que el siguiente buscaba estar y su vez su libertad. Todos buscaban algo, por consiguiente, todos trataban de entender el por qué, sin saber cómo o un después.

Lo obvio era ineludiblemente tangible, pese a ello, la emotividad les envolvía, confundiendo la razón bajo una necesidad común y universal.

La tolerancia, la aceptación, la adaptación eran temas cruciales, sin embargo, la individualidad estaba latente. Pese a ello, la fusión se daba en una forma extraña y serena.

Todo se volvía difuso, muy parecido a un entonces, pero bajo otro escenario, ya no de noche, sino de día, con pocos, sin caos, sin desesperación, pero sí cierta ansiedad y armonía. Temprano era, en una mañana donde el sol iluminaba la situación desde una ventana sellada. Una puerta estaba abierta, a sus plenas anchas, blanqueando aún más aquel lugar, rincón celeste de encuentro y lejanía, donde todo empieza, y donde todo termina.

Un sueño a la vez, y ahora muchos más que antes, como si el tiempo no bastara para señalar los pasos de aquellos finos zapatos en su travesía. A fin de cuenta, nada es rectilíneo, porque por un u otro motivo, por más que se evite, se devuelven los hilos, en las curvas que proporciona la sabiduría.

La eterna dimensión de lo imposible se hace tangible en la mente, y aunque no se comunique estará ahí para quién lo sigue. Las respuestas, tantas veces buscadas, no son más que las propias preguntas que nacen de un interior rebuscadas.

Amanece ya, es un nuevo día, y como todo sueño, las imágenes se desvanecen en la nada, pero pese a todo lo que suceda, la sensación queda, infinita, magistral y serena, en este mundo interior donde alguna vez se encontrarán nuevamente las respuestas hacia una fusión plena.