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Después de tanto tiempo, muchas de esas cosas, coinciden, o las vemos convertidas en películas. Hace un buen tiempo, tuve la oportunidad de ver un ejemplo tangible de ello, en la maravillosa película “What dreams may come” dirigida por el Neo Zelandés Vincent Ward en 1998, en donde participó como actor principal el gran Robin Williams, basado en una novela del norteamericano Richard Mathenson por allá por los años 1978, (también creador de “I Am Leyend”), que representa en cierto modo este concepto.
No existe forma alguna de recordar más allá de lo que se nos tiene permitido, pero hay ocasiones en que estos simples destellos se manifiestan, en lo que observamos y nos cautiva, o en los mismos dibujos que desarrollamos consciente o inconscientemente. Un árbol, un ojo, el volar, etc. Quizás, más allá de nuestro nacimiento, quizás más allá de nuestra muerte, en otras vidas, si es que existen, o en otros sueños, si es que despiertos estamos en realidad.
Podría citar muchos ejemplos, como cuando caminamos con un objetivo fijo en la mente, casi indiferentes a lo que nos rodea, y sin embargo, por algún motivo nos detenemos de improviso a observar algo puntual que nos cautiva intensamente, llamando profundamente nuestra atención.
Muchas veces, hablamos por teléfono, o realizamos alguna actividad laboral, o de cualquier tipo, y mientras sujetamos un lápiz, el papel se llena de rayas inentendibles, que generalmente no prestamos importancia.
Quizás sean señales, indicadores, sublimes, sutiles, escapados como pequeños destellos de este diseño “perfecto” llamado sociedad, vida o existencia, que nos permite percibir aquella sensación casi eléctrica de un encuentro con lo inesperado.
Independiente de la fe o del credo colectivo, existe algo en nuestro interior que nos permite identificar lo que no se nos está permitido ver, aún más allá de los sueños.
¿Por qué es especial?, pese a sus virtudes y defectos, independiente a que si es predecible o no, común o no común, lo es, y simplemente lo es, porque algo se ha escapado a esta supuesta y tangible “realidad”, que no ha permitido identificar un pedacito de luz, que nos guía por un camino incierto llamado, “verdad”.