05 mayo, 2010

"Send o no Send"

Introducción

Las obligaciones son así, hay que estar en un constante movimiento y siempre cortos de tiempo, corriendo de aquí para allá, vertiginosamente una y otra vez a razón de ser parte integral de una sociedad que nos envuelve y nos absorbe por completo. No obstante, siempe hay y habrán pequeños pero grandes momentos, para meditar y poder respirar un poco de libertad en silencio.

Relato

Hoy, era de mañana, muy cerca de las 10:00 AM, cuando apoyaba mi cabeza sobre la ventana en aquel gigante mecánico de solo cuatro, desde donde podía apreciar en lo cercano muchas figuras naturales que pasaban. Parecían rayas fugaces, como un destello de líneas sin fin, mientras que a lo lejos, todo se iba transformando en un hermoso verdor inmóvil, pero lleno de vida bajo un cielo nublado y nostálgico. Pensaba, oh! Si que pensaba, meditaba con aferro, solo el ruido constante de un motor, en el más profundo de los silencios. Discutía con mi eterno diálogo, como intentando razonar en la nada, los argumentos precisos para que renaciera el entendimiento. Quizás, buscaba la fórmula perfecta, una sola palabra que pudiese resumir todo este universo, pero ahí estaba, dialogando sin palabras, como queriendo extender mis manos y tocar el viento.

Lo curioso, es que cerca de las 11:00 AM, todo desapareció, como si ese universo abstracto e intenso se hubiese interrumpido de improviso. Entonces, la paz interior volvió, aunque el diálogo interno persistía, pero más leve y más ameno. Así fue como la concentración me encausó hacia las obligaciones y responsabilidades propias de mi sendero. Atento estuve, y todo marchó bien, fui bien recibido, con la cordialidad de un grupo humano que me esperaba y a laborar se ha dicho.

Durante ese tiempo, una frase golpeaba mi mente con curioso desenfreno, “Send o no Send”, y me dije, aún no es tiempo. Cuando o como será, eso no lo sé, porque simplemente nadie es adivino.

Al final de la jornada, ya de noche, el agotador y largo camino, de vuelta a casa, unas pocas gotas que me acompañaban, hasta este momento, que es ahora, en que la lluvia es fuerte, y esta vez, toca mi ventana, ahora ya en mi hogar, por siempre querido, en la oscuridad de mi soledad, a veces necesaria, para poder escribir un poco más de lo mismo, como cada día, pero ya más tranquilo.

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