Introducción:
Es día de lluvia, algo escasa, pero necesaria. Es fin de semana y la labor no termina aquí, hay mucho aún por hacer, hay que seguir corriendo. No obstante, es bueno tomar una pausa, aunque sean por unos minutitos, conversar de todo un poco, y porqué no, mejorar tal vez.
Pensamientos:
Quizás existan momentos en que el jolgorio nos permita olvidar, apaciguar, y relajar un poco mejor aquellos fríos que nos envuelven. Mirar el brillo a través de una copa de vino, analizar a las personas, compartir también, vestir un traje negro con algunos brillos o adorno en color rojizo, disfrazados de elegantes bajo la garuga, dejando entre ver unas manos aferradas a un madero que se sumerjen en una reflexión, un pensamiento, único e intenso, pero con una cosa nueva, un alivio.
No todo es en vano, algo importante se ha logrado, por una parte es la concentración que poco a poco vuelve a su curso, tantas veces necesaria, y por otra, el conocimiento eterno de querer saber. A fin de cuentas, por mucho que nos digamos que no seremos capaces de superar las dificultades, al final las superamos. Un proceso lento y prolongado a razón de un quizás, o un tal vez.
Siempre hay que sacar algo positivo de cada situación vivida, y por su puesto, nada es tan malo como se cree, ni tan bueno como se imagina.
EL progreso fluye ahora, y todo va mejor. Lo curioso de todo es que lo intangible ya no duele tanto, y aunque sabemos que existe, será nuestra eterna compañía. El porqué, nadie sabe, es como un socio, un amigo, un compañero, con quién siempre contamos, aún cuando no parezca visible.
La soledad va quedando atrás cuando los amigos se hacen presentes, cada uno con su motivo personal, pero a fin y al cabo, se establecen.
Caminaré por donde siempre, así es mi eterno viaje, y muchas veces estaré en aquella mesita mirando el reflejo de lo que lo que fui, lo que soy y quién sabe si alguna vez podré ver también, lo que seré.
El tiempo no se detiene, y decae a mis pies, las gotas de lluvia mojan mi rostro e iluminan mi cien, en la oscuridad de la noche o bajo un sol hermoso estaré, porque simplemente no lo puedo evitar, y entonces, cada vez, recogeré unas pocas miguitas, que servirán de alimiento, para poder respirar, un poco de la paz, que Dios nos provee.
Estarás bien, lo sé. Así debe ser.
Y yo, bueno… aquí estaré.
Es día de lluvia, algo escasa, pero necesaria. Es fin de semana y la labor no termina aquí, hay mucho aún por hacer, hay que seguir corriendo. No obstante, es bueno tomar una pausa, aunque sean por unos minutitos, conversar de todo un poco, y porqué no, mejorar tal vez.
Pensamientos:
Quizás existan momentos en que el jolgorio nos permita olvidar, apaciguar, y relajar un poco mejor aquellos fríos que nos envuelven. Mirar el brillo a través de una copa de vino, analizar a las personas, compartir también, vestir un traje negro con algunos brillos o adorno en color rojizo, disfrazados de elegantes bajo la garuga, dejando entre ver unas manos aferradas a un madero que se sumerjen en una reflexión, un pensamiento, único e intenso, pero con una cosa nueva, un alivio.
No todo es en vano, algo importante se ha logrado, por una parte es la concentración que poco a poco vuelve a su curso, tantas veces necesaria, y por otra, el conocimiento eterno de querer saber. A fin de cuentas, por mucho que nos digamos que no seremos capaces de superar las dificultades, al final las superamos. Un proceso lento y prolongado a razón de un quizás, o un tal vez.
Siempre hay que sacar algo positivo de cada situación vivida, y por su puesto, nada es tan malo como se cree, ni tan bueno como se imagina.
EL progreso fluye ahora, y todo va mejor. Lo curioso de todo es que lo intangible ya no duele tanto, y aunque sabemos que existe, será nuestra eterna compañía. El porqué, nadie sabe, es como un socio, un amigo, un compañero, con quién siempre contamos, aún cuando no parezca visible.
La soledad va quedando atrás cuando los amigos se hacen presentes, cada uno con su motivo personal, pero a fin y al cabo, se establecen.
Caminaré por donde siempre, así es mi eterno viaje, y muchas veces estaré en aquella mesita mirando el reflejo de lo que lo que fui, lo que soy y quién sabe si alguna vez podré ver también, lo que seré.
El tiempo no se detiene, y decae a mis pies, las gotas de lluvia mojan mi rostro e iluminan mi cien, en la oscuridad de la noche o bajo un sol hermoso estaré, porque simplemente no lo puedo evitar, y entonces, cada vez, recogeré unas pocas miguitas, que servirán de alimiento, para poder respirar, un poco de la paz, que Dios nos provee.
Estarás bien, lo sé. Así debe ser.
Y yo, bueno… aquí estaré.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario