29 mayo, 2010

Veo!


Es curioso, pero en este mismo instante, he vuelto a ver "Hancock", por enésima vez, y con el mismo pensamiento que ayer, intacto al real motivo que me mueve a querer saber. No se trata de héroes, ni de lograr convencer, sino, de algo inexplicable en el interior, que sin importar el por qué, está aquí, día a día, quizás desde antes de nuestro nacimiento. No sé si una regresión nos permita la paz que buscamos en la sabiduría que necesitamos, no sé si tal vez nos encontremos en aquel minuto anterior a nuestro propio tiempo, pero lo que sí sé, es que veo, sin saber porqué, pero veo.

Quizás la ceguera se encuentre en la fe, no hablo de Dios, sino en la creencia de la propia existencia tal cual como la aceptamos. Quizás la verdad se nos está vedada, porque aún no somos capaces de aceptarla, quizás esa luz sea demasiado fuerte, para asimilar lo inimaginable al alcance de nuestras manos.

Ahora escribo, una vez más, como siempre lo he hecho, desde que aprendí a dibujar lo que creía inexistente y que sin embargo sé que existe, apenas un poco más allá de esta lluvia torrencial de ignorancia que nos envuelve.

La vida es así, y continúa su curso trazado. Es cierto, el pensamiento es libre, y nos permite volar en distintas direcciones, sin fronteras de espacio ni de tiempo, donde la imaginación es un arte, travieso, en el amplio sendero de lo que se nos permite en este universo.

Y mañana, otro día distinto, donde el agua ha de lavar nuestros ojos, para lograr ver un poco más de lo que ya sabemos.



27 mayo, 2010

Antumbra

Introducción

Existen muchos géneros literarios, y como obviamente no soy escritor dedicado, ni mucho menos adicto al terror, o al vampirismo, trato de no fijarme en una tendencia. No obstante, hoy precisamente, era uno de esos días llenos de smog, muy fríos y oscuros en una mañana temprano, cuando de pronto el sol naciente entre las montañas, despertó mi lado B, y obviamente la imaginación. Esta historia es pura ficción, que mezcla algunos conceptos seudo góticos asociados a circunstancias que creemos de una forma y en realidad son de otra.


Historia

Era una mañana fría pero esperanzadora, sus gélidas manos enguantadas captaban la energía de un tímido sol que asomaba por la montaña. Desde sus pies, empezaba a sentir el vigor de la calidez que le acompañaría el resto del día.

Vestía completamente de negro, botas gruesas, un largo abrigo de cuero, y un sombrero estilo baquero, su ropa estaba hermetizada exclusivamente para su persona, le permitía soportar los rayos ultravioleta desprendidos de la gran esfera. Era un día especial ya que por primera vez, apreciaría la belleza de la naturaleza a plena luz del día, un instante único, importante, el inicio quizás de una nueva vida que le permitiría salir de sus tinieblas y dejar de necesitar dormir de día. El sol ya entraba por la ventana iluminando sus pies, subiendo centímetro a centímetro por sus largas extremidades hasta llegar al límite de sus rodillas. Lo había logrado, por fin podría caminar de día y ampliar su existencia hacia lo mejor de dos mundos, oscuridad y luz sería su nueva alternativa.

Se sacó los guantes despacio, y cuando el sol tocó sus blancas manos, sintió escalofríos y a su vez una sensación de alivio que nunca había experimentado. Su piel humeante se erizada, dando signos de una sensibilidad más allá de lo que imaginaba. Su vida cambiaría radicalmente, pero tendría que adaptarse dejando de lado su principal necesidad, su hambre.

La sed menoscababa su voluntad casi con desesperanza, dado que el vital elemento se encontraba ahí mismo, al alcance de su mano.

Estaba en un carro férreo, rodeado de muchísimos humanos, inconcientes de su presencia y de su necesidad a flor de piel. El omnipotente sol le saturaba de sobremanera, distrayéndole por completo, como polilla en el fuego, alejándolo momentáneamente su principal objetivo. Ahí estaba, conteniendo su voraz apetito, cuando de pronto algo más le perturbó. Volteó en distintas direcciones, observando a cada pasajero al paso de su mirada, buscando entre la muchedumbre el aroma que le cautivaba. De pronto su vista se detuvo en un objetivo, otro rostro blanco como el, de larga cabellera ondulada, de estilizada figura, aspecto gótico, ojos pintados con profunda intensidad que hacían juego con su ajustado vestido de color negro. Era una chica cuya mirada desprendía malicia y seducción, que se contradecía con su angelical apariencia. Muchos le observaban con curiosidad, y otros con pensamientos diversos, mientras retocaba milimétricamente la figura de unas serpientes pintadas en sus uñas enlutadas.

El retiró su mirada para no incomodarla, puesto que siempre producía ese efecto en las personas, dado el tono claro e intenso de sus ojos brillosos. Volvió entonces a su postura original, fijando su vista nuevamente en la montaña y el sol que curiosamente se iba ensombreciendo por una especie de esfera céntrica.

Podía percibir el bullicio de todos los pensamientos a su rededor, y comenzó a aislar uno por uno los ruidos. El ruido de la máquina que lo transportaba se apagaba lentamente, también el ruido de la ciudad, luego las voces cesaron, luego el chillar del roce de los vestuarios, las respiraciones, los latidos de cada pasajero, el ruido microscópico del pestañar, el choque de las partículas de polución a su rededor, y todo parecía ser más y más lento. Entonces el silencio se volvió abrumador, y prosiguió con los aromas, lo cual ya fue una tarea mucho más sencilla. Sus fosas nasales se expandían y en una sola inhalación pudo captar su distante perfume que enmascaraba un aroma natural, no aquel generado de un frasco artificialmente construido, sino aquel que emanaba de un cuerpo angelical.

El tren en ese mismo momento, entraba velozmente en un larguísimo túnel que atravesaba una de las montañas en dirección al centro de la gran ciudad, oscureciéndose por completo el carro en que se encontraba.

Pasaron así varios minutos, que se volvieron inquietantemente interminables, ya que la luz al final del camino al parecer, no llegaría. El bullicio normal de la gente poco a poco se fue apagando, hasta quedar todo en un completo silencio para el hombre.

La joven, entre tanto, percibía algo extraño y se inquietó, porque en un momento dado, sólo escuchaba el ruido del vagón, y ya no había voces a su rededor.

Al rato, la chica entre sombras pudo observar que se encontraba totalmente sola, con la única presencia de quien se encontraba de pie a unos escasos metros de ella, inmóvil, con su vista aún clavada en la ventana en dirección al sol oculto por la antumbra. El hombre entonces giro despacio para ver detenidamente a la joven, a quién miró de pies a cabeza, aún más blanca de lo que estaba en un inicio. Avanzó unos pocos pasos hacia ella, mientras permanecía inmóvil en un rincón al otro extremo del vagón. Su cabeza se encontraba levemente inclinada, mientras sus cabellos se extendían crecientes hacia el suelo, siguiendo la gravedad natural. El hombre no se detenía y su rostro que estaba cubierto por el ala de su sombrero, se iba levantando en la medida que avanzaba hacia ella, paso a paso. Sólo el ruido sólido de sus botas se hacía sentir en el abismo de la incertidumbre.

Inmediatamente, el tren se adentró en dirección hacia la estación, que se encontraba próxima en el mismo túnel. Sólo el destello de las ampolletas alógenas daban breves destellos de confusa luminosidad hacia el interior del carro.

El tren finalmente se estacionaba, mientras la muchedumbre esperaba atenta en la estación. El sonido propio de la apertura de puertas daba la señal para que los ansiosos pasajeros salieran y/o entraran al tren. Había mucha gente en todos los carros, salvo en el que se encontraba la menuda figura de la joven vestida de negro, quien se encontraba en uno de los asientos aplaciblemente sentada, con sus piernas entrecruzadas, y ambas manos sobre sus rodillas.

La gente entraba en forma desmedida, apurada, procurando sobretodo entrar a aquel carro que prácticamente se encontraba desocupado. En el apuro, muchos tropezaron a la entrada, el piso estaba resbaloso y húmedo, y con mucha ropa tirada en el piso. Varios ensuciaron sus manos al apoyarse en el piso, procurando incorporarse rápidamente para no ser pisoteados por el resto. La poca luz impedía ver nítidamente el lugar. La gente en su desesperación por el horario, simplemente no se detuvo ni prestó mucha atención en detalles, patearon lo que encontraban a su paso y rápidamente se amontonaron como sardinas saturando el aire del lugar que ya se sentía viciado por un extraño aroma salino, muy intenso.

Desde las puertas electrónicas se anunciaba el pronto cierre de las mismas, indicando precaución a la pronta marcha del tren. Varios pasajeros abrieron las ventanas dado lo saturado del ambiente. Los vidrios opacos y húmedos tenían un leve tono rojizo que se escurría con el bao del ambiente. Las ropas en el piso eran simplemente ignoradas, por lo apretado que estaba la gente empecinada cada uno en sus propias preocupaciones personales.

Un caballero de cierta edad, se adentró como pudo, vestía una chaqueta color café a cuadros con parches en los codos, pelo cano y ralo de apariencia gentil y amable, pidió el asiento al lado de la pálida joven, mientras se secaba una de sus manos con un arrugado e improvisado pañuelo. Sus manos estaban sucias con un líquido viscoso, tibio, de mal olor, que el anciano no pudo definir que era. La joven le miró al anciano con un dejo de ternura, y accedió sin gesticular mayor expresión de emoción en su rostro, estaba seria y callada. Se tomó un par de segundos, y retiró un abrigo de cuero que envolvía unas botas y un sombrero, lo puso en su regazo, mientras el hombre sonriente a su lado le comentaba: - Qué día más raro este! A lo cual, la joven volteó nuevamente hacia el anciano, inclinando levemente su cabeza, esbozando una pícara sonrisa, mientras las puertas se cerraban y el tren retomaba su marcha.


25 mayo, 2010

Papel en blanco


Introducción

Un poco de sueño, un poco de frío, suficiente para desear estar donde se quiere estar, ya sea leyendo o escribiendo la eterna historia de un más allá. Imaginar es gratis, y eso es exactamente lo que muchos anhelan, un espacio de libertad donde la imaginación vuela sin cesar.

Historia

Era un libro grueso de tapas color celeste, sus hojas de papel suave muy blancas escritas en letra imprenta pequeña (Arial), entre textos y números se encontraba mirando su contenido, tratando de mantener la concentración en lo aprendido. No obstante, la mente funciona en mil universos, y de vez en cuando, su mente divagaba a lo lejos. Un mareo leve le acentuaba su cansancio, y a su vez estimulaba su rebeldía que notorio se hacía en el fruncir de su seño. Seguir creciendo era su lema, y nunca mirar atrás, una gran frase, que se diluía en su conciente cerebral.

Las ideas se fundían entre el clamor de una necesidad, y los estímulos del entorno, sugiriendo el refugio de un cobijo a la espera de una tempestad. Sus sueños, sus anhelos, su equilibrio estaban intactos, más la distracción golpeaba a su puerta que se hacía notoria en la humedad de sus manos y el nerviosismo propio de la inseguridad.

El lugar parecía desolado, muchas sillas alrededor, de patas metálica y superficie de madera eran testigos de su rostro inclinado, su lápiz empuñado, y sus anteojos cansados que a veces colgaban encordados.

El notebook estaba encendido, tocaba algo de música suave, la pantalla mostraba algunos textos de letras blancas y fondo negro. Palabras aparente sin sentido, que estaban vertidas en un lenguaje confuso y extraño, pero aún así las leía de vez en cuando.

Cuadriculado era el cuaderno que recibía sus escritos, sujetos por el espiral colorido de un mundo que circulaba al compás de su respiración. La emotividad en soledad suele ser más nostálgica que el encuentro, y a su vez más reflexiva en el pensamiento.

A ratos, el lápiz en su mano se detenía, una pausa que se hacía eterna, casi involuntaria, dejándose llevar por la música que en forma involuntaria se apoderaba de sus sentidos.

Una tenue luz iluminaba el escritorio, mientras el atardecer ya anunciaba una nueva noche, tan fría como la anterior. Muchas cosas por hacer, pero todo bien, ahora más ordenado, y menos triste que ayer.

Así, cada día, mejor.

Mayito!!!

25-Mayo-2014, aparecía inusualmente en un calendario cercano, con dos dígitos cambiados, mientras dejaba un tarro de néctar sobre su escritorio. Su mirada se clavó en la fecha como si estuviese hipnotizado momentáneamente. ¿Qué será…? ¿Qué será…? se preguntaba con cierto desconcierto. Entonces, levantó el teléfono, marcó unos números y se comunicó.

A veces pasa, y otras veces también, pero esta vez, no.

24 mayo, 2010

Día de morgue

Partió temprano con una lágrima contenida en su mejilla, su destino, una triste noticia, otra más entre muchas que ya hemos recibido este último tiempo.

Recogió a sus seres queridos, parientes en general, y se desplazó hacia su lúgubre destino. El lugar, era una morgue, extremadamente frío, aún más que el frío post lluvia de aquel día. La pena era grande, más cuando no pudo estar cuando aún estaba.

Así le vieron, gélida, yacente, seguramente ya distante de su cuerpo rígido. Le vistieron con dificultad, era un lugar del que no había costumbre. Unos le vistieron, mientras ella le arregló con cariño, como un último gesto de amor y de adiós a quién partió de improviso.

“Pésame”, que palabra tan absurda, “ayudándote a sentir”, otra estupidez, la tristeza no se puede tapar con la palabrería tan trillada, recogida de la monotonía de nuestros ancestros. Hay cosas que hacer, cumplir con el siguiente paso, hacer lo prudente, lo correcto, y continuar viviendo, siempre feliz.

Nunca se sabe cuando partimos, pero si sabemos que debemos aprovechar el tiempo lo máximo y mejor posible, no sólo por nosotros mismos, sino, por nuestros seres queridos que aún están.

La felicidad es algo tan abstracto, tan personal, tan único, que a veces, el sólo hecho de coger una mano es suficiente para comunicar la magia que posee este extraño universo, y poder sentir que no estamos solos.

Ya era muy tarde, de noche cuando volvió, un tono melancólico en su rostro, administrando la pena con serenidad, con tesón y sabiduría, porque la vida siempre continúa, y la preocupación debe centrarse no en quién se va, sino en los que se quedan.

Le abracé intensamente, las palabras sobraban, y en este gesto nos quedamos un minuto, en silencio, con la plena mutua convicción de que la función debe continuar.

El tiempo también es algo abstracto, y toda pena y alegría tiene su momento. Mucha tristeza en su mirada, y también mucha fuerza en superarla, por si misma, nunca esperando que otro le solucione su tristeza, con sus propios medios, sabiendo levantar más a los demás que levantarse a si misma, en un acto de generosidad que no requiere exhibición ni recursos tangibles, porque simplemente no hay tiempo para perder en lamentaciones. Eso es fortaleza interior, algo valioso en ella, así debe ser, porque más seres queridos y amados aún quedan, que le necesitan, así como yo y como ella.

Pucha! Que nos ha tocado duro en estos últimos meses, y quizás esto lo escribo porque de alguna forma, de acuerdo o no, el mensaje quedará impregnado en el interior de cada uno, para entender de una buena vez, que todo, absolutamente todo, tiene un acomodo, un camino, una luz, y una solución.

Lo que sigue ahora, será ingrato, siempre lo es, consecuencia lógica que siempre se manifiesta por el lado de la avaricia. Como sea, es natural, y aunque todos vistan de santos, un interés propio siempre aflora en momentos como estos.

El tiempo cura las heridas, aunque muchas veces nos obstinemos en ver nuestras cicatrices más grandes de lo que es, dramatizamos, o nos hacemos las víctimas de cosas que no son. Pero el tema no es ese, sino el que seamos capaces de superar positivamente las penas que siempre estarán presentes, una y otra vez, por diversos motivos, y esmerarnos más en aquellos momentos felices que si existieron junto a un ser querido.

Fue un día nublado, de mucho frío, con una cordillera maravillosa, un cielo despejado bajo nubes de algodón. Un día triste y feliz a la vez, donde pese a todo, fue un día de padre e hija.

Ya pasará…








20 mayo, 2010

Fin de semana largo

Y lo único que sé es que hay que correr, correr, y correr... El tiempo pasa muy deprisa, y siempre hay algo que hacer.

18 mayo, 2010

Día de Sol


Día de sol, aroma natural, la frescura del viento rozando suavemente en su rostro, una inhalación profunda, buscando el olor a tierra mojada, un pasto verde recién cortado, y algunos cánticos alzados de las aves al pasar.

Es un paisaje es hermoso, de profundo verdor, como un gran manto extendido a sus pies. El orgullo le sigue, un sabor a victoria, por aquello que es real.

Estacionó así su vehículo, con plena libertad. Unas pocas monedas y unos pocos billetes doblados, fueron repartidos al andar. Todo era despejado, azul y celeste que daba gusto mirar. Sus dedos se entrecruzan mientras observaba el movimiento de su propio pulgar, un logro merecido en su mente se manifestaba producto de su nueva actividad.

Como quisiera estar, caminando un poco, con plena tranquilidad, a paso lento y seguro, para solo poder conversar, ideas nuevas, sin distorsiones ajenas que cuidar.

Si el tiempo pudiese ser detenido, aunque sea un instante, podría tal vez volar, surcar velozmente en las alturas, sobre las nubes, la tierra y el mar. Mirar en lo pequeño todo lo que hay, un espíritu lejano y travieso que siempre inquieto ha de buscar, aquel camino que le lleve a su propia felicidad.

Ojala algún día comprenda, que una vez no son dos, porque nunca dos será igual, como aquel entonces en que no hubo mayores alternativas que un largo esperar. Ahora, es distinto, porque el tiempo ha pasado, y no en vano está, lo poco o mucho que pueda quedar, quedará, impregnado en su ser, por siempre sin detenerse seguirá. Pero el ahora es otra época, otro tiempo, mejores conocimientos, nuevas tecnologías, con más alternativas que considerar, y como siempre he pedido a Dios, nunca el contacto perderá.

Lamento tanto más el no hacer que hacer, que difícil es la contención eterna de lo necesario para no perturbar. Por eso mismo, siempre cuidaré los momentos, como un abnegado guardián, porque son necesarios, por algo suceden, y no en vano se atesoran frescos y puros en cada andar.

Mientras… Escucho una música, que suena una y otra vez más, es la melodía que se convierte en un último mensaje nostálgico que me hace pensar, en que nada es eterno, y que no existe un principio, ni un final. Todo lo que fui, todo lo que soy, y lo que vendrá, Incierto es, por más conducido y perfectamente planificado parece estar. Algo siempre escapa a nuestras propias razones, se escabulle entre los dedos, como el agua que no se ha de tomar, pero que sin embargo, sabes que existe, y que siempre ha estado, y siempre estará.

Ahora mismo ya baja el sol, poco a poco, la noche se aproxima nuevamente, contaminado es aquí, despejado es allá, no importa el lugar, porque otro día ha de comenzar, como siempre, para que un nuevo amanecer de vida nuevamente a lo que pronto empezará.

Buenos días!.

17 mayo, 2010

Sueños y caminatas



Introducción

Nuestra diaria rutina nos hace desplazarnos día a día, y en el trayecto nos encontramos con gratas sorpresas que iluminan nuestras vidas. Es tiempo y distancias recorridas, que son espacios donde la realidad se hace mito y los sueños forman parte de un solo ser.

Pensamiento

No sé porqué, pero aún estando despiertos, soñamos, es algo totalmente normal. La imaginación suele ser un elemento muy poderoso, muy nítido al momento de cerrar los ojos cuando se intenta ver más allá de lo posible. Sólo una sensación me acompaña, mientras una interpretación guía mis pasos por un camino que siempre se repite, una y otra vez.

Todo parece transformase en símbolos que están, para recordarnos quienes somos, cosas simples que si son importantes, una estación, un árbol, una banca, una música, una frase, una lata, una bolsa, aromas, texturas, un color, una cola, una sutileza, una mirada hacia el propio interior.

De pronto, abro mis ojos, sonrío levemente, porque me veo envuelto en otra realidad, una llena de bullicio, una llena de apuros, con muchos a mi alrededor, donde el reloj no tiene compasión. Todo fluye tan rápido, porque todo es movimiento, que te empuja, que te impulsa a hacer y seguir avanzando en cosas que son.

Hace frío, lo sé, temprano en la mañana, un chocolate caliente te puede acompañar, otro bullicio, una chaqueta como abrigo que con gentileza se recibe, de quién aprovecha siempre la oportunidad. Luego llega la tarde, entre números que retienen el tesón, distrae productivamente, y cuando ya oscurece, la jornada termina con nadie alrededor. Caminando entonces se encuentra con tímida decisión, de pié sobre sus botas, y a veces se detiene un instante, por algo que llamó su atención, mientras sujeta unos libros anillados, y otros no, entre sus brazos apretados, por un segundo retiene su respiración, hace una pausa, y mira en la distancia el brillo de unas luces con fervor.
Los momentos buenos si existen, sólo usa tu imaginación.




4:40 AM

Todos duermen, y el sonido de las grandes máquinas cesa, el cansancio abruma mis sentidos, el cuerpo duele, estoy vivo. Dormir era lo más lógico, descansar, reponerse después de un fin de semana muy angustioso, solucionando problemas de lluvia para dos familias. Sólo quería dormir, y simplemente fue imposible.

En mi mente, discusión y paz, muchas cosas por decir, y muy poco tiempo para escuchar. Imaginación quizás, como una entidad, que sobre mí se hacía presente, sin estar.

En la soledad de mi silencio, de espaldas estuve, mis ojos abiertos solo miraban la oscuridad, mientras las horas pasaban sin cesar, entonces extendí mis brazos sobre mi cabeza y dejé que todo fluyera sin más.

4:40 AM, por fin me dormí.

14 mayo, 2010

Entre lo tangible y lo intangible


Introducción:

Es día de lluvia, algo escasa, pero necesaria. Es fin de semana y la labor no termina aquí, hay mucho aún por hacer, hay que seguir corriendo. No obstante, es bueno tomar una pausa, aunque sean por unos minutitos, conversar de todo un poco, y porqué no, mejorar tal vez.

Pensamientos:

Quizás existan momentos en que el jolgorio nos permita olvidar, apaciguar, y relajar un poco mejor aquellos fríos que nos envuelven. Mirar el brillo a través de una copa de vino, analizar a las personas, compartir también, vestir un traje negro con algunos brillos o adorno en color rojizo, disfrazados de elegantes bajo la garuga, dejando entre ver unas manos aferradas a un madero que se sumerjen en una reflexión, un pensamiento, único e intenso, pero con una cosa nueva, un alivio.

No todo es en vano, algo importante se ha logrado, por una parte es la concentración que poco a poco vuelve a su curso, tantas veces necesaria, y por otra, el conocimiento eterno de querer saber. A fin de cuentas, por mucho que nos digamos que no seremos capaces de superar las dificultades, al final las superamos. Un proceso lento y prolongado a razón de un quizás, o un tal vez.

Siempre hay que sacar algo positivo de cada situación vivida, y por su puesto, nada es tan malo como se cree, ni tan bueno como se imagina.

EL progreso fluye ahora, y todo va mejor. Lo curioso de todo es que lo intangible ya no duele tanto, y aunque sabemos que existe, será nuestra eterna compañía. El porqué, nadie sabe, es como un socio, un amigo, un compañero, con quién siempre contamos, aún cuando no parezca visible.

La soledad va quedando atrás cuando los amigos se hacen presentes, cada uno con su motivo personal, pero a fin y al cabo, se establecen.

Caminaré por donde siempre, así es mi eterno viaje, y muchas veces estaré en aquella mesita mirando el reflejo de lo que lo que fui, lo que soy y quién sabe si alguna vez podré ver también, lo que seré.

El tiempo no se detiene, y decae a mis pies, las gotas de lluvia mojan mi rostro e iluminan mi cien, en la oscuridad de la noche o bajo un sol hermoso estaré, porque simplemente no lo puedo evitar, y entonces, cada vez, recogeré unas pocas miguitas, que servirán de alimiento, para poder respirar, un poco de la paz, que Dios nos provee.

Estarás bien, lo sé. Así debe ser.
Y yo, bueno… aquí estaré.


13 mayo, 2010

Nublado


Introducción:

Quizás sea un día nublado como cualquier otro, pero lo cierto es que algo se respira en el ambiente, que para muchos pasa desapercibido. Algunos detalles nos permiten observar las señales venideras del universo, aquellas que tú lees y que yo escribo.
mamantus
Relato:

Eran las 6:00 AM, aún estaba un poco oscuro, era un día nublado, despierto y apenas abro los ojos, un pensamiento intenso me acompaña, me levanto, apago una luz que siempre dejo encendida toda la noche en una pieza contigua, y me dirijo a la regadera. Estaba enojado, una emoción escasamente frecuente en mí, molesto sin motivo, como león enjaulado. Tal vez era la prisión de las obligaciones y responsabilidades, que todos tenemos.

Un deseo enorme golpea mi cabeza, era la sensación de querer romper la rutina y estar lejos, distante, a kilómetros de ahí. El smog de la ciudad acentuaba la desesperanza y me asfixiaba por completo. Deseaba caminar a paso tranquilo, sin apuros, sin preocupaciones, por un lugar hermoso, lleno de verde, azul y blanco, respirar profundamente un aire limpio, sentir la compañía de la naturaleza, su textura, sus sonidos, lejos del constante bullicio.

Son días raros, nublados, en donde no sabes si hace calor o frío, donde la lluvia generalmente se anuncia y a veces no llega. El clima es extraño, así como las estaciones, distorsionadas por los efectos del “progreso”. Veo algunos árboles con sus hojas otoñales a punto de caer, y al mismo tiempo con brotes primaverales, en pleno invierno. Todo está viciado, saturado, y aquí estamos, jugando a la normalidad que nos impone esta sociedad, prisioneros en un planeta, como olvidados de un experimento genético que se ha extendido más allá de lo esperado.

Hecho de menos esos espacios de tiempo, en donde se puede conversa tranquilamente, y obviamente no de fútbol, ni de la última noticia amarillista o noticia trágica, o las trivialidades de la competencia por ser más que el otro. Conversar y simplemente decir como uno se siente, hablar de cosas abstractas, pensamientos, ideas, lejos de las críticas, lejos de los prejuicios, lejos de la vanidad o el egoísmo, y sobretodo escuchar, algo que para muchos se hace difícil en estos días tan vertiginosos.

Con el pasar de las horas, la ansiedad se apacigua, y la calma vuelve. Es como contar hasta 10, y el estómago ya no duele. Diverso y disperso como el entorno que nos envuelve, estamos siempre bajo una realidad que nos precede. Caminos elegidos quizás, o caminos obtenidos por el azar, no importa, porque como sea, todo tiene su pedacito de felicidad, que de vez en cuando, se hace presente.

11 mayo, 2010

Día de Cocadas


Introducción

De todo hay en la vida, y por supuesto, hay días felices también. Esta historia es un agradecimiento muy especial a mi pequeñita, quién en su poca edad, es capaz de entregar amor, con pequeños gestitos, que me permiten reflexionar en que la vida es maravillosa, que hay que seguir siempre adelante, y que todo tiene solución.

“Gracias hija!”


Relato

Dos días me insistió para ir al supermercado, y comprar algunos ingredientes, galletas, manjar, coco rayado, granitos de dulce, entre otras cosas. Cuando volvimos a casa, sin más demora se puso su delantal que le quedaba enorme y a la cocina se ha dicho. Me pidió que le dejara sola, pero insistí en quedarme hasta que terminara con la trituradora, por motivos de seguridad. Sus manos pequeñitas podían dañarse, un dolor que no se lo encargo a nadie. Accedió y todo marchó bien. Guardé el implemento peligroso, y la dejé finalmente a solas como quería, con su espíritu creativo.

En otra habitación, nos pusimos a ver una película del tipo familiar, liviana, que no requería demasiada atención, mientras se realizaban las labores típicas de hogar.

Al rato, después de un par de horas, escuchamos una vocecita, diciendo “Está servido!”. Fuimos de inmediato, cuando llegamos, vimos que unas tacitas estaban correctamente ubicadas, algunos cubiertos, galletas, pañitos, y servilletas, perfectamente ordenados, y ninguna miga fuera de lugar. La pequeña se acercó con una bandeja sostenida en una de sus manos, todo cubierto por un género, nos quedó mirando con entusiasta sonrisa en su rostro, retiró el paño y dijo “ta…taaaan…!”, mostrando el contenido, eran unas ricas cocadas hechas a mano, con la figura de un círculo y un corazón al medio. - “Feliz día mamá”, dijo.

La escena me pareció sencillamente hermosa y conmovedora, entonces le dije: - Ven! Y se acercó de inmediato, entonces le abracé con fuerza y ternura, le dí un beso y simplemente le dije: - “Gracias”. La mamá hizo el mismo gesto, lo cual quedó retenido en mi mente, como si fuese una fotografía.

A su vez, me acordé de mi propia madre, y sin mencionar nada, pensaba en el hecho de que no le quise visitar ni llamar, debido a ciertos ocurridos. Quería ir y no a su vez, sabía que estarían casi todos mis sobrinos y hermanos con ella, y no fui. Pero mi madre es una mujer sabia, ella entiende perfectamente, me conoce, aún sin haber vivido juntos, sabe perfectamente que si no hago algo, es por una buena razón. Cosas de madre.

Al otro día, ñam! ñam!, mmmm!, miro un pote de color rojo sobre mi escritorio, y sonrío. Es algo tan simple, un detalle, una preocupación especial, de un ser tan pequeñito, que me sabe aceptar más allá de lo extraño que sea, así como mi madre, dos generaciones entre la total inocencia y la sabiduría plena. Es entonces cuando se puede comprender el real amor de dos seres, aunque sean extremos, quienes son capaces de aceptar y dar, sin cuestionar.

No es fácil ser madre, todo el mundo lo sabe, bajo ningún aspecto, muchos errores cometen en la vida en ese largo e intenso camino, así como nosotros, o como muchos, como todos y por más que nos rebusquemos en ciertos desaciertos de nuestros padres, debemos ser humildes y entender que nadie es perfecto, que muchas veces las emoción supera a la razón, y que las circunstancias les hacen tomar ciertas decisiones que cambian nuestros destinos, incluso por generaciones.

Entonces debemos entender que la historia no empieza donde nosotros nacemos, sino, mucho más allá de una evolución, donde los padres de nuestros padres, también fueron la consecuencia de una enorme cadena que no termina donde empieza, sino que empieza donde ahora mismo se inicia.


“Gracias mamá!”

07 mayo, 2010

Frenada

Día de locos, dónde lo artificial fue reemplazado por lo humano, en un manejo meramente rutinario. Las ubicaciones de las puertas evidenciaban claramente un desfase por falta de precisión. Todos presurosos, apiñados, entraban a la enorme máquina, confiados ciegamente de su efectividad, dada la basta experiencia de su muchísimo años, pero hoy fue diferente.

Elijo un sector entre carros, más despejado, y sigo como siempre, absorto en mis pensamientos, en mi música, y ocasionalmente un juego de ajedrez que me acompaña de vez en cuando, como para sentir menos el pesado trayecto.

De pronto, todo frena bruscamente, y todo el mundo sigue la inercia, un tema físico ineludible incluso hasta para el que iba más sujeto. Una persona cae sobre mí, entre otros y veo la secuencia como cámara lenta, que apenas duró un par de segundos. Muchas emociones a mí alrededor se prendían al unísono, sólo el chillar del fierro contra el fierro se escuchaba ahogando las voces. Las pulsaciones de los pasajeros se disparaban vertiginosamente en cuestión de segundos, mientras la persona caía a un costado mío. Su rostro se golpeó involuntariamente sobre mi mano rígida al igual que mi brazo, tratando también de sostener el equilibrio. Vi su rostro de aflicción y su dolor, se había golpeado muy fuerte en su rodilla derecha. Percibí sus pensamientos, más asociados a un reclamo con sigo mismo por no estar sujeto y hacia quién manejaba la enorme máquina que la transportaba. Su pensamiento fue claro, nítido, era como si pudiese escucharlo, además de ser obvio. Entonces me miró, se apoyó en mi brazo, se incorporó como pudo y continuó sin pronunciar una sola palabra, mientras su ceño se acentuaba.

Luego de eso, comencé a percibir mi entorno, y eso me distrajo. El olor cambió casi imperceptiblemente, acentuándose, algo que seguramente nadie más notaría. Pero eran muchos, y era molesto. Era como estar entre un enorme bullicio y no poder reconocer nada.

Atrasado llegué, pero todo continuó con normalidad, salvo por un detalle, la reflexión de que por más que no se quiera, siempre sucederán cosas, y muchas más veces, sentiremos la enorme necesidad de querer compartir nuestras experiencias, por absurdas, importantes o simples que sean, porque simplemente así es nuestra naturaleza, una interminable necesidad que siempre nos motiva.


Pd. Mietras escribo, ahora mismo tiembla, pero nadie más lo nota.












05 mayo, 2010

"Send o no Send"

Introducción

Las obligaciones son así, hay que estar en un constante movimiento y siempre cortos de tiempo, corriendo de aquí para allá, vertiginosamente una y otra vez a razón de ser parte integral de una sociedad que nos envuelve y nos absorbe por completo. No obstante, siempe hay y habrán pequeños pero grandes momentos, para meditar y poder respirar un poco de libertad en silencio.

Relato

Hoy, era de mañana, muy cerca de las 10:00 AM, cuando apoyaba mi cabeza sobre la ventana en aquel gigante mecánico de solo cuatro, desde donde podía apreciar en lo cercano muchas figuras naturales que pasaban. Parecían rayas fugaces, como un destello de líneas sin fin, mientras que a lo lejos, todo se iba transformando en un hermoso verdor inmóvil, pero lleno de vida bajo un cielo nublado y nostálgico. Pensaba, oh! Si que pensaba, meditaba con aferro, solo el ruido constante de un motor, en el más profundo de los silencios. Discutía con mi eterno diálogo, como intentando razonar en la nada, los argumentos precisos para que renaciera el entendimiento. Quizás, buscaba la fórmula perfecta, una sola palabra que pudiese resumir todo este universo, pero ahí estaba, dialogando sin palabras, como queriendo extender mis manos y tocar el viento.

Lo curioso, es que cerca de las 11:00 AM, todo desapareció, como si ese universo abstracto e intenso se hubiese interrumpido de improviso. Entonces, la paz interior volvió, aunque el diálogo interno persistía, pero más leve y más ameno. Así fue como la concentración me encausó hacia las obligaciones y responsabilidades propias de mi sendero. Atento estuve, y todo marchó bien, fui bien recibido, con la cordialidad de un grupo humano que me esperaba y a laborar se ha dicho.

Durante ese tiempo, una frase golpeaba mi mente con curioso desenfreno, “Send o no Send”, y me dije, aún no es tiempo. Cuando o como será, eso no lo sé, porque simplemente nadie es adivino.

Al final de la jornada, ya de noche, el agotador y largo camino, de vuelta a casa, unas pocas gotas que me acompañaban, hasta este momento, que es ahora, en que la lluvia es fuerte, y esta vez, toca mi ventana, ahora ya en mi hogar, por siempre querido, en la oscuridad de mi soledad, a veces necesaria, para poder escribir un poco más de lo mismo, como cada día, pero ya más tranquilo.

04 mayo, 2010

Copita de cristal


Introducción


Esta historia, bastante simple, sólo pretende dar a entender que la música es un don, una capacidad, un regalo de Dios, único y precioso, que todo buen músico debe aprender a cuidar.


Historia


Mi buen amigo, aún sigues tan confundido y equivocado como siempre, sumido en tus propias necesidades y añoranzas, dejándote convencer por quién no es mejor que tú.

La música habrá fluido, el ambiente, el frío, la meditación entre otros detalles, y entonces te encuentras ahí, en una inquieta espera, buscando la sutileza, aquella que te inspira, recordando una y otra vez, con la inocencia que te fue concedida, para que nunca olvides las notas musicales, aquellas que son personales, únicas, y de nadie más.

Desde una puerta llena de ventanales entre abierta eras observado, y entonces la astucia afloraba, y se aprovecha de tu distracción. Era obvio, el instrumento musical estaba afinado, a la mano, y el alcohol hace su efecto, te adormeces, te mareas, te enredas, porque en cierto modo, así lo quieres.

Era de esperarse, era obvio, porque por mucho que te aferres, igual cedes. No existe un mejor músico, porque el arte es así, algo mágico que se lleva consigo, y lo verdaderamente majestuoso no está en el aprovechamiento, sino en todo lo contrario. Eso nunca lo entenderás.

Aún no ves la habilidad que intenta guiar tus pasos, tu aprendizaje, acaso es así de fácil, sólo te quedas con el gesto tangible, el elogio, la adulancia, los regalos, la presencia. Te dejas llevar, te envuelve, y te permites tocar la melodía que te indican, aquella que no debes, a falta de la que quieres y tampoco debes. Contradicción es todo lo que veo.

Mientras el resto de los músicos aledaños siguen la pauta asignada, envueltos en sus trapos oscuros, el momento único es liberado, y aunque el ambiente parece ser una total armonía, uno afina, mientras el otro desafina.

El alcohol, si, el alcohol, siempre es la escusa, un refugio que humedece la sed de aquel que enviciado está en su propia porfía. Entonces, en qué creer, en quién creer. Entonces yo digo, que uno debe tener fe, en Dios, creer en si mismo, saber escuchar, y saber entender. Cuesta tanto afinar un instrumento musical, y es algo tan personal, que hace que las personas, en su embriaguez, no puedan ver el verdadero significado de las notas musicales que sin importar si escritas están o no, ahí estarán invisibles al resto de los músicos y públicos comunes.

Cómo se van construyendo las cosas! sólo observo y digo, que Dios es grande, y aunque favorablemente para algunos le da la capacidad y el arte, otros con pesar solo deben escuchar, porque tocar sería un desastre, para una copa de cristal, que por fina que sea, si no hay verdadera armonía, se rompería en balde.

Entonces, mañana será otro día, y nuevas melodías surcaran los cielos, los artistas estarán, tratando de interpretar una sola nota, sin instrumentos, una nota de una sola letra, “V”, tal cual como fue prometido, pero esta vez, muy distinto.