09 febrero, 2010

Tiempo (P)


Tiempo, y tiempo al tiempo, tiempo que vuelas, tiempo que dejas sin aliento, tiempo que encaminas, desde sus inicios hasta que termina.

Tiempo escaso, tiempo breve, que se escurre entre lo dedos, como agua o como el viento.

Tiempo maldito que pareces infinito, cuando ausente es el goce de un consuelo, presencia ajena de pocos encuentros, donde todo fluye al contrario, tan rápido como un rayo, tan feroz que se esfuma con desconsuelo.

Tiempo infame, que confabulas y juegas en forma imparable, cambias lo que no debes, y pareces no detenerte ante nadie, siempre arrogante con tu espíritu desafiante.

Tiempo, mi buen amigo, aquel que también es bueno, aunque breve se porta en los momentos divinos.

Tiempo radical, extenso y tranquilo, que ves pasar una y otra vez la sombra del destino.

Tiempo para escuchar, un concierto, lleno de música para tus oídos, que son la compañía de otros tiempos entregados con generosidad para no olvidar lo que fuimos.

Tiempo para compartir, tiempo para vivir, que corto se hace cuando queremos dar y recibir, de nosotros mismos lo más divino.

Tiempo que me dejas, tiempo que me acompañas, sobre los surcos de mis sienes canas, está la nueva experiencia que con el tiempo ganas.

Tiempo incierto, tiempo que siento, tiempo que desearía para otro momento, porque el tiempo es así de mezquino cuando mejor me siento.

Tiempo que pasa lento, tiempo que no se detiene, tiempo en la oscuridad de tu ausencia que no dejo. Pensando estoy y así me condeno, una eternidad o hasta que termine mi vuelo.

Tiempo ajeno, tiempo de otros, que desde afuera veo, y que aún así siento, con pena, con nostalgia, con alegría, con todas sus instancias, en manos de otros está la dicha envidiable de tiempos que para mí quiero.

Tiempo alegre y feliz, que pasa, pero que a su vez queda, todo como un recuerdo, una imagen, un sonido, un aroma, un conjunto de cosas que no cuento.

Tiempo raro, tiempo extraño e incomprendido, una instancia en que la reflexión equívoca juega con nuestros sentidos.

Tiempo para reír, tiempo para llorar, cada cosa en su lugar, y cada cosa en su tiempo.

Tiempo que dejamos atrás, que sin embargo renace como un nuevo tiempo, como una gran pausa. Cosas pendientes que nos persiguen sin más, y que sin darnos cuenta nos envuelven en la nostalgia, de lo que más queremos.

Tiempo, imparable, tal como tú sabes lo mucho que desearía escribir, pero como siempre pasas sin detenerte dejando atrás estos preciados momentos.

Tiempo, ¿Qué hora es?, ya es tarde, y simplemente me despido, para que mañana otra vez, vea un nuevo amanecer, con la ausencia de siempre, en algún lugar, pensando una y otra vez, donde el sol sea más brillante, más grande y más ligero.

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