23 julio, 2009

Tres Días de Invierno (H)


Han pasado ya tres días, ella inerte por largas horas presagiaba una buena recuperación, poco a poco, hora tras hora, el hombre sentado en un pisito amarillo, al lado de su cama, le observaba con eterna paciencia, su rostro en la almohada, y muchos recuerdos diversos. Nada que hacer, sólo esperar. El prolongado sueño, el pasar del tiempo, un buen descanso, era todo lo que se necesitaba, algo que se hacía eterno.

Para el hombre, la palabra “paciencia” sería una nueva compañía. Todo irá bien, ella podía caminar por sus propios medios y eso era bueno… al menos eso se decía.

A lo largo de su vida, aquel hombre, ha observado muchas situaciones, acontecimientos, sufrimientos, dolores, y goces placenteros, al fin y al cabo, son valiosos momentos, que pasan, tan rápidos que no nos damos cuenta y ya estamos en un nuevo ciclo, en un nuevo sendero. Algo ha cambiado, y no parece ser una lección de nada, sólo ocurre, sin importar en que creamos, o que somos, buenos o malos, tempestad o quietud, creyentes o no, vulnerables somos, tan frágiles que sin darnos cuenta, toda nuestra vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Esto es lo que nos convierte en fortaleza y esmero.

Desde niño, aquel hombre, ha observado muchas vidas, ha sido fuerte y débil a la vez, le ha dolido el dolor, ajeno y propio, aquel que dejó un día, aquel que siente ahora. Un acontecimiento no borra otro, una cicatriz anterior no desaparece con una cicatriz nueva, sólo se incrementa como una nueva experiencia. No se arrepiente, porque al fin y al cabo, es inútil. Lo hecho, hecho está, lo que se ha hecho, por años, se refleja en una consecuencia, y aunque no se hubiese hecho, una consecuencia diferente también hubiese existido, quizás parecida, o quizás muy distinta, pero consecuencia al fin y al cabo. No es un destino, no es un designio, es una porción de aquello necesario para ser aprendido.

Pasar de curso es un destino, el comienzo de un nuevo siglo, una nueva vida, con algo ya adquirido. Las experiencias, las vivencias, todo cuanto hayamos obtenido, son en conciencia plena lo único necesario para que una buena base nos encamine de nuevo.

Tres días han pasado, apenas tres segundos parecen ahora, que se van convirtiendo en recuerdos plenos.

- Dormir quisiera, el hombre se dijo, un lujo maravilloso en un mundo donde el tiempo se hace eterno, y a veces es tan breve como cierto.

No siempre hay que buscar un propósito, no siempre hay que esperar algo a cambio, no siempre hay que esperar lo mejor, o lo peor, y no siempre es mucho tiempo. Habrá alguna vida después, eso lo sabremos luego. Por ahora, hay que saber apreciar el tiempo presente, sonreír a la vida, y hacer que todo sea mejor. Un día a la vez, generosos y diversos.

Nuestro presente no está regido por una condicionante de nuestro pasado, ni por la esperanza de un futuro, sino por lo que hagamos en este mismo instante. Somos buenas personas, no por pretender serlo, sino por serlo, y eso es tan abstracto como la existencia misma. Lo que creemos, no necesariamente es siempre lo correcto, y a su vez, no siempre estamos equivocados, en un mundo donde todo es verdad y todo es mentira, viviremos creyendo en lo que creemos.

Es así de simple, pase lo que pase, algo cambia, todo es movimiento, y sin importar cómo, la vida continúa…

Nunca hay que dejar de ser positivos, ni ajenos.


No hay comentarios.: