![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipZogqzzNSdpGue-rOHZRY0QRN35_J4sVHj8_ng7Jafw3iMdQtk6goJExPi-NYvLzuI_pmh4quTi4fff9je2jG0sar2baCDFiyOsh4fs6HEvaW3ei8LVyCh8toxSF2eLh5Qt1mXA/s200/Pasillo.jpg)
La puerta se abrió lentamente, y los tres pasaron a la consulta, calmados, serenos, saludaron y entregaron unos exámenes al médico. Se conversaron algunos temas triviales, y luego se pasó al tema de fondo. El médico hizo unos dibujos explicando la situación, indicando que claramente los síntomas y la tendencia genética eran determinantes en el diagnóstico, y que se debía dar pronto atención radical al tema. Cáncer, fue la palabra que lapidó los sentidos de la pareja, y pese a que ya tenían cierta idea de cual sería aquel veredicto, no les fue indiferente. El tratamiento era en esencia simple, una cirugía menor evitaría la propagación hacia otros órganos.
La mujer, hábilmente nunca bajó su ánimo, y sin perder su positiva actitud, miro a su marido y le sonrió, intentando bajar el perfil al tema. – Ves, no es para tanto, le decía. Se extrae esto y asunto arreglado. Sin embargo, en la mente de aquel hombre, internamente se conjugaban muchos pensamientos, y una profunda pena, que en ningún momento exteriorizó, porque su hija estaba presente.
La pequeña niña escuchó con oídos de niña, en silencio, un poco aburrida por la larga espera, casi no se percató del significado de aquellas palabras vertidas. No obstante el padre observó a su pequeña y notó que también se guardó su propia reflexión.
El médico pidió reserva a pabellón, sellando así el acuerdo, y la pareja se despidió.
Al salir no se habló mucho el tema, pero las palabras de la mujer fueron siempre dirigidas a tratar de serenar a su marido, que pese a su aparente calma, ella sabía perfectamente como se sentía desde adentro.
Caminaron, deambularon, e incluso rieron un poco con el asunto, haciéndose bromas entre ellos, porque sabido es que la mejor forma de sobrellevar cualquier eventualidad negativa, era siendo positivos.
Cuando llegaron al vehículo, se miraron una vez más, y con un muy leve dejo de nostalgia acordaron discreción sobre el tema. Por lo menos para con la familia. El motivo: sabían que lo tomarían en forma grave, casi como telenovela, y la idea no era enfocarse recurrente en cosas negativas, porque cada cosa tiene su tiempo, un paso a la vez, y sea cualquiera que sea el resultado, siempre es recomendable ver las cosas con ánimos positivos.
Pasaron así algunos días, ella lo comunicó a algunos amigos, por temas de coordinación de fechas para con sus actividades y compromisos. La noticia se expandió rápido, y muchos llamaron. Era inevitable, pero comprensible.
El aún más prudente y reservado, guardó silencio, y sólo quiso escribir. Tenía su propia vía de escape, sus textos, sus letras, su blog. Alguien leería tal vez, un hermano, algún amigo, un extraño, que sabría entender el motivo de su silencio.
No quería pensar en el tema, y mientras escribía, no pudo evitar que una lágrima se escapara en su rostro. Rápidamente buscó entre sus cosas un pañuelo para ocultar su pena, para no sentirse vulnerable. Debía ser fuerte, debía trabajar, debía contagiar alegría y positivismo siempre, ese era su principal propósito de ahora en adelante, ese era su nuevo destino.
Las posibilidades son buenas, dio a entender el profesional, y aunque nunca se sabe, sonreír siempre será la mejor de las medicinas.
La mujer, hábilmente nunca bajó su ánimo, y sin perder su positiva actitud, miro a su marido y le sonrió, intentando bajar el perfil al tema. – Ves, no es para tanto, le decía. Se extrae esto y asunto arreglado. Sin embargo, en la mente de aquel hombre, internamente se conjugaban muchos pensamientos, y una profunda pena, que en ningún momento exteriorizó, porque su hija estaba presente.
La pequeña niña escuchó con oídos de niña, en silencio, un poco aburrida por la larga espera, casi no se percató del significado de aquellas palabras vertidas. No obstante el padre observó a su pequeña y notó que también se guardó su propia reflexión.
El médico pidió reserva a pabellón, sellando así el acuerdo, y la pareja se despidió.
Al salir no se habló mucho el tema, pero las palabras de la mujer fueron siempre dirigidas a tratar de serenar a su marido, que pese a su aparente calma, ella sabía perfectamente como se sentía desde adentro.
Caminaron, deambularon, e incluso rieron un poco con el asunto, haciéndose bromas entre ellos, porque sabido es que la mejor forma de sobrellevar cualquier eventualidad negativa, era siendo positivos.
Cuando llegaron al vehículo, se miraron una vez más, y con un muy leve dejo de nostalgia acordaron discreción sobre el tema. Por lo menos para con la familia. El motivo: sabían que lo tomarían en forma grave, casi como telenovela, y la idea no era enfocarse recurrente en cosas negativas, porque cada cosa tiene su tiempo, un paso a la vez, y sea cualquiera que sea el resultado, siempre es recomendable ver las cosas con ánimos positivos.
Pasaron así algunos días, ella lo comunicó a algunos amigos, por temas de coordinación de fechas para con sus actividades y compromisos. La noticia se expandió rápido, y muchos llamaron. Era inevitable, pero comprensible.
El aún más prudente y reservado, guardó silencio, y sólo quiso escribir. Tenía su propia vía de escape, sus textos, sus letras, su blog. Alguien leería tal vez, un hermano, algún amigo, un extraño, que sabría entender el motivo de su silencio.
No quería pensar en el tema, y mientras escribía, no pudo evitar que una lágrima se escapara en su rostro. Rápidamente buscó entre sus cosas un pañuelo para ocultar su pena, para no sentirse vulnerable. Debía ser fuerte, debía trabajar, debía contagiar alegría y positivismo siempre, ese era su principal propósito de ahora en adelante, ese era su nuevo destino.
Las posibilidades son buenas, dio a entender el profesional, y aunque nunca se sabe, sonreír siempre será la mejor de las medicinas.
Todo irá bien...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario