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Seis pasos fueron, y ahora mas de diez, intensos y claros, sus huellas dejaron, recorridos que trascendieron, como antes y un después, sin tiempo ni medida, quedaron en la mente encerrados por doquier.
Eran jóvenes y bellos e inocentes también, más cuando crecieron encontraron el camino del conocimiento que les permitió entender, que por mucho recorrido el camino fue, de todas formas aquel que siente, siente más de una vez.
Es la fuerza interior que nunca ha de ceder, en su mirada lejana, temerosa de un tiempo breve que no se quiere perder, sin antes dejar de conocer, el movimiento continuo que motiva su ser.
Nómada ahora es, entre viajes y personas conocidas y aquellas por conocer, jóvenes, viejos y alegres que en otros lugares ha de ver. Un momento necesario, una pausa, un argumento, una reflexión y un después.
Ya vendrán sus palabras a calmar el clamor de una sed, que pese a otras aguas puras y cristalinas, necesaria aún es.
No se entiende y no se comprende aquello que no se quiere ver, más cuanto más se ve, más se quiere tener.
Unos brazos extendidos le pueden estremecer, más no cortar sus alas a la libertad de su vuelo que siempre ha de volver.
Su sonrisa mágica ilumina la paz que siempre quiso tener, un sueño, una realidad, algo que en silencio recorrió entre sus recuerdos una y otra vez.
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