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Verdades abstractas, verdades concisas y precisas, pero sin embargo, todos mienten. No es un tema menor, porque decir la verdad no siempre es grato y depende de muchos factores, la situación, el tema, el momento, el lugar, en fin.
Las personas por lo general sufren cuando la escuchan, y por bello que sea, también. Decir las cosas tal cual, expresar abiertamente una idea, un pensamiento, un delirio de pasión desenfrenado, puede generar revuelo. Lo curioso es, que cuando la verdad de expone en distintos matices e idiomas, aún así, hay veces que no se cree, porque siempre estará la propia verdad interna por sobre las demás.
Un hecho, un acontecimiento, nos hace creer, pero no siempre lo que vemos es cierto, no siempre el número de protestantes que se muestra en televisión es tan masivo como en el lugar mismo de los acontecimientos. No siempre la pena es tan grande como se muestra, o incluso puede ser aún mayor.
La única verdad que conozco es aquella que no se ve, alejada de los cinco sentidos, y más cercana a una sensación. Llámese percepción, presentimiento, conexión, imaginación, no importa, existe, y es tan nítida e intensa, que de vez en cuando nos permite ver aquella profunda realidad que nos negamos a aceptar como verdadera.
Un ejemplo muy bien logrado, se puede apreciar en la serie “Dr. House”, donde las parodias metafóricas de decir la verdad, son expresadas en forma directa, fluyendo libres de prejuicios, pero que sin embargo, pese a la molestia, rabia, melancólica o tristeza, que puedan producir, al final hacen de la reflexión, el entendimiento y la razón. Indudablemente esto no está exento del sentimiento, y en muchas ocasiones tiene su costo, con un resultado incierto. Una verdad por un progreso, o una verdad por una destrucción, riesgo valedero si se pretende saber que hay más allá, y pasar a un siguiente nivel. En esta serie, una de las frases del personaje principal que se repite con frecuencia, es: “Todos los pacientes mienten”.
La verdad nos aprisiona o la verdad nos hace libres, todo depende del punto de vista, y de cómo convivimos con la verdad. Recuerdo entonces una frase de una conocida de otra película, que dice: “No estamos aquí porque seamos libres, estamos aquí porque no somos libres” (Matrix, dicha por el personaje Smith).
Como olvidar también, otra frase que dice: “por si no los veo: buenos días, buenas tardes, buenas noches” (del Show de Truman), en donde un hombre vive inserto en un mundo prefabricado, y que es una verdad absoluta para el, pero que sin embargo, pequeños guiños, pequeños detalles, le permitían dudar de su verdad, hasta encontrar aquel mundo negado a sus ojos, fuera de los límites establecidos.
Bueno, ya nos daremos el tiempo para comentar algunas películas.
Muchos dirán que la verdad es una sola, sin embargo, en cada uno, vive una verdad propia, fruto del conocimiento, cultura, creencia, fe, esperanza, ignorancia, entorno, y cada punto de vista a su vez, seamos artistas o no, es una apreciación válida.
Entonces, ¿En qué crees?, ¿Por qué la masa busca en quién creer?, ¿Qué es Dios para ti? tal vez por inconformismo con tu propia verdad aún sigues ahí, o porque simplemente la incansable búsqueda nunca termina.
Dejamos gente invaluable en el camino, que fueron importantísimas en nuestras vidas, y que sin embargo aún les recordamos, muchos se reencuentran, otros menos afortunados, se visitan desde lejos, ya sea mirando una lápida, o buscando en una mirada perdida, algún indicio de aquella verdad que un día compartieron.
¿Por qué existe esta nostalgia entonces?, a caso, algo en nuestro interior, es lo que nos produce aquella sensación en nuestro estómago, como un revuelo que nos inquieta, y nos hace sentir como leones enjaulados, sedientos de querer saber, pese aún al conocimiento ya obtenido. Inconformismo, ansiedad, anhelo. Será esa necesidad constante e infinita, la que nos guía en pos del progreso y la evolución, más allá de los límites de la verdad que creemos.
No lo sé, quizás nunca lo sepa, quizás esa sea la gracia de vivir, sentir y disfrutar el infinito misterio de nuestro entorno, nuestros breves momentos, y ya que estamos de paso, aprender.
Sí, aprender que la vida es bella, y que la única finalidad de vivir, es sentir aquella verdad intangible, que por siempre nos acompaña en nuestro interior, y que nos conecta permitiéndonos pasar de curso, a esa otra dimensión, que con paciencia nos espera.
Las personas por lo general sufren cuando la escuchan, y por bello que sea, también. Decir las cosas tal cual, expresar abiertamente una idea, un pensamiento, un delirio de pasión desenfrenado, puede generar revuelo. Lo curioso es, que cuando la verdad de expone en distintos matices e idiomas, aún así, hay veces que no se cree, porque siempre estará la propia verdad interna por sobre las demás.
Un hecho, un acontecimiento, nos hace creer, pero no siempre lo que vemos es cierto, no siempre el número de protestantes que se muestra en televisión es tan masivo como en el lugar mismo de los acontecimientos. No siempre la pena es tan grande como se muestra, o incluso puede ser aún mayor.
La única verdad que conozco es aquella que no se ve, alejada de los cinco sentidos, y más cercana a una sensación. Llámese percepción, presentimiento, conexión, imaginación, no importa, existe, y es tan nítida e intensa, que de vez en cuando nos permite ver aquella profunda realidad que nos negamos a aceptar como verdadera.
Un ejemplo muy bien logrado, se puede apreciar en la serie “Dr. House”, donde las parodias metafóricas de decir la verdad, son expresadas en forma directa, fluyendo libres de prejuicios, pero que sin embargo, pese a la molestia, rabia, melancólica o tristeza, que puedan producir, al final hacen de la reflexión, el entendimiento y la razón. Indudablemente esto no está exento del sentimiento, y en muchas ocasiones tiene su costo, con un resultado incierto. Una verdad por un progreso, o una verdad por una destrucción, riesgo valedero si se pretende saber que hay más allá, y pasar a un siguiente nivel. En esta serie, una de las frases del personaje principal que se repite con frecuencia, es: “Todos los pacientes mienten”.
La verdad nos aprisiona o la verdad nos hace libres, todo depende del punto de vista, y de cómo convivimos con la verdad. Recuerdo entonces una frase de una conocida de otra película, que dice: “No estamos aquí porque seamos libres, estamos aquí porque no somos libres” (Matrix, dicha por el personaje Smith).
Como olvidar también, otra frase que dice: “por si no los veo: buenos días, buenas tardes, buenas noches” (del Show de Truman), en donde un hombre vive inserto en un mundo prefabricado, y que es una verdad absoluta para el, pero que sin embargo, pequeños guiños, pequeños detalles, le permitían dudar de su verdad, hasta encontrar aquel mundo negado a sus ojos, fuera de los límites establecidos.
Bueno, ya nos daremos el tiempo para comentar algunas películas.
Muchos dirán que la verdad es una sola, sin embargo, en cada uno, vive una verdad propia, fruto del conocimiento, cultura, creencia, fe, esperanza, ignorancia, entorno, y cada punto de vista a su vez, seamos artistas o no, es una apreciación válida.
Entonces, ¿En qué crees?, ¿Por qué la masa busca en quién creer?, ¿Qué es Dios para ti? tal vez por inconformismo con tu propia verdad aún sigues ahí, o porque simplemente la incansable búsqueda nunca termina.
Dejamos gente invaluable en el camino, que fueron importantísimas en nuestras vidas, y que sin embargo aún les recordamos, muchos se reencuentran, otros menos afortunados, se visitan desde lejos, ya sea mirando una lápida, o buscando en una mirada perdida, algún indicio de aquella verdad que un día compartieron.
¿Por qué existe esta nostalgia entonces?, a caso, algo en nuestro interior, es lo que nos produce aquella sensación en nuestro estómago, como un revuelo que nos inquieta, y nos hace sentir como leones enjaulados, sedientos de querer saber, pese aún al conocimiento ya obtenido. Inconformismo, ansiedad, anhelo. Será esa necesidad constante e infinita, la que nos guía en pos del progreso y la evolución, más allá de los límites de la verdad que creemos.
No lo sé, quizás nunca lo sepa, quizás esa sea la gracia de vivir, sentir y disfrutar el infinito misterio de nuestro entorno, nuestros breves momentos, y ya que estamos de paso, aprender.
Sí, aprender que la vida es bella, y que la única finalidad de vivir, es sentir aquella verdad intangible, que por siempre nos acompaña en nuestro interior, y que nos conecta permitiéndonos pasar de curso, a esa otra dimensión, que con paciencia nos espera.
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