25 abril, 2009

Restaurant Rossi

No es mucho lo que recordaba de aquella noche, pero sí se sabe que fue grata ya que se encontraba con buenos amigos. Sobre todo Jorge, quien era un tipo con el cual se podía respirar un aire de sinceridad, amabilidad a toda prueba. Era delgado, algo bajo de estatura pero en definitiva un hombre de gran corazón en quién se podía confiar plenamente.

Era verano, fechas cercanas a los festejos navideños, con mucho ajetreo de la gente que circundaba aquel lugar medio urbano. Muchas casas de un piso, de diversas formas ya que cada familia la había construido con su propio esfuerzo a través de los años.

Las calles aún sin pavimentar le daban cierto aire campestre y rústico a aquel lugar. Muchos postes de luz, se alzaban entrelazados con largos hilos que sujetaban algunos banderines y globos en las calles.

Era un ambiente positivo, alegre y festivo, donde la gente salía a las calles a celebrar y compartir libremente.

Más allá, grupo de amigos, salían riendo y comentando lo bien atendidos que estuvieron en aquel lugar, un recinto estilo restaurante con todo y show incluido. Se acercaron chacoteramente cruzando la calle en dirección donde estaban Jorge y el muchacho. Les habían contado de lo conveniente del lugar, explicando sus detalles. Curiosos, entremezclados con las bromas y tallas de los amigos que les acompañaban, agarraron ánimo, motivados por la curiosidad, y sin más cruzaron la calle en dirección a aquel lugar ubicado a pocos metros de dónde estaban.

Las luces de los faroles nos acompañaban entre la muchedumbre, hasta que llegamos al lugar, el cual denotaba una gran entrada y un letrero que decía, "Restaurant Rossi". Se quedaron parados algunos instantes, y se cuestionaban lo caro que podría ser el comer allí, ya que los recursos en esos instantes eran aceptables pero discretos.

El ánimo estaba, era cuestión de pasar y pedir una mesa, lo cual no fue necesario, ya que en la entrada, un atento mesero se les acercó gentilmente indicándoles que entrasen, ubicándolos al centro del recinto, al lado de un pasillo, relativamente cerca del escenario. Ahí quedaron los amigos, y por un rato sólo se dedicaron a observar las otras mesas. Era definitivamente un lugar basado en cosas naturales. Tanto los asientos como las mesas eran de madera rústica, barnizadas con un muy oscuro tono. Sobre sus cabezas se erguía un techo también rústico cubierto por un pajar y unos latones muy bien distribuidos y ordenado, sujetos por gruesos pilares redondos, también hechos de la misma madera natural y en el mismo color. Las luces eran extemadamente leves, y unas velas acompañaban a cada mesa. Seguramente la idea era que la gente prestase máxima atención al escenario. Habían pedido algo sencillo para comer, y mientras esto se servía, el escenario se llenaba de luces multicolores.

Un humo al estilo neblina llenó la base del escenario mientras la música empezaba a dar sus primeros acordes. Luego de una breve introducción, salió un personaje algo extraño, de pelo largo y ropa ajustada, que empezó a cantar a través de un antiguo micrófono, de esos que aún usaban cable. Vieron un rato el espectáculo, que entre el humo y las luces hacía perder al cantante, un ella o un ello algo exótico y estrafalario. Más bien parecía un pelucón, típico cantante de "rock". -- Decía Jorge. Pasó un buen rato, y mientras se conversaba, los muchachos repentinamente se percataron de que ya no habían meseros, aquellos que eran los que más se podían distinguir, dado su blanco atuendo. Se miraron extrañados con Jorge, y luego empezaron a prestar mayor atención a las mesas ubicadas a su rededor. Curiosamente, ya no había nadie en el recinto, y esto sucedía en cuestión de segundos.

Los amigos que nos acompañaban también habían desaparecido en la nada.

La música también cesó, ante lo cual Jorge dijo: -- Mira, el cantante se va. -- Que sucede? – Afirmó extrañado, el joven.
-- No lo sé -- Dijo Jorge aún mas extrañado.

-- Ey!!! tú!!. Sigámoslo. Rápidamente salieron tras el único personaje que quedaba visible aún en el lugar, y sin más desapareció también en la oscuridad del lugar. Entonces, tarde fue, cuando se dieron cuenta de que estában solos en un lugar ausente, diferente, del cual ya no podríamos escapar. Con Jorge se miramos extrañados unos instantes, mientras las luces poco a poco también abandonaba la tenuidad del lugar hasta el punto de sólo quedar en una total oscuridad. A tientas y casi en tinieblas, lograron distinguir el portón de la entrada principal, y al abrirlo descubrimos con sorpresa que todo alrededor estaba apagado, sin bulla, sin gente. Era un silencio total, que acreditaba una paz que en esos momentos no necesitában realmente, pero que sí se hacía forzosamente presente. El pensamiento de ambos jóvenes fue simultáneo, y por un buen rato, se sentaro a platicar sobre lo sucedido, con una inusual tranquilidad, mientras Jorge prendía un cigarrillo. Después de un rato, todo se hizo más y más oscuro, el aire más límpio, y apenas podía ver el humo y la silueta de Jorge mientras fumaba para tranqulizarse. Al rato, durante la conversación, la voz de Jorge, se se hacía cada vez más distante, y su sombra se iba desvaneciendo hasta que finalmente no le escuché más, y ya no le pude ver. Lo curioso de todo, es que no sentía temor alguno, más bien paz, una profuda paz que a ratos asombraba.

En ese instante, de absoluta tranquilidad, poco a poco el único integrante, alzaba su cabeza y observaba el cielo que estaba bellamente estrellado. Así pasaron alunas horas, sintiendo más y más liviano todo, hasta el punto de ya no percibir la gravedad. A su vez, miraba sus manos de vez en cuando, las cuales también se fueron desvaneciendo poco a poco en la nada, como si el aire mismo fuera parte de un todo que te rodea seductoramente, sin pedir nada a cambio.

Finalmente, ya no vió más sus propias manos, y la profunda paz lo envolvió, dejando que aquel último resplandor de sus ojos fijos en las distantes estrellas se fuera uniendo con el resto, en otra dimensión, donde ni el temor ni el dolor existía, donde por fin la verdadera paz junto a todos sus seres queridos, por fin se haría de una nueva realidad.

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