29 abril, 2009

La nube y el cielo



Caminando por un hermoso jardín, se detuvo un instante, era un niño, levantaba su vista al cielo y vio con asombro aquella enorme nube, esencialmente blanca y pura, de múltiples tonalidades y colores vivos.

Miró luego el suelo que le retenía, y se empinó alzando sus cortos brazos y extendiendo sus manos para intentar abrazar aquello que siempre ha estado en el cielo. Como un ángel majestuoso, era una nube hermosa, enorme, exquisita en sus más finos detalles, algo que muchos anhelaban, pero que era sólo privilegio ajeno de otras manos que tal vez no le apreciaban en pleno.

Aquel niño intentaba abrazar su enorme nube, encaprichado en sus remotas emociones, y limitado por sus condiciones. Sabía que no podía volar, y que la nube se encontraba demasiado distante, pero siguió contemplándola mientras aquel día tan plenamente iluminado por el sol, transcurría con una inusual lentitud, en total sigilo.

Aquel jardín era hermoso, lleno de maravillas, un bosque frondoso, rodeado de verde pleno.

Las delicadas flores daban sus generoso alimento a un grupo de abejas que trabajaban a lo lejos, más cerca, unas cuantas mariposas revoloteaban juguetonas e inocuas al rededor, mientras unos colibríes hacían de sus repentinas danzas al compás de un arrullo alegre con cada trinar en vuelo.

El muchacho se recostó para poder apreciar su nube, que era inmensa, pomposa y majestuosa como una Diva inalcanzable en el cielo.

El tiempo parecía detenerse a ratos, y en su pensamiento solo paz encontraba, era un día lleno, grandioso, maravilloso y sobretodo sereno.

Pasó así el tiempo, fue tan sólo un instante, donde aquel niño creció, casi sin darse cuenta, y pese a ello seguía siendo niño, en su mundo interior, donde todo era posible. Así, casi sin pestañar, se quedó, quieto y sereno, mirando su preciado tesoro, hasta que su vista se fue diluyendo en su anhelo, que por fin, en un tierno respiro, pudo alzar su mano más allá de su propio tino.

fue maravilloso, apenas unos pocos segundos, pero valiosos, por decir lo menos. Un sueño hecho realidad, en una realidad casi inexistente, anexa a todo lo conocido, paralela a lo cierto, pero más verdadera que el propio camino.

Sus pantalones se volvieron cortos, y su barba larga ocultaba ya su rostro de niño, más su vista jamás dejó de ver el cielo, donde por un instante abrazó su querida nube envuelto en la seducción de sentirse pleno.

En ese mismo minuto meditó, y su vida se alejó del desconocimiento, aquel que por un momento le permitía disfrutar una primera vez, por cada día de su vida, casi como si fuese un juego. Sin maldad, sin presura, ya sin miedo. Podía ya volar, y desde lo alto ver su propio cuerpo, yacido en el lejano jardín de sus más profundos y sinceros recuerdos.

Tan sólo podía ver lo distinto que todo era desde arriba, para alguien que por fin desprendía sus alas en un nuevo mundo de ensueño.

Su nube le rodeaba, como una forma de consuelo, suave y dócil, para luego irse diluyendo entre sus dedos. El muchacho, ya convertido en un hombre, observaba sumido en su nostalgia aquello por años sabido, y miraba sus manos vacías, que por momentos fueron tocadas por otras aún más pequeñas, que le indicaban la hora de volver a su propio destino.

26 abril, 2009

Publicidad y belleza

Muchas veces hemos apreciado patrones de belleza que aparentemente son alcanzables, y la publicidad nos sumerge en una constante invasión de ideas y conceptos que confunden la mente, para que un producto sea atractivo y sobretodo, vendible. Nos hacen creer que un producto es hermoso por el sólo hecho de parecerlo. Muchos ejemplos se podrían citar al respecto, pero con unos pocos nos bastará para ver la realidad que hay detrás, al otro lado de la moneda.




La verdadera belleza no está en aquello que vemos y creemos, sino en un conjunto de cosas que conforman la realidad de un ser, partiendo desde su interior, y en cuyo caso, aveces, sólo basta una simple sonrisa.

25 abril, 2009

Restaurant Rossi

No es mucho lo que recordaba de aquella noche, pero sí se sabe que fue grata ya que se encontraba con buenos amigos. Sobre todo Jorge, quien era un tipo con el cual se podía respirar un aire de sinceridad, amabilidad a toda prueba. Era delgado, algo bajo de estatura pero en definitiva un hombre de gran corazón en quién se podía confiar plenamente.

Era verano, fechas cercanas a los festejos navideños, con mucho ajetreo de la gente que circundaba aquel lugar medio urbano. Muchas casas de un piso, de diversas formas ya que cada familia la había construido con su propio esfuerzo a través de los años.

Las calles aún sin pavimentar le daban cierto aire campestre y rústico a aquel lugar. Muchos postes de luz, se alzaban entrelazados con largos hilos que sujetaban algunos banderines y globos en las calles.

Era un ambiente positivo, alegre y festivo, donde la gente salía a las calles a celebrar y compartir libremente.

Más allá, grupo de amigos, salían riendo y comentando lo bien atendidos que estuvieron en aquel lugar, un recinto estilo restaurante con todo y show incluido. Se acercaron chacoteramente cruzando la calle en dirección donde estaban Jorge y el muchacho. Les habían contado de lo conveniente del lugar, explicando sus detalles. Curiosos, entremezclados con las bromas y tallas de los amigos que les acompañaban, agarraron ánimo, motivados por la curiosidad, y sin más cruzaron la calle en dirección a aquel lugar ubicado a pocos metros de dónde estaban.

Las luces de los faroles nos acompañaban entre la muchedumbre, hasta que llegamos al lugar, el cual denotaba una gran entrada y un letrero que decía, "Restaurant Rossi". Se quedaron parados algunos instantes, y se cuestionaban lo caro que podría ser el comer allí, ya que los recursos en esos instantes eran aceptables pero discretos.

El ánimo estaba, era cuestión de pasar y pedir una mesa, lo cual no fue necesario, ya que en la entrada, un atento mesero se les acercó gentilmente indicándoles que entrasen, ubicándolos al centro del recinto, al lado de un pasillo, relativamente cerca del escenario. Ahí quedaron los amigos, y por un rato sólo se dedicaron a observar las otras mesas. Era definitivamente un lugar basado en cosas naturales. Tanto los asientos como las mesas eran de madera rústica, barnizadas con un muy oscuro tono. Sobre sus cabezas se erguía un techo también rústico cubierto por un pajar y unos latones muy bien distribuidos y ordenado, sujetos por gruesos pilares redondos, también hechos de la misma madera natural y en el mismo color. Las luces eran extemadamente leves, y unas velas acompañaban a cada mesa. Seguramente la idea era que la gente prestase máxima atención al escenario. Habían pedido algo sencillo para comer, y mientras esto se servía, el escenario se llenaba de luces multicolores.

Un humo al estilo neblina llenó la base del escenario mientras la música empezaba a dar sus primeros acordes. Luego de una breve introducción, salió un personaje algo extraño, de pelo largo y ropa ajustada, que empezó a cantar a través de un antiguo micrófono, de esos que aún usaban cable. Vieron un rato el espectáculo, que entre el humo y las luces hacía perder al cantante, un ella o un ello algo exótico y estrafalario. Más bien parecía un pelucón, típico cantante de "rock". -- Decía Jorge. Pasó un buen rato, y mientras se conversaba, los muchachos repentinamente se percataron de que ya no habían meseros, aquellos que eran los que más se podían distinguir, dado su blanco atuendo. Se miraron extrañados con Jorge, y luego empezaron a prestar mayor atención a las mesas ubicadas a su rededor. Curiosamente, ya no había nadie en el recinto, y esto sucedía en cuestión de segundos.

Los amigos que nos acompañaban también habían desaparecido en la nada.

La música también cesó, ante lo cual Jorge dijo: -- Mira, el cantante se va. -- Que sucede? – Afirmó extrañado, el joven.
-- No lo sé -- Dijo Jorge aún mas extrañado.

-- Ey!!! tú!!. Sigámoslo. Rápidamente salieron tras el único personaje que quedaba visible aún en el lugar, y sin más desapareció también en la oscuridad del lugar. Entonces, tarde fue, cuando se dieron cuenta de que estában solos en un lugar ausente, diferente, del cual ya no podríamos escapar. Con Jorge se miramos extrañados unos instantes, mientras las luces poco a poco también abandonaba la tenuidad del lugar hasta el punto de sólo quedar en una total oscuridad. A tientas y casi en tinieblas, lograron distinguir el portón de la entrada principal, y al abrirlo descubrimos con sorpresa que todo alrededor estaba apagado, sin bulla, sin gente. Era un silencio total, que acreditaba una paz que en esos momentos no necesitában realmente, pero que sí se hacía forzosamente presente. El pensamiento de ambos jóvenes fue simultáneo, y por un buen rato, se sentaro a platicar sobre lo sucedido, con una inusual tranquilidad, mientras Jorge prendía un cigarrillo. Después de un rato, todo se hizo más y más oscuro, el aire más límpio, y apenas podía ver el humo y la silueta de Jorge mientras fumaba para tranqulizarse. Al rato, durante la conversación, la voz de Jorge, se se hacía cada vez más distante, y su sombra se iba desvaneciendo hasta que finalmente no le escuché más, y ya no le pude ver. Lo curioso de todo, es que no sentía temor alguno, más bien paz, una profuda paz que a ratos asombraba.

En ese instante, de absoluta tranquilidad, poco a poco el único integrante, alzaba su cabeza y observaba el cielo que estaba bellamente estrellado. Así pasaron alunas horas, sintiendo más y más liviano todo, hasta el punto de ya no percibir la gravedad. A su vez, miraba sus manos de vez en cuando, las cuales también se fueron desvaneciendo poco a poco en la nada, como si el aire mismo fuera parte de un todo que te rodea seductoramente, sin pedir nada a cambio.

Finalmente, ya no vió más sus propias manos, y la profunda paz lo envolvió, dejando que aquel último resplandor de sus ojos fijos en las distantes estrellas se fuera uniendo con el resto, en otra dimensión, donde ni el temor ni el dolor existía, donde por fin la verdadera paz junto a todos sus seres queridos, por fin se haría de una nueva realidad.

16 abril, 2009

El cumpleaños


Un grupo de personas se reunía
gratamente para celebrar un
cumpleaños. Era un lugar de
Providencia, sencillo, tranquilo,
donde la alegría se manifestaba
en cosas simples, unas bebidas,
una torta extraña conformada por
pequeños pastelitos y una sola
vela enroscada de color rojo,
que emitía una música al moverla.

Llegaba casi al final, seguramente
algunos deseos ya se habían pedido,
y una acostumbrada oración en
preámbulo antes de la cena,
se hizo presente bastante rato
antes..

Eran personas muy sanas, de mucha
fe, pero no fanáticos ni aburridos,
ni lateros. Todo lo contrario.

Era tarde, ya más de las 22:30,
pero lo suficientemente a tiempo
como para alcanzar a sentir la
amistad del momento, aunque fuese
por unos breves instantes.

Prontamente emprendimos el camino
a nuestras obligaciones. No sin
antes, sentirnos agradecidos por
lo importante de aquel cortísimo
momento. Fue ver que pese a los
años las personas siguen en pié,
preocupados por lo que realmente
importa, pese a las dificultades,
sin rollos, sin trancas, siendo
los mismos que conocimos alguna
vez, y que aún pese al tiempo
están.

Es bonita la amistad. Algo que
no tiene porqué carecer de una
magia angelical, digno de ser
descrito con el respeto y el
transparente sentido de la verdad.

Para ser feliz, no se necesitan
grandes cosas, la vida no puede
ser vista como una constante
competencia de ganar o perder,
aún más, cuando no existe nada
contra qué competir.

Algo común para muchos, pero
Escaso para otros, eran
Diez personas, un cumpleaños,
y una escusa cuyo único objetivo
era simplemente compartir.




Gracias, por seguir siendo
como son.

14 abril, 2009

Sigilo


Se acercó con total sigilo, casi como un niño de pasos silenciosos, tranquilos y tímidos. Se quedó quieto un instante, con su mirada fija en un hombre extraño, que conversaba airadamente con otro, pero con voz tranquila y pausada, asuntos meramente laborales.

Aquel hombre no detectó su presencia, simplemente porque estaba distraído en su quehacer. Aún así, presentía una vibración casi imperceptible, pese a que había procurado aislarse de esas cosas, y sólo se percató de aquella presencia cuando su compañero cambió milimétricamente
su mirada mientras le conversaba.

Viró lentamente y vió con sorpresa, era un
rostro totalmente angelical que esbozaba una
tierna sonriza, mientras le miraba casi con
ternura. Sutilmente extendió su mano, al
parecer para saludarle. El hombre se acercó
con gentileza y extendió también su mano
para corresponder el saludo.

Su vista inmediatamente se clavó en la
delicada y blanca mano de la joven, y pareció
detenerse el tiempo por unos instantes.
Aquellos estilizados dedos se empuñaron
delicadamente, y aquel hombre no lo entendió.

El hombre miró con mayor atención,
y los dedos de la joven se fueron abriendo
poco a poco hasta alcanzar la palma de la
mano del hombre, dejando caer en ella
cuatro objetos que ocultaba con emotiva
preocupación.

El hombre sintió los pequeños objetos en
su mano, que eran tres huevitos de pascua
de resurrección, y una figurilla de un
sonriente Jack. El cogió los objetos con
sumo cuidado, quedandose perplejo
unos instantes. Miró con nostálgica
alegría aquellas figuras a la vez que
hacía una reverencia. Agradecido expresó
discretas palabras y ofreció un vaso de
agua. Ambos caminaron unos pocos pasos
hasta llegar a un puente cercano.
Conversaron de temas familiares aludidos
al regalo y su destinatario final.

Fueron apenas breves instantes, aunque
muy significativos para aquel hombre, ya
que en su acostumbrada soledad, le era
inusual recibir tan gratas sorpresas
que encerraban una sencillez y humildad
sobrecogedora.

La joven indicó que no se encontraba bien,
y dada la premura del tiempo, y su estado
febril, extendió sus alas, alejándose
gracilmente desde el puente en que estaban.

El hombre debía seguir su camino, y el apuro
de sus obligaciones lo encausó en su pronta
retirada también.

Durante su trayecto, cobijó aquellos obsequios
y los protegió dejándolos para un momento de
mayor paz y tranquilidad.

A la salida de un túnel, mientras caminaba
en dirección a su nuevo destino, pensaba en
aquel sutil momento, y se detuvo unos instantes
en una pequeña plaza. Miró nuevamente los
objetos y los ordenó sobre una banca de concreto.
Dejó por un instante que el sol se apoderara
de aquel entorno, y con paciencia intento
guardar en su mente el significado de sus
recuerdos. Así, no olvidó el estado febril
de aquella pequeña criatura alada.

Luego, posterior a su actividad, volvió
al lugar, subió ágilmente por unas escaleras
y acudió directamente a su refugio. Portaba
una medicina, pero no le encontró. Miró un
instante el lugar, recordó una vez mas su
rostro angelical dejando su cometido en
un rincón visible y prontamente se retiró.

Así, tan sólo deseó no olvidar, aunque sea
por un instante más, aquel breve y grato
momento que le acompañó por el resto
del día, sumergido en su mente, en el camino
que lo conducía en su eterno buscar.

Gracias.

12 abril, 2009

Artes Marciales (Tributo, Parte 1)

Un tributo a los grandes que han hecho historia en
el mundo de las artes marciales... Por mucho tiempo
me he dedicado a observar enajenado los pequeños
secretos que encierra nuestra enorme capacidad
para hacer cosas increhíbles con nuestro cuerpo.
La danza, la acrobacia, las artes marciales, la magia,
y todo aquello que está relacionado con el moviento
infinito que nos otorga el don de la vida, y que nos
hace sentir el vigor de que cada día podemos ser
mejores...

Primeramente revisaremos un poco de lo realizado
en el cine, por uno de los mas elegantes en este
rubro. Luego veremos unas demostraciones increhíbles,
donde el dominio del cuerpo se hace al extremo de su
capacidad, si es que este límite existe realmente.
Finalmente, un poco de conocimiento al respecto,
donde veremos los secretos de las artes marciales
bajo un punto de vista totalmente 3D.

Espero que les guste... ahí vá.


Pd. No hagan esto en casa.







11 abril, 2009

¿Quieres hacer hielo con fuego?


Introducción:

Este texto no es mío, pero lo incluyo
por encontrarlo interesante. Una vez, a mi
hermano lo insté a preguntarse como podía
hacer fuego con hielo. Ahora otro, personaje
anónimo plantea lo contrario. Será posible?..



Texto Original:

Usa acetato de sodio disuelvelo en agua en
un vaso de vidrio transparente.
Luego lo pones en el refrigerador unos 20 minutos
Después cuando este algo frío lo sacas, derrámalo
goteando encima de una mesa. y toma calor del
medio ambiente, y se solidifica , podes hacer cualquier figurita
Si quieres lo dejas en el vaso y le pones el dedo encima,
y huy.....comenzará la era del hielo.

El Mensaje


Era un joven tenue, pausado, tranquilo, tanto

en su forma de ser, como en su forma de caminar,

denotaba una profunda paz, exteriormente.


Nadie podría sospechar lo contrario, más sólo el,

sabía por lo que estaba pasando, era el mismo el

único testigo de aquello que motivaba su necesidad

de aislamiento. Vivía casi desolado, únicamente

dedicado a sus pensamientos, siempre alejado de

cualquier otro ser humano. Sabía los motivos, y

debía cumplir con su cuota de sacrificio, para no

dañar a otros, para no influir en la normalidad de

lo regularmente ajeno.


Rara vez compartía más allá del tiempo que

estimaba necesario.Un tiempo que siempre

lograba trazar con magistral exactitud.

A veces, imaginaba que toda esa ruidosa vida

interior, podría ser un don, pero NO, sabía

que era una cualidad común en todo ser humano,

donde la única diferencia radicaba en que el resto,

no se deba cuenta, porque nunca prestaba atención

a este cotidiano hecho. Todos estaban inmersos

en esta tradicional sociedad, creyendo siempre

que sus propias vidas comprendían una forma

“normal” de existencia. Cualidad de muchos,

y privilegio de sólo unos pocos que eran capaces

de cuestionarse estas cosas, en una plena rebeldía

interior.


Un conjunto de ideas y pensamientos agolpaban

su mente, ya saturada por el constante ruido de las

miles de voces, imágenes, olores, recuerdos que

venían desde cerca y desde lejos, a una velocidad

increíble.


Los años le dieron experiencia, y con ello vino el

aprendizaje, así, con el pasar del tiempo, logró

separar las cosas, manteniendo la cordura bajo

un solo concepto, “Control”, era aquello que

siempre le acompañaría como fiel amigo,

y le permitiría hacer más soportable su diario vivir.


Gustaba de dibujar cuando era infante, y entre sus

trazos alzó una vez, una imagen, era un rostro, tenue,

delicado, fino, en donde un ojo nunca le quedaba

simétrico. Quizás era una pista, porque siempre le

gustaba dibujar ojos, algo que nacía producto de su

imaginación, y que tal vez, nunca encontraría. A fin

de cuentas, que podría ser, una vaga idea, algo que le

permitía no olvidar, un concepto nacido de la nada,

o era un todo.


Con los años, aquel muchacho envejecía, y sucumbía

ante las heridas y enfermedades, como cualquier mortal,

e hizo del Alzheimer, un amigo más. Era su compañero

inseparable, que le permitía acallar sus recuerdos. Sabía

que el dolor podía ser dominado si se eliminaba el miedo,

como también sabía que el miedo podía ser doblegado

por el olvido. Una cosa mitigaba a la otra, y todo ayudaba

a manejar de mejor manera aquel ruido insesante en su

interior.


Entonces, investigó…


Pasaron muchos años, antes de reconocerles,

y sólo encontró tres, identificándoles con seguridad,

quizás alguno más, existiría. Eso nunca lo sabría.


Debía ser cuidadoso, porque así como era su forma

tan distinta de ver la realidad, para ellos también

lo sería. La probabilidad de que tuviesen las

mismas habilidades de percepción,

le inquietaban mucho, se podría presentar más de

un inconveniente. Tendría que ser muy paciente.


Desde muy niño buscaba incansablemente a otros

símiles. En el trayecto, conoció a muchos, farsantes,

creyentes, ego centristas, fanáticos, religiosos, místicos,

enfermos, científicos, pero ninguno se acercaba en lo

absoluto a la respuesta que necesitaba. Quería saber,

necesitaba entender, y encontrar las respuestas.

Un día, sintió una señal, intensa, nítida, y quiso investigar

si existían más de su propia especie. Cuando les identificó,

un nexo inmediato se estableció, y en una forma inexplicable,

su mente se conectaba con el grupo, como si fuese una

clara señal telefónica, o un dial de radio. Era una sensación,

una especie de vibración que le permitía sentir no solo

las emociones que solía percibía del resto, sino, además,

las imágenes ellos veían. Pero siempre se mantuvo

en el límite.


Cada uno poseía una personalidad especial,

Debían tener un tratamiento distinto. Detectaba que

Entendían lo que el mismo percibía, y aunque también

Se cuestionaban su existencia, pero de igual forma

continuaban con lo cotidiano de sus vidas.


Uno de ellos solía refunfuñar contra la sociedad,

Exteriorizando siempre lo absurdo y criticando

constantemente lo cotidiano. El segundo era un

personaje más bien liberalista, siempre en movimiento,

un buscador incansable que utilizaba la ciencia para

obtener respuestas. El tercero se sumergía en sus

labores y se abocaba plenamente a su familia, era

excesivamente tímido y cauteloso, dejaba siempre

su tiempo de lado a son del tiempo de los demás.

Cualidades totalmente diferentes, un solo

cuestionamiento, y a fin de cuentas un mismo

objetivo, recibir y entregar el mensaje.


El tiempo pasó, y después de muchos años, aquel

muchacho fue poco a poco cediendo su vitalidad

en manos de la naturaleza. No sin antes, ver

como uno por uno, se diluía aquel grupo, atrapados

por su propio tiempo.


Así, el mensaje que pensaba legar, fue celosamente

custodiado por el grupo, y siendo el último de su especie,

comprendió en su olvido, que aquella percepción nunca

se apagaría, aún pasando el umbral de la luz sin retorno,

ya cursada por sus propios amigos.


Sin más, sin menos, lo importante era el mensaje, aquel

que sin decirlo se dijo y fue recibido, a tiempo, antes

que se apagaran las luces para empezar un nuevo camino.


El mensaje simplemente decía:


“Ya nos veremos”.



08 abril, 2009

Calor heredado




Tengo tus recuerdos impregnados en mi mente,
me siguen, me persiguen, me acosan, y me dejan.
Es un fantasma más allá de la distancia, es
una brisa cálida que me envuelve y me indica
desde donde estas, pero no como. Es mi brújula
sin saber donde estoy ni donde iré. Es la ruta
del sentir sin querer capturarte entre mis
pensamientos.

Muchas veces, estas y no estas, siempre te siento,
pero nunca sabré de donde vienes, pero si como
vas. Es una sensación, una vibración
indescriptible que acosa mis sentidos,
del mas allá y cada vez desde más y más de lejos.
De vez en vez. Siempre.

No tiene control, no tiene tiempo, no tiene
límites y nunca se sabe como ni cuando aflorará
inundando los sentidos.

Es una señal del universo, es un don que todos
tienen, pero que pocos alcanzan a siquiera imaginar
o comprender, y nunca sabrán. Estamos, somos y

éramos lo que fuimos antes de existir, quizás por

eso recuerdo sin recordar.

Como describirlo, si el lenguaje conocido carece
de total sentido para aquello que existe y no ves.
Puedo percibir tu presencia y saber que estas aquí,
aunque distraigas la razón de mi existencia. Sí,
eres un distractor que me enceguece a la realidad
a la cual me debo, cada día.

De esto ya no puedo escapar, es así y no sé si
alguna vez terminará. Espero que no, sin saber
si quiero o no quiero.

Siento un calor inmenso, me agobia, me quema,
extrañamente siento como me afiebra desde donde
estoy, y crezco, como si ya no fuese lo que soy.
Debo dejar esta conexión, para poder seguir
sin aquello que siempre está presente sin
estar aquí.

Eso es lo que soy, no más, no menos, de aquello
que tanto seguí. Un sueño, una ilusión, una señal,
un sentir, un reflejo fiel de aquello que quise
ser y no fui.

Tan menuda, tan pequeña, y tan grande a la vez,
como contradiciendo en rebeldía conocida con la
fuerza interior de aquello que nunca ves.

Aún así, a su debido tiempo, volarás y extenderás
tus alas, hacia una nueva etapa, libre de esta
gran prisión que no parece ser pero es. Entonces
y solo entonces, comprenderás y apreciarás aquel
tiempo que por tantos años compartí. Apenas unos
instantes de cada vez, unos minutos quizás, u
otros tal vez.

No importa cuanto, ni el como, ni donde, sólo
importa saber que aquel mensaje no escrito,
nunca se fue. Es un regalo para que cuando
lo sepas, lo sabré, y cuando lo abras, por
fin libre estaré. Así descubrirás el porqué,
más no el qué, porque su propósito será
seguir y continuar, un legado que alguna vez
te dejé.

Así es, y algún día, lo entenderás, y podrás
por fin comprender, aquel calorcito intenso,
que yo mismo sentí, resguardado en tu interior,
tan protegido, tan cuidado, tan anhelado, como
un fiel reflejo de aquella señal que indica el
camino eterno desde dónde siempre estaré,
no ahora, pero sí después.

04 abril, 2009

La felicidad en manos de una niña

Felicidad es un sentir, un apreciar
la vida en colores, buscar las
alternativas que la actitud te
permita lograr y alcanzar.

Pero aveces suceden cosas
que no esperamos, regalos
que nuestro buen Dios nos
presta para que seamos
capaces de ver más allá
de nuestras narices y
descubrir que la vida
se abre paso, indómito,
bajo su propio propósito
personal, con su propia
identidad.

Ser verdaderamente feliz, no es sólo buscar
desesperadamente la felicidad, sino, también
saber dejar las penas atrás.

Así es, después de 9 años que la vi nacer
en una Clínica que ahora no existe,
me demostró con su primer llanto,
y sus negros ojuelos abiertos a la intensa luz,
que NO existen lazos, sino percepciones
que nos van sintonizando hacia otras
individualidades.

La tuve en mis brazos y ahora escribe
sus propias historias. Cuantas veces le
veré llorar, cuantas veces le veré reír.
Eso es lo que objetivamente podemos
llamar, vivir.

Que hermosa es la vida, que hermoso
es verles crecer, y compartir, sobre todo
que hermoso es vivir más allá del propio
tiempo.

Grande Valentina... ánimo, que aún
tenemos tiempo, y hasta donde pueda
siempre te apoyaré.



Pd.

http://valentinacaty.blogspot.com/

Aún no...


Pasé un buen tiempo sin ti, y creí que te había
dejado atrás, que por algún especie de milagro
ya no me visitarías más, pero ahí estás, haciéndome
recordar lo vulnerable que somos. Anoche sentí
tu presencia, nuevamente, pero esta vez con
una intensidad fulminante. Así caí de mi cama
y posé mi mano izquierda sobre ti, miaba al
suelo, en silencio, tratando de contener tu furia
inmovilizadora, abarcando cada vez más espacio
de mí, expandiendo tu sabida ramificación, y
extendiendo tus mortíferos brazos para
sucumbir mi existencia.

Te conozco, y sé tu propósito. Pero te lo ruego,
dame más tiempo, aún tengo cosas que hacer,
tengo una hija sabes, aún es pequeñita y me
necesita. Quisiera verle ya por sus propios medios,
grande, independiente, siendo feliz con su propia
familia, después de eso podrás disponer de mí,
como sé que lo harás.

Fuisteis intenso esta vez, que ahora logré
ubicarte, bajo mi costilla derecha ya hundida
por tu presencia. Sé que ya no me dejarás,
y sólo me darás un respiro de vez en cuando,
la ilusión de un tiempo más.

Pero igual agradezco tu presencia, porque
me aterrizas en aquellos momentos en que
la arrogancia me inunda cuando ya logro no
sentirte aveces, haciéndome creer que me
puedo mover como un niño y jugar con
todo el vigor que aún siento.


Por favor, te lo ruego... humildemente...

Aún no... sólo eso te pido. Aún no me lleves...

03 abril, 2009

Problemas... nunca faltan...


Desarrollo:


1.- PA LO OV LE Nadie

2.- LO LE (PA OV ->) PA OV

3.- PA LO LE (<- PA) OV

4.- LO (PA LE ->) PA OV LE

5.- PA LO OV (<- PA OV) LE

6.- OV (PA LO ->) PA LO LE

7.- PA OV (<- PA) LO LE

8.- Nadie (PA OV ->) PA LO OV LE


Resuelto. Que Fácil...




Otro...


Misma situación, pero 3 negros y 3 blancos,
solo dos en una barca, para cruzar un río lleno de pirañas.
Los negros son caníbales, y sólo se comen a los blancos
cuandolos superan numéricamente. Como pasan?




01 abril, 2009

Aveces se gana, aveces se pierde



Sucede todo el tiempo, en cada cosa que hacemos,
en cada paso que damos, en cada instante de nuestras
vidas. Siempre una constante predefinida que nos
sigue en el transcurso de nuestra existencia, desde
que somos simples células con flajelo, hasta el último
de nuestros días, cuando ya desistimos de nuestro
propósito, y entregamos la luz de aquella llama
fundamental que sustenta nuestra existencia.

Aveces ganamos, a veces perdemos, es lo cotidiano,
donde para muchos, esto es fundamental, un hábito
impregnado en nuestro propio diseño.

Los más tímidos, temen las consecuencias, a tal punto
que pierden oportunidades, o buenos momentos, aún
siendo cosas sanas, simples, y sin mayor perjuicio,
pero mitigadas por las propias trabas. Suelen envidiar
a los osados, pero en su cautela se mantienen refugiados
con su profunda e inquebrantable armonía y estabilidad,
sin mayores emociones que la rutina esparcida en sus
propias creencias. Internamente divertidos, soñando
siempre con una respuesta.

Los más osados, suelen obviar sus prejuicios, son cancheros,
corren a altas velocidades, no paran, nunca se detienen,
siempre quieren lo mejor, y no pierden oportunidades,
como si todo fuese un afanoso deseo por vencer y no ser
vencido. Tratan de gozar a pleno, aún cuando la situación
pueda escaparse de control. Generalmente les acompaña
alguna úlcera en el camino. Todo esto también se manifiesta
bajo el criterio de sus propias creencias. Externamente
divertidos, ansiando siempre una respuesta.

Ambos opuestos, son totalmente emocionales, algo
desequilibrados, cada uno en su estilo, pero muy
sentimentales, en una constante búsqueda. Es una
inquietud interna, casi incompresible, no siempre
identificable, producto de tantos años pensando de
una misma manera, la propia.

Aquellos que no están en ninguno de estos bandos,
también poseen lo suyo, aquel espíritu competitivo,
en otros esquemas, bajo otros estilos.

El punto es, que el camino del triunfo, no se encuentra en
en los demás, sino en uno mismo, porque la vida es una
cuestión de actitud, y atreverse, es una fórmula perfecta,
si se logra disfrutar manteniendo el justo control que
permita, no destruir aquella felicidad y armonía que
tan trabajosamente se ha logrado, ya sea familiar,
laboral, emocional, espiritual etc..

Pero las cosas no siempre son como las esperamos.
Virtudes y defectos van y vienen a granel, y todo tiene
un precio, un valor, un peso, como una inversión, donde
algo das, y algo quitas. Por muy seguros o vulnerables
que nos sintamos, jugando ya sea a ganador, o a temer
siempre a ser dañados, la apuesta es así, sin garantías,
incierta, inesperada, siempre con alguna sorpresa en el
camino.

Lo curioso de todo esto, es como sabemos si realmente
hemos ganado, o hemos perdido. No siempre creer que
se gana, es ganar, no siempre creer que se pierde, es
perder. Ni lo uno ni lo otro, sólo hay que saber tener
paciencia y ser capaz de reconocer aquellos breves
momentos que encausan nuestra verdadera felicidad.

Un minuto basta, para ser verdaderamente feliz, y
toda una vida para recordarlo.

En síntesis, todo puede suceder, y todo puede cambiar.

Lo importante, es no obviar aquel preciado minuto, que
más nunca volverá.