22 enero, 2009

El nonato de Joel


Que ganas de volver a ser niño, y no tener el conocimiento
que tengo ahora. Algo distinto sería, y este mundo así cambiaría.

Es "abandono", y muchas veces se confunde con la palabra "desprecio" o "miedo".

Ahora lo comprendo, eso significa la "casa", que es la prisión olvidada de dónde no puedes salir, por muy lindo que fuese el lugar, no quieres estar ahí.

Es por eso que siempre quieres tener el control en tus manos,
y cuando no es así, sufres la angustia de no poder sujetarle,
ya que mientras más lo intentas, aprietas su mano, y más
se desvanece entre tus dedos.

Él se fue, cuando eras muy niña aún, y su mano se extendió
para decir adiós desde el cielo, porque sin ser su deseo lo deseó,
y sin ser su momento, aún así partió.

Ahora entiendo porqué lloré también mi primer día de colegio.
Era eso. Esa misma sensación involuntaria de "abandono".

Era algo que compartíamos mucho antes de nacer. Lo entiendo
ahora, las pesadillas recurrentes, los cuestionamientos, la
inconformidad contra la incomprensión, todo eso.

Así, aún me falta una pieza para seguir, y esa pieza por fin
tiene un nombre, porque esa pieza está ahí, esperando,
sigiloso y cercano, desfasado en su tiempo, muy dentro,
y que ahora sé, que dicha pieza que falta, se llama "Joel".



http://www.aciprensa.com/vida/samuel.htm

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