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Solía tener una característica bastante poco común,
y cuando pequeño descubrió por primera vez que
su transfiguración lo llevaría a tomar la senda de
ser un ser único.
Accidentalmente, un día lluvioso, Joel se dispuso
atravesar la ciudad, ya que había perdido el bus,
y trotó con sus livianos pasos cual gacela, por
la mojadísima vereda. Era un paisaje hermoso,
armónico en sí, de enormes casas en las cuales
se denotaba la preocupación por el buen cuidado
de sus hermosísimos jardines.
Joel siempre admiraba aquel camino,
y muchas veces solía disfrutar de una tranquila caminata
en solitario. Pero aquel día fue extrañamente distinto,
ya que bajo aquella inesperada lluvia, empezó a soplar
con mucha intensidad un poderoso y frío viento de primavera.
A lo lejos se veía apenas, la figura de un niño de no más
allá de 3 años de edad, que corría con sus torpes pasos,
tras su escurridiza pelota, justo en dirección hacia la
avenida.
Instintivamente Joel aceleró su marcha para poder distinguir
de mejor manera aquella desventurada figura, y al poco de
aproximarse notó la despreocupada actitud del pequeño.
Al poco rato el trote se transformó en carrera, y luego
en desesperación. No fue más que su intensión de salvar
a aquel pequeño que se encausaba hacia la avenida en donde
Joel sin darse casi cuenta, sintió que sus piernas se
torcían inusualmente, como si sus rótulas se salieran
de su cause normal. Pero la adrenalina estaba lo
suficientemente elevada a tal punto que el dolor fue
rápidamente ignorado. Sus pasos se alargaron notoriamente
durante la carrera hasta que finalmente ambas piernas
cedieron al esfuerzo doblándose hacia atrás, en forma
contraria a la normal articulación. En ese momento,
Joel sintió un dolor insoportable, pero nunca dejó
de lado su mirada de aquel niño, y ya faltando
tan sólo 3 metros saltó impulsado con una fuerza
insospechada, pese que ambas piernas se encontraban
dobladas desde sus rodillas, totalmente al revés
de su forma natural.
Brincó exactamente en 45 grados, un ángulo extremo
para alcanzar al despreocupado niño del camión que
se aproximaba. El choque era inevitable, pensaba
Joel, mientras el tiempo parecía detenerse mientras
en aquellos escasos segundos se encontraba alzando
su brazo izquierdo más allá de los límites de su
alcance.
Extrañamente, fueron no más de dos segundos, que
le parecieron a Joel, varios minutos, y mientras
parecía casi detenerse en el espacio, su cuerpo
giraba, y por su agudizado oído se percataba a
la vez, de que detrás de él se venía otro trailer.
Su ojo izquierdo, rápidamente volteó hacia atrás,
de una forma tal que desformaba totalmente la
armonía de su rostro, mientras el otro aún permanecía
fijo, sin perder de vista al niño.
En cuestión de fracciones de segundos, ambos
enormes camiones chocaron entre sí, quedando
Joel prendido del niño con sus estirados brazos,
mientras rodaba por debajo de uno de los camiones.
El niño muy asustado, quiso llorar, pero su
reacción fue totalmente neutralizada por el
asombro plasmado en su palidecido rostro, al
ver el rostro de Joel.
Sus ojos estaban totalmente fuera de sí, y
miraban al muchacho y al camión en forma
totalmente independiente.
Joel, aún no se percataba de su actual estado,
y sólo el inesperado llanto del niño lo hizo
reaccionar y retraer su desencajado rostro,
y extremado cuerpo.
Mientras los padres del chico corrían en
dirección del accidente, una fuerte explosión
se hizo presente, haciendo que Joel saltara
lejos del lugar varios metros.
Al breve, Joel recobró la conciencia en una
clínica, ante el asombro de los médicos que
lo atendían, mientras trataban de entender
el porqué de sus heridas.
Joel se encontraba en observación, y sin
muchas posibilidades de poder moverse con
todos los vendajes y drenajes que cubrían
su cuerpo. Tan sólo, su peculiar mirada
le daba un alcance más allá de los límites
concebibles. Entonces no tuvo más remedio,
y se resignó a esperar en aquella iluminada
habitación.
No pasó mucho tiempo, y sintió deseos de ir
al baño, aún pese al drenaje que le habían
colocado en su uretra. Y trató de pedir
ayuda. Lamentablemente no podía hablar,
debido a su desencajada quijada. En su
desesperación manoteó con fuerzas, al
punto de hacer que la cama en que se encontraba
se movió bruscamente, golpeando el velador
adjunto, provocando que se rompiese un
florero que adornaba dicha habitación.
Entonces, el sigilo lo consumió en cuestión
de segundos, y sus ojos se reubicaron, fijando
su mirada en los pedazos que esparcidos en
el piso. Así, inmóvil, con su visión prácticamente
normal, dejó de ver dos imágenes por separado,
y en la medida que transcurrían aquellos breves
segundos, que le parecieron horas, sucedía
lo inesperado. Su quijada empezaba, lentamente,
a reubicarse, así como sus amoratados pómulos,
lo que sintió lastimosamente, ya que la anestesia
a la cual había sido sometido empezaba a dejar
su apaciguante efecto.
Sentía como se movía y reubicaba cada uno de
sus huesos, así como su tan destrozada nariz
se reconstituía hacia una total normalidad.
De pronto, en un reflejo casi involuntario,
su cuerpo, aún adherido a todo el vendaje y
el conjunto de tubos, se contrajo en un sólo
gesto de profundo dolor, a tal punto que
todas las conexiones y prendas se fueron
soltando en la medida que iban siendo
expulsadas de su cuerpo.
Al poco tiempo, se reincorporó, sacudió su
cabeza y nuevamente se recostó sobre la cama,
mientras su ya normal mirada, se pegaba al techo,
en un aire de total alivio, al recobrar el
oxígeno que se había extinguido en su total
compresión.
Rebozó sus pulmones de aire, y nuevamente
volvió a quedarse dormido.
No pasaron muchas horas, hasta que un grupo
de médicos, un hombre adulto de mediana edad,
que guiaba a un grupo de jóvenes practicantes
se acercaron a Joel, y se alarmaron con la
nueva condición del paciente. No entendían
como podía estar casi totalmente normal,
sin los tubos, y con las vendas esparcidas
por doquier. Miraron, y pidieron ayuda a
urgencias, ya que Joel aún se podía ver
con restos abundantes de sangrado.
Así, prontamente Joel fue sacado de urgencias,
y mientras lo encaminaban al pabellón de cirugías,
logró ver las luces que sobre el pasaban rápidamente,
en la medida que era transportado por un largo
pasillo, hasta llegar a un ascensor. Una vez allí,
sólo abrió los ojos para preguntar por el niño.
El estaba bien, le respondieron, siendo suficiente
respuesta para volver a su anterior estado de
inconsciencia.
Fue reconectado a unos electrodos, y otros aparatos
que permitían observar sus signos vitales, los que
se mostraban sumamente débiles. Sobre todo el corazón,
el cual mostraba una errática funcionalidad. Posiblemente
una arritmia, con un pulso sumamente bajo,
que empezó a preocupar al grupo médico.
Los doctores, hablaban entre sí, como murmuró
irreconocibles, mostrando desesperación a medida
que las horas pasaban a la vez que los signos
vitales de Joel se desvanecían.
Entonces, pasó lo que tanto temían, y su pulso
bajó rápidamente, mientras que la temperatura
de su cuerpo bajaba irracionalmente.
Los médicos, no daban ya muchas expectativas al
caso, y procedieron con el acostumbrado protocolo
de resucitación. Entre inyecciones y golpes de
cargas eléctricas, trataron infructuosamente de
reanimar a Joel, pero nada surtía efecto.
Lo que más llamaba la atención era lo rápido
que seguía bajando su temperatura, a tal punto,
que su cuerpo empezó a emitir un vapor propio
del contraste de temperatura entre lo ambiental
y su cuerpo.
Joel no reaccionaba con nada. De pronto, una
de las asistentes, comenzó a notar que una de
las manos del joven empezaba a gotear un líquido
blanco y transparente, como si fuesen gotas de
sudor, pero que en la medida que caían se iban
cristalizando, a tal punto que se empezaba a
formar una extraña forma en el suelo, algo así
como una escarcha que se iba acumulando en el
piso.
En pocos segundos, sus manos parecían congelarse,
así como sus pies, y luego sus extremidades
en general. Aquel frío profundo se iba expandiendo
sigilosamente desde sus extremidades, sin que el
grupo médico lo notase aún, salvo la enfermera que
se quedó perpleja mirando su mano.
En un momento dado el frío se empezó a sentir en
toda la habitación, y los médicos no pasaron por
alto este detalle, dando la orden de temperar el
lugar. El asistente accedió, indicando que ya
había subido el aire acondicionado, y que se
encontraba al máximo. Pese a ello, la temperatura
seguía descendiendo.
Prontamente el cuerpo de Joel, se empezó a enfriar
hasta el punto de congelar los instrumentos que
intentaban utilizar los médicos, y que rápidamente
se tornaban insostenibles.
Ante el asombro, el grupo médico se alejó cuidadoso
de la camilla en donde se encontraba el ya escarchado
cuerpo de Joel. La temperatura seguía bajando en
una forma casi insostenible, causando preocupación
que rápidamente se convertía en pánico.
La asistente que había sido la primera en observar
aquel fenómeno, aún no recobraba el sentido, y yacía
de pie e inmóvil desde hacía ya un buen rato.
La otra asistente, fue dominada por el susto,
y se encausó rápidamente hacia la puerta, la cual
no se habría dado que la cerradura ya se encontraba
totalmente congelada, y la manilla endurecida y
resbaladiza no cedía.
Los médicos, trataron entonces, de romper los
vidrios con algunos artefactos, mientras observaban
con terror como se iba congelando la asistente que
se había quedado inmóvil producto ya del congelamiento.
Uno de los doctores, sujetó fuertemente una silla y
la aventó hacia el ventanal principal, percatándose
que en la medida que se acercaba al impacto, esta
se iba congelando y fusionando con el vidrio, al
punto de quedar pegada al ventanal, fusionada desde
una de las patas.
El frío era prácticamente insoportable, como millares
de agujas que se fuesen clavando por todas partes,
y acentuándose en aquellos lugares cercanos a las
paredes o a la camilla donde se encontraba el cuerpo
de Joel.
En un momento dado uno de los 3 médicos trató de girar
para poder los aparatos que ya se encontraban totalmente
cristalizados por el hielo, produciendo que una de sus
piernas se quebrasen como si fuese un cristal, provocando
su inmediata caída.
Esto espantó a los otros dos doctores, quienes aterrados
pudieron observar como su colega quedaba inmovilizado,
con su rostro fusionado al piso.
Todos trataban infructuosamente de gritar, o llamar
la atención de alguna de las cámaras de viligilancia,
que a esas alturas ya se encontraban obstruidas e inutilizadas.
En pocos instantes, toda aquella habitación parecía un
gran cubo de hielo, expandiéndose hacia fuera de la entrada,
e inundando los pasillos más próximos.
La gente más cercana a aquel sector, acudió rápidamente
al lugar, algunos curiosos, y otros asistentes de seguridad.
Un par de pacientes, los más cercanos, aún con sólo sus
blancas batas, se apegaron al ventanal que daba a la puerta
del quirófano. Trataron de observar hacia el interior, y
procedieron a limpiar un poco el vidrio con sus propias
manos, mientras escasamente pudieron distinguir los cuerpos
del grupo médico, y el cuerpo congeladísimo de Joel sobre
la camilla. A los pocos segundos, las manos de ambos curiosos
se fusionaba y escarchaba conjuntamente con el ventanal.
El primero que había llegado, ya se encontraba congelado,
mientras el segundo le miraba aterrado al momento lograba
desprender una de sus manos del dichoso ventanal, sólo
para percatarse de que había perdido 3 dedos de su mano
derecha, y por completo su mano izquierda. Así, aterrado,
se fue como pudo, corriendo erráticamente por el pasillo,
totalmente fuera de sí.
El resto de las personas que estaban aproximando, sólo
atinó a ver su desesperación y tomar las precauciones
de no acercarse a aquel blanqueado pasillo.
Rápidamente todo el lugar fue invadido, tanto el pasillo,
como las escaleras de emergencia, provocando que las
personas de todo el edificio quedasen atrapadas, sin
ninguna posibilidad de escape.
Algunos de los vehículos que iban pasando por las
avenidas próximas al edificio, patinaban en la escarcha
que ya se había formado en el suelo, produciéndose
innumerables accidentes, y muchos más casos de personas
que se iban congelando en el camino.
Tanto reporteros, ambulancias, bomberos y el mismo
ejército, rodeó rápidamente aquel edificio, manteniendo
una distancia lejana y bastante prudente.
Los noticieros pronto provocaron no sólo el pánico
en la ciudad, sino también en las ciudades continuas,
y la atención mundial por aquél fenómeno que irreparablemente
seguía creciendo y expandiéndose.
A los pocos minutos, toda la ciudad fue convertida en hielo,
y el ejército tomó el asunto en sus manos, como un tema de
resguardo nacional.
Rápidamente se improvisó una reunión entre presidentes,
por vídeo conferencia, involucrando en su totalidad a las
máximas autoridades de la milicia de todos los países.
Así con la mayor prisa posible, la decisión fue unánime.
Realizadas todas las consultas pertinentes se comunicaron
con el presidente del consejo universal, formado desde
la última guerra mundial, y que tenía por objetivo existir
para fines de pacificación y situaciones totalmente extremas.
Se comunicaron con Martillo, un satélite militar que se
encontraba con lo último en tecnología nuclear, disponible
para esa época, pero lo suficientemente poderoso como
para hacer desaparecer a una metrópolis enorme. Y aunque
esa no era el objetivo de su existencia, el tema no tenía
semblante de parar, dada la magnitud y rapidez del crecimiento
de la maza de hielo que iba invadiendo todo cuanto tocaba.
La orden fue dada con total serenidad y energía. "Fuego"
se escuchó, y a los pocos segundos, desde el cielo se
podía visualizar un delgado haz de luz, que se enanchó
en fracciones de segundos.
Aquel lugar fue literalmente aplastado por el calor, y muchos
que se encontraban incluso a kilómetros sucumbieron ante la
arrolladora expansión del impacto.
Muy a lo lejos, un silencio se apoderó en todos los lugares,
y sin más las miradas quedaron fijas en el horizonte que
se oscurecida tras el nubarrón que se formaba en forma de
un gigantesco hongo.
Pasaron así varias horas, y la gran nube empezaba a dar
muestras de disipación. Algunos helicópteros se atrevieron
a rodear por las cercanías de la ciudad que se encontraba
totalmente destruida, sin siquiera dar muestras de que
en aquel lugar pudieron existir grandes rascacielos,
edificios en general o casas. Todo se encontraba totalmente
aplastado, y convertido en arena. Tal vez por algo, al
satélite le llamaban "Martillo", dado su poderosa fuerza
para, literalmente, "aplastar" a toda una ciudad.
Los helicópteros portaban algunos reporteros asignados
para poder dar testimonio a la humanidad de la magnitud
del acontecimiento, ya que se trataba de una de las
grandes ciudades que se manifestaban como prósperas
por sobre las demás. - Un verdadero titánico ha caído,
decía uno de los reporteros, mientras otros narraban
con ojos llorosos aquellas imágenes.
Con una cámara especial, una de las reporteras, Mabel,
logró por algunos instantes, enfocar adecuadamente en
dirección hacia el centro del epicentro, logrando captar
un minúscula y extraña figura esparcida en el piso,
que se movía muy débilmente, tratando de incorporarse.
--- o ---
En un local lejano, un bar, mientras todos veían con
asombro aquellas imágenes en un TV de alta definición,
uno de los clientes, dijo, - yo..yoooo.. yo le conozco..
es.. es.. Joel, el es mi hermano... noooooooooooo!
Ante aquella aseveración, el silencio se hizo presente
en aquel lugar, y por unos segundos, todos voltearon
para ver a Kael. Entonces el pánico se apoderó de aquella
cantina, y todos corrieron en distintas direcciones,
atropellándose, mientras otros pisoteaban a los que
iban cayendo al suelo producto de la desesperación.
Entonces, Kael se quedó totalmente sólo en la cantina,
y dijo - Nada sucede, yo no me estoy congelando.. no se
vayan, nooo, no me dejen... esperen...
Una vez dicho esto, su cuerpo se empezó a tornar de
un color rojizo intenso, ante el asombro de los pocos
que aún no alcanzaban a salir del todo.
Entonces el calor de la habitación fue rápidamente
tornándose en insoportable... hasta que las paredes
prontamente comezaron a incendiarse, conjuntamente
con el inmueble, en una forma totalmente espontánea
y frenética.
Fuertes explosiones se empezaban a sentir al rededor
de aquel lugar, partiendo principalmente por aquellas
en donde se expendía productos derivados de combustibles,
como bencineras, y centros médicos que usaban productos
energéticos e inflamables.
--- o ---
Mientras todo esto sucedía, Mabel desde el helicóptero,
se sintió sofocada y angustiada. Era hermana tanto
de Joel, como de Kael, y sin saberlo podía sentirlos.
Era algo que hacía muchísimos años no había sucedido.
pero que en aquella rara ocasión se hizo presente,
tal cual como si fuese la primera vez.
Mabel, sabía lo que significaba, pero no lo aceptaba,
otra vez no. Tan sólo podría observar y tratar de
contenerse, pero aquello era imposible, porque lo
sabía que lo realmente devastador estaba por venir...
Así fue como sus ojos cambiaron abruptamente de color,
y sus lágrimas iban perforando lentamente el casco
del helicóptero.
ALGÚN DÍA CONTINUARÁ...
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