Ciertamente, alguna vez existió aquel personaje que todos fuimos.
Con muchas ganas de conocer la vida, pero aún limpios. Toda una
época que no se puede olvidar.
A fin de cuenta, el conocimiento nos va amoldando y nos quita la
pureza que alguna vez tuvimos, pero lo importante es permanecer,
seguir vigentes, y sobretodo, querer jugar a ser niños, una y otra
vez.
Pese a ya tener 200 años, creo. Por mucho que no lo parezca
aún está ahí, protegido en el más profundo rincón de nuestro ser.
No más grande que la cabeza de un alfiler, pero está ahí, latente
e inmenso en su concentrada integridad.
Somos lo que somos, por lo que fuimos, y eso no cambiará, aún
pese al tiempo, aún somo como niños queriendo jugar.
Dedicado a aquellos que ya no están.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario