04 agosto, 2011

Agobio

(Cuadro de Eduardo Kingman)

De aquí a este último tiempo, se ha hecho cada vez más evidente. Desde distintas partes del mundo, ámbitos sociales, sin importar edad, ni credo, existe una sensación universal de agobio.

Para muchos, adultos en su mayoría, lo asocian a un tema de la edad, otros a su condición social, otros a su fe, los más jóvenes a la lata de ciertas cosas aburridas, otros al cansancio físico, tensión, stress, nerviosismo, sugestión de los últimos tiempos, historias que se enuncian como apocalípticas, 2012, soledad, ambientes enrarecidos, desconcierto, desazón, desconformidad, el clima, lenguas solares etc… etc… etc… No obstante, lo único que es cierto, es que es colectivo, sin importar el lugar o las condicion de cada uno.

Entre dolores de cabeza, desgano, olvido u otros síntomas, cada día, para muchos, se hace más y más pesado comenzar un nuevo día, es un estado fluctuante, pero claramente con cierta tendencia palpable. Incluso el asombro por las cosas, ha mermado, y ya nada es lo suficientemente sorprendente.

Creer o no creer, no es lo importante, sólo es cuestión de observarse a si mismos y observar al prójimo, en este el mundo que nos rodea, no muy lejos, ahora mismo, al lado. Por ejemplo, encender un TV, y ver que tipo de noticia nos bombardea cada mañana, observar que el mayor volumen de la publicidad que el resto de las transmisiones, observar la variación del voltaje en nuestras propias casas, percibir la temperatura oscilante que nos hace creer en síntomas, los productos que consumimos, muchos de ellos reciclados más de una vez, e indicados en las cajas con discretas señales, como la leche repasteurizada y su mágico número de veces en la parte inferior de la caja, las vacunas que de vez en cuando se masifican, las diversas tecnologías y sus curiosos fallos, u otros tantos ejemplos, incluso ver en el rostro de nuestros propios semejantes, un amigo, que de pronto de la nada en una conversación de pronto se desconecta del tema, o la visión perdida y casi enceguecida de quienes no se dan cuenta.

Algunos hablarán de conspiraciones, otros de temas apocalípticos, otros, verán en estos detalles una ostentosa fuente de negocio. En fin. Así, surgirán seguidores y nuevos líderes, que en realidad no lo son, porque siempre habrá aquel que está por sobre todo y por sobre todos. (No hablo de Dios, y no hablo de gobernantes).

El punto es, que debe existir una conexión entre estos dos fenómenos, este conjunto de acciones encriptadas y sus correspondientes resultados, y que obviamente alguién o algo que no vemos, lo controla, todo, más allá de las leyes físicas, en cubierto por la saturación de información persuasiva, y desestimadora.



A veces, sentimos que estamos cerca de encontrar la respuesta, pero cada vez que nos acercamos a ella, se desvanece con alguna distracción, en un segundo, en un simple abrir y cerrar de ojos, hasta el punto de incluso creer que algo con voluntad propia pudiese lograr bloquear nuestros sentidos.


No señor, no es cansancio como se cree, no lo es.



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