16 octubre, 2009

Trekking (R)


Mañana será un día diferente, cada día lo es, habrá mucho espacio por recorrer, una montaña gigante espera a ser conquistada, no sé si lo lograré, pero ahí estaré. Será un día de Trekking, destino, el Morado, a 93 Km. de Santiago en la localidad de Baños Morales, doloroso difícil para mí, pero hermosa fuente natural de más de 3.000 hectáreas de superficie, donde sin duda las fuerzas físicas ya no sólo dependerán de la voluntad, porque el músculo cuando no quiere, no quiere y punto. Pero el entusiasmo está, y mientras esté, con positivismo y alegría, sé que permitirá llegar lejos. Un paso a la vez, sin apuro, con tranquilidad, la idea no es competir, sino disfrutar del paisaje y la compañía de unos pocos amigos.

La creencia de lograr una determinada meta, tal vez sea una ilusión, o una realidad, eso nunca se sabe, porque el futuro es incierto, y depende de tantas cosas. Pero tener fe, no es malo, creerse el cuento y pensar que se puede lograr la cima, es suficiente, y aunque no llegue ni a la mitad de la montaña o un cerro, algo lograré. Por ahora, tendré que subministrarme del equipo adecuado. La hora pasa tan rápido, que el día se va sin más.

En mi incursión anterior, pequé de soberbia, y tomé mi propio camino que por poco me costó caro. Aporrearse en una caída de treinta metros, a cualquiera le cambia la vida. Recuerdo que esa vez me quedé sólo, y pese al dolor, me vi obligado a subir. Difícil fue, pero en mi mente siempre estuvo el recuerdo de todos mis seres queridos. Recordé los buenos momentos, y pensé en los muchos que aún quedaban por vivir. No niego que el pánico se quiso apoderar de mí, pero al final lo logré y pude salir. No caeré, porque hay personas que dependen de mí, que me necesitan, personas por las cuales vale la pena vivir. Y no hablo solamente de la familia.

Así es, y es cierto, hay que puro mirar hacia delante y seguir. Siempre se aprende, y en esta nueva escalada prometo ser más prudente. Yo creo que nadie encadena a nadie, y en este caso voy porque quiero ir, tampoco niego que me da temor, porque será un lugar desconocido para mí. Un amigo sostendrá una mano, si alguien ha de caer, aunque está claro que no siempre es posible estar en todas.

No sé que pasará mañana, nadie lo sabe, las promesas son inciertas en principio, hasta que el tiempo pasa, y se aprecia que en realidad llegado su momento, estas se cumplen.

Aprender, sostener una mano, tener seguridad, son cosas que uno se propone, con la mejor voluntad del mundo. No hay garantías, no hay cadenas, no hay contratos de por medio, no hay ni triunfos ni derrotas, porque el terreno será siempre distinto. Aguantar es el lema, porque una vez arriba, hay que saber volver, sí o sí, como dijo un amigo. No hay más alternativa.

Y es cierto, con cada día uno aprende, y nunca se termina de aprender. Se es fuerte, y se sabe lo que uno vale cuando aprecia todo lo que significa para los demás.

Vamos, no hay que rendirse, me digo. La timidez se me nota, y un amigo me increpa amistosamente, y me dice - “No me dirás que se te hacen los chitecos”, yo le miro, y nos reímos. Me pica, y más ganas me dan de participar en la travesía. Lleno de temores, claro, obvio, porque sé que si soy imprudente puedo afectar a otros, y eso no es razonable.

Bueno, tímido o no, la aventura de la vida espera una vez más, un día a la vez, subiré a la montaña si Dios quiere, hasta donde pueda. Es un paseo, no es competencia, y la idea es encontrar la satisfacción de lograr la cima, la propia.

Temor, siempre, y no me avergüenza en lo absoluto, prefiero la prudencia, porque sé que debo ser responsable y hay gente que me espera de vuelta. Para quienes me conocen realmente, entienden el valor de estas palabras. Está claro que quién no se atreve, no cruza nunca el río, y el que no es prudente, se ahoga. Entonces, hay que buscar siempre un punto de equilibrio, ni mucho que te pases, ni poco que te quedes.

Tranqui, tranqui. La paciencia tiene sus buenos frutos.


Referencia:

http://www.gochile.cl/Activ_s/trekking.asp

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