28 abril, 2011

Mañana



Mañana... El siempre tan esperado mañana. Quién sabe, pero es probable que mañana salga el sol, y aunque sea por un ratito, hace falta. Muchos días nublados, son algo tristes para algunos.



Pero mañana será otro día, uno como cualquier otro, o un día muy distinto y especial. Todo es tan relativo en esta existencia, pero sin duda, siempre existe un punto de equidad, donde todo fluye mejor cuando hay buena voluntad.


Sea como sea... mañana, será mañana.



24 abril, 2011

Un tiempo de Luz

Una necesidad básica de todo ser humano, es y será siempre la constante búsqueda de la armonía con la música, las imágenes, y aquella luz que nos provee nuestra propia imaginación, donde nuestros sueños se hacen realidad en el momento mismo en que otros pueden verlos.

15 abril, 2011

Alivio



Buscaba una palabra, una ecuación, un descifrado que permitiese entender el por qué de un todo, más allá de lo conocido, y más acá de lo presente. Una semana llena de dichos, distracciones y cosas que duelen.

Es físico, ya lo sé, pero hay que ser paciente. Si lo he sido por tantos años, porqué no serlo en los días presentes.

Pero está bien, se asume lo que se tiene, y el bichito inquieto de la inconformidad nos permite levantarnos para mirar lo inalcanzable, estar donde se debe estar, y a su vez querer estar presente. Mejorar, hacer que los propios tengan una vida digna, hacer que los vientos corran a favor de la velas, aún en un mundo tan corriente.

Claro que se siente, y si no fuese así, que gracia tendría, no tener dolor, ni penas, ni alegrías, ni un llanto que nos despierte. Es parte del diseño, es parte de esta especie de adicción envolvente. Es una necesidad, un estado fluctuante y cambiante, como tener sed, como sentir hambre, como querer escuchar música, o tener esos espacios que a veces no se tienen.

Alguien mira, se acerca y pregunta: - ¿Qué sucede?, y dices nada, pues nada tienes. Solo tu sabes, porque de nadie más es, aquel pequeño universo tan propio, gentil, y tenue.

Rápidamente se va, tal cual así como viene, envuelto en otras preguntas que no se desean escuchar, porque las respuestas no se tienen.

Sólo sé, que así es la vida, y cuando duele, duele.

Pero nunca hay que olvidar, que siempre después de un gran dolor, un gran alivio se viene.

Pintura


Vio una imagen hermosa y bella, que denotaba la rectitud simétrica de lo triangular, perfectamente alineado bajo un manto de intenso color negro, destacando por sobre una lámpara, libros y un tazón que le pareció gracioso. Todo un cuadro. Unos lentes finos estaban puestos en su objetivo, representando el pensamiento concreto, concentrado y correcto de una actitud avasalladora, que no se dejaría vencer por nada, ni por nadie, jamás.

Así son los artistas, el segundo preciso en el instante preciso, como un paisaje, una foto, un cuadro, una música, y con un poco de suerte, pudo observar que todo marcha bien, cuando así es lo que se propone.

Entonces, sintió alivio, una tranquilidad que necesitaba, donde una imagen, a veces vale más que mil palabras.

Después de eso, vio el sol desde su ventana, alegre, brillante e intenso, y recordando aquella simple imagen, sintió felicidad y todo pareció bello nuevamente.

14 abril, 2011

Desde una Ventana


Miraba desde la ventana los transeúntes que como hormigas que circulaban por las contaminadas calles del centro de la ciudad, era un atardecer nublado, un tanto triste, desanimado, con anuncios de lluvia. Sus manos entrelazadas tras de sí, denotaban sus dedos inquietos y ansiosos, esperando lo que generalmente no esperaba, su hora de salida, su “libertad”.

Miraba desde la ventana, y observaba a su vez su propio rostro a través del reflejo, y podía apreciar la blancura de sus pensamientos en un tono puro y calmo, desde la altura en que estaba.

Miraba desde la ventana y meditaba en como son las personas, y como todo apuntaba a un patrón común del cual nadie podían escapar. “Sólo piensan en si mismos, acercándose sólo a la luz que les convence, que los mantiene cálidos y vigentes, aquella que más les conviene.

Miraba desde la ventana, como una verdadera selva se ligaba, donde el concepto de competir para salir adelante era lo más importante, donde hay que luchar para desplazar a otros, donde incluso, para entrar a un simple bus, un carro de metro, o en la misma calle, la gente se atropella sin cortesía, sin fianza.

- “No me parece”, pensaba.

Miraba desde la ventana y recordaba con profunda nostalgia, la inocencia de otros tiempos, donde lo profundo no era lo monetario, porque simplemente no existían monedas, todo era escaso y lejano. Recordaba las enormes caminatas de unos pies más nuevos que le permitían avanzar cuadras de cuadras, feliz, en una época en que el verde de los árboles era más verde y tiempo parecía detenerse con el sol de una inocente mirada. Recordaba también los relatos de aquellos más antiguos que corrían descalzos por la escarcha, para ir a un colegio distante a kilómetros, en otro tiempo aún más antiguo, aún más limpio, aún más amigo de lo simple y de lo sencillo que ya descansa.

Miraba desde la ventana, los autos pasar, cada día más veloces, y las gentes alborotadas. Pesaba, que todo pasa tan deprisa, que de menos otros tiempos más calmos extrañaba.

Miraba desde la ventana y pensaba que indudablemente todo cambia, nuevos edificios, nuevas obras, otras artes, nuevos ojos, y nuevas canas. Es algo que llamamos civilización, evolución, prosperidad, crecimiento, unos antes, otros después, desfasados por siempre en el tiempo, generaciones enteras encaminadas. ¿Hacia dónde?, ¿Cuál es su destino?, quizás nunca lo sabremos, o quizás a un destino de esperanza.

Miraba desde la ventana, y escudriñaba en que había vivido un pedacito de aquella luz que por siempre guardó para sí, cristalina y pura como el agua de un manantial, sin darse cuenta que su origen había cambiado, por el sentido práctico de la vida que envuelve a los seres humanos a continuar por la senda elegida, aquella que no te “estanca”, aquella que se deja llevar por la convicción del simple orgullo de ser más que los demás, y no menos de lo que pasa.

Miraba desde la ventana, y podía ver su sueño, envuelto en las imágenes sobrepuestas que invadían su mente, tan nítidas, como el mismo instante en que fueron impregnadas en su ser, en una iteración infinita que se fusionaba a su existencia en una encrucijada.

Miraba desde la ventana, y así estuvo, meditando, pensando y dialogando cosas de la nada, cosas de todo, cosas que permanecían y de cosas que se alejaban.

16:16 PM, de pronto todo se despejó. Una sensación de alivio inmenso en su cabeza le dio alivio, y todo fluyó con una normalidad inesperada.

Poco después, ya había salido, y miraba hacia la ventana, más alta y más inalcanzable, mientras que entre el bullicio se diluía, sin perder aquel sueño que por siempre guardaría, al otro lado de la ventana.

08 abril, 2011

En busca de la Felicidad


Seguramente a muchos no les diga nada el nombre de “Chris Garden”, un tipo afro tratando de superar lo insuperable, pero si muchos recordarán al popular Will Smith nominado a un Oscar por la película “En busca de la felicidad” del año 2006.


Bueno, ayer fue un día de intenso diálogo (interior), notoriamente agotador, tanto así, que incluso una joven aludió un “Ánimo” a quién se dirigía hacia el paradero. Era muy notorio, que fue difícil simular en casa, y sin cenar se fue a dormir.


Era tarde, obviamente no durmió, pese al cansancio, y por algunos minutos se quedó en su pieza a oscuras, en silencio, acompañado sólo de una manzana. Pasaron así algunas horas, y entre medio, algunas cosas que hacer, inquieto como era, de pronto se quedó clavado en una película del cable “En busca de la felicidad”.


Sus emociones se impregnaron con la situación mostrada, donde un padre afanosamente trataba de superar un agobiante tema económico y coincidente con puras malas rachas, hasta el último de los detalles. Vio a un hombre, un padre, frustrado y en la calle, y luego en un albergue, procurando lo imposible, simplemente surgir y estabilizar el bienestar de su familia, su hijo, su única familia y del cual nunca se desprendía.


El caso es que, pese a todo el peso emocional que conllevan ciertas situaciones, en la vida, de alguna forma u otra se tiene que superar. No siempre es fácil, pero al menos se puede intentar.


Recordó entonces una frase de la película que compaginaba con su pensamiento…


No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo... Si tienes un sueño, debes conservarlo... Si quieres algo, sal a buscarlo. Y punto.”


Ya en la última escena, donde al personaje “Chris Garden” le contrataban como corredor de bolsa, se permitió un segundo y anotó en un papel una última frase de la película, que le pareció muy personal…


Esta parte de mi vida, este pequeño momento de mi vida lo llamo Felicidad



Con aquella última frase, apagó su televisor, y aunque tarde, finalmente pudo dormir.


06 abril, 2011

Otro día

A fin de cuenta ¿qué somos?, ¿quienes somos?, ¿seres únicos?, ¿seres colectivos?, ¿seres divinos?, ¿seres intachables?, ¿intangibles dentro de un envase?, o ¿seres derivados de una misma canción? ¿Que hacemos en realidad?, ¿cual es el objetivo?, ¿que se busca en realidad?, ¿a que jugamos?, si a esta vida se le pueda llamar así.

¿Que es lo que nos envuelve?, son tus propios apuros, tus propias necesidades, que surgen a diario sin buscar, y otras que sin buscar se encuentran sin necesidad, y se manifiestan con intensidad, hasta el punto que se nos hace necesario, nos atrapa, nos envuelve, nos atrae como un imán, para luego señalarnos que los caminos que deseamos, son caminos sin andar.

Somos seres orgullosos, almas orgullosas a la deriva en un barco sin mar.

¿Cuanta sed se necesita para que un sorbo sea suficiente en nuestro conocimiento, y en nuestro pensar?

Sólo sé que no siempre es todo como uno lo espera, y sin importar que tan planificado o improvisado esté, lo que se da se da, mejor o peor, pero como la primera vez, como la vez de ahora y como la de siempre, incierto se da.

Que inconformidad, que descoordinado todo está, cuando más se necesita, es cuando más soledad hay.

El tiempo se hace, cuando se quiere de verdad, y por muy contradictorio que parezca, aquellos minutos fugaces de nuestras vidas, que nos ciegan, solo son unos escasos minutos que refunfuñando se quedan, en una eterna discusión sin parar, tantas veces necesaria, en nuestros propios pasos que cruzados de brazos seguimos, como la sombra alargada que sin duda nos permite continuar, bajo la senda de un comprensivo estar.


Hoy es hoy, y mañana, otro día será.

05 abril, 2011

A Toda Velocidad




La jornada comenzó a las 6:00 AM, un poco más temprano que de costumbre, aún bajo la oscuridad de una madrugada que se inicia como termina, rápida y sin pausas.


Entre colectivo, metro, u otro medio de transporte, se encausó hacia el centro de la ciudad, tan sólo para buscar su chaqueta, arreglar algunas cosas y prontamente continuar con su travesía por el mundo laboral.


Así nace esta historia, como una observación hacia este mundo vertiginoso que nos impulsa a seguir sin desvíos por nuestras responsabilidades y obligaciones, donde el tiempo siempre nos deja sin respirar.


El destino… era estar presente en la ubicación misma de lo encomendado, para muy luego regresar. Mientras, un hombre impaciente discutía en el camino, por unas zapatillas, a la vez que otro le trataba de calmar.


Fue una jornada algo inusual, rodeado en todo momento de quienes reunidos se pusieron fehacientemente a trabajar. Quiso por un momento decir muchas cosas, pero breve y conciso, sólo quiso en un comienzo saludar.


Luego, ya cuando todo fluía, y sin retorno, sólo pensaba en una sola letra que en vano se puso a esperar. Resignado, procuró que la carrera valiera la pena, y que los 13 caballos llegasen a su destino eventual, a un Norte como aquel en que desde su nave le vio un día esperar.


Son cosas propias de un mundo saturado, codificado en un mismo lugar, tan lejos y tan cerca que casi se podía tocar, como si fuese una paradoja, y que obviamente furor ha de dar.


Pero el tiempo no perdona, y un gesto de paciencia no podría esperar, entre lo escueto por sobre lo informal, sobre todo si en los pocos datos no se ve lo que con arrebato se ha de tirar.


Recordó entonces su infancia, y ese mismo pesar, incomprendido, restringido y todo un mundo para volar.


Que tiempos aquellos, se decía, donde la inocencia podía más, una suerte de locura sana que por siglos le ha de acompañar. Pero así es la vida, y nos impulsa a correr, a seguir corriendo una y otra vez más, deambulando como salmones contra la corriente en una vertiginosa carrera que no puede parar.



Así es esta sociedad, tal y como está, todo fluye muy de prisa, y cada día más, tanto así, que lamentablemente no deja los espacios para poder hacer siquiera una pausa, una reflexión o un momento de paz.


Nada se detiene, nada es igual, el pulso se acelera y lo único cierto, es el nerviosismo presente se hace real, por todo lo que se siente cuando todo gira tan cercano en su andar.


Como hubiera deseado una pausa, pero ya no se pudo y ya, todo lo que queda, presente y ausente, rápido pasará, como el soplido del viento, en los ojos buenos de otro mirar.



Si no quedó claro, pues así no más quedará, un día tan cercano, tal cual como otro tan lejos está, donde la distancia es nada, en un mundo inmerso en la mente pensante de quién reniega de su propia velocidad.




PD. Y ya es de noche, una vez más!...


02 abril, 2011

Crecimiento


Ayer fue un día especial, maravilloso, después de tanto tiempo, una llamada telefónica, y la noche se extendió fácilmente hasta casi ver el sol de un nuevo día. La treintena se reunía en el hermoso lugar hecho a pulso de uno de los niños, el primero, el más antiguo, que había logrado alcanzar uno de sus tantos sueños, un hogar.

El girante de negro, ya no encorvaba su envergadura como antes, sus pequeños habían crecido, y en algunos casos ya se tenía que empinar. El saludo fraterno, emotivo, y gustoso no podía faltar, la música casi ochentera acompañaba el ambiente que se fue prendiendo sin vacilar. Alegres, dicharacheros, la enorme prole se reunía una vez más, y la satisfacción de verles no sólo más altos, más hermosos, más despiertos frente a la vida, regocijaba en su mente un pensamiento de paz.

Cuatro velas para cada década vivida a falta de una más, era sólo la escusa sin más, porque el anhelo interior de cada uno, no dependía del motivo, más bien de una necesidad. Era el sólo hecho de reunirse, aunque sea de vez en cuando, suficiente como para alimentar el espíritu regocijándolo de verdadera felicidad.

El gigante plateado alcanzó a conversar con casi todos, preciados minutos donde no sólo se encontró con sus palabras, sino también con sus sentimientos que con profunda intensidad respetó, y respetará hasta el final. Uno a uno, los reconcomios afloraban en la inquietud mágica del propio caminar, no solo por lo aprendido en la vida, sino por lo forjado a punta de enormes sacrificios, que de seguro darán sus frutos en un próspero pasar. El gigante vio con orgullo que las hebras de cada hilo tendrían un curso correcto, como mucho esfuerzo en un comienzo, pero con la juventud a favor, llenos de esperanza y vitalidad.

La humedad en los ojos de algunos, sólo encomiaba sinceridad, pensamientos guardados, intensos, contenidos para no desbordar, se daban cita en cada detalle bajo el cariño silencioso que cada minuto dejaba apreciar.

Son pensamientos, son emociones, replanteamientos, decisiones, son el futuro, son el presente de lo que queremos y lo que el futuro nos deparará. Pero sobre todo, los sentimientos por siempre nos acompañarán.

Mis niños, por siempre mis niños, que grandes que están.

Mis niños, mis preciados niños, que grandes estarán.

01 abril, 2011

12 Segundos


Caminó varias cuadras bajo el calor intenso de la ciudad, quizás motivado por una necesidad, hasta llegar a su destino, uno tan simple como gratificante. Se detuvo un rato a descansar y contemplar la belleza del lugar, bajo la sombra de un gran árbol que con gracia soltaba sus hojas como lluvia de esencias emanadas de un caudal. La brisa fresca y tranquila le acompañó por algunos instantes pese al ruido constante de la ciudad. Se quedó de pié mientras observaba el paisaje. Luego una ráfaga de viento se apoderó de las hojas, que se levantaron en remolinadas e irreverentes frente a el. Agudizó su visión, y de pronto notó que las hojas amarillentas que subían iban dejando esa dirección por efecto de la gravedad. No obstante, por algún extraño motivo, todas se detuvieron en el aire, exactamente 12 segundos. No había lógica en lo sucedido, y con una rápida mirada corroboró que absolutamente todo lo demás estaba igual. En la quietud de la pausa, el silencio se vino, y en un acto reflejo levantó su brazo derecho para coger una hoja, la más cercana. Lentamente alzó su mano y juntó con extrema delicadeza sus dedos para no desgajar la hoja reseca que permanecía suspendida ante sus ojos. Cuando por fin la cogió, todas las demás cayeron, y todo volvió a ser “normal”. Luego de eso miró su reloj, y conciente de que nadie le creería, guardó la hoja aún impregnada en su mano, y se retiró.


“Lo bueno a veces dura poco, y a su vez se hace extenso en el infinito recuerdo de lo asombroso, sólo es cosa de coger lo justo y lo necesario en el momento preciso de un segundo único, eterno y por siempre, hermoso”.