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Generalmente, cuando algo no resulta como uno lo espera, es porque nada es absoluto. Por algún motivo las cosas suceden, así como también, por algún motivo las cosas no suceden. Por algo será.
No hace falta ser genio para deducir, y ver como un oportunista asecha como lobo hambriento, para menoscabar la bondad y nobleza de quién es más susceptible. El gran intelecto indica que la probabilidad de que algo ocurra a la razón de uno en un millón, es 100% factible cuando se ocupa la insistencia del millón de intentos, con lo cual, el más débil al final termina cediendo. Que brillante estrategia, embaucar a fuerza de ofrecimientos y de deducir lo obvio. El lobo siempre será lobo, y el cordero siempre será cordero.
Las personas suelen armar rompecabezas que no siempre concuerdan con la realidad, y más encima seguir las pistas de quien tiene su propio objetivo en mente. Siempre faltarán piezas.
Las cosas cuando están claras, están claras y ya, no hay más vueltas que dar. Todos te dirán su punto de vista, y esa será una verdad. Pero lo real lo sabes, porque siempre ha estado dentro de ti. Eso es innegable.
La inocencia es algo que siempre se va dejando atrás, y eso es sumamente obvio. Hacerse el inocente, cuando las canas ya no se pueden ocultar, es totalmente absurdo, e innecesario. Cuando niños jugamos, cuando adultos seguimos jugando, porque la vida es así, nunca se detiene, no espera a nadie, y el juego consiste en eso, vivir y dejar vivir, siempre con la buena intensión de querer lo mejor para quien por sabidos motivos se tiene siempre presente.
Alguien una vez dijo “te quiero libre”, denotando una total generosidad, y un cariño verdadero, por tanto no hay nada que armar, porque lo sabido, bien sabido es. No es necesario pasearse tanto entre un puñado de árboles pensando en aquello que pudo ser y no fue, rompiendo con esta primicia establecida desde un comienzo. Siempre será mejor disfrutar del paisaje. Sacrificio o no sacrificio, no se trata de ilusión, engaño, desprecio, confusión, etc… nada de eso, porque lo que se sabe, se sabe y punto. No requiere mayor cuestionamiento. Por tanto, no es más importante la joya de diamantes puesta sobre la muñeca, cuando lo verdaderamente importante es la muñeca, y aún más, a quién pertenece.
Eso es lo que nos diferencia de los niños, poseemos criterio, y ya sabemos decidir que es verdad y que no lo es, sabiendo cual camino tomar. Aún así, es increíble como a veces un incidente menor pasa a ser un incidente mayor, y uno menor uno mayor, permitiendo que nos confunda con una total facilidad. Bueno, en eso consiste la libertad de pensamiento.
El objeto ya no importa, porque el espíritu se llena con la magia del saber, cuando uno siente y el otro siente también. Sólo eso importa, y es suficiente. No es un tangible, sino, un intangible que perdura más allá del tiempo, y que no admite razones, porque siempre no razona, es así, y no requiere más. Por eso duele. Por eso me duele.
Hay que tener paciencia, una vez más, así es, mi buen amigo el tiempo jugará una vez más a mi favor. Tiempo al tiempo…
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