29 marzo, 2011

Niños


Recordaba los días cuando desde una banca miraba a los niños jugar en los verdosos pastos de un parque, usando sólo su infinita imaginación, limpia y pura, despreocupada del mundo, con tan sólo la alegría reflejada en sus rostros por aquel preciado momento que compartían. Era una imagen vista por años, tal vez muchos, en un lugar casi intacto, salvo por el gran caballo y por la presencia de los deterioros normales del tiempo y sus acontecimientos naturales. Pese a todo, aún estaba ahí, de vez en cuando, con la sola motivación de una ineludible necesidad, resguardar aquella dulce imagen de los niños que se juntan a jugar y a conversar.


También recordaba a aquellos que de la mano del gran gigante, se dejaban llevar, en humildes y sanos momentos que jamás volverán. Ahora ya ellos son los gigantes también, incluso más. Son ahora independientes, dueños de sus propias vidas, tomando las riendas de sus propios hilos, en la gran costura de la vida que les seguirá.


Solo un abrazo, unas escasas palabras, una mirada sincera, aunque sea nostálgica, limpia y transparente, y tan solo una sonrisa bastará, para apreciar que los buenos momentos vividos que en la mente de un niño perpetuo, perdurarán. Es cierto, el olvido llega, nos sana, nos cura, nos aleja del dolor, o de malas fortunas, algunos quedan, y otros seguirían hasta el final.


Inevitablemente la necesidad nos motiva, nos guía, nos encausa a estar donde queremos estar, ya sea permaneciendo o volando en una constante búsqueda que nunca acabará. Lo cierto es que la vida es un juego, donde insertos estamos, como niños, sin saber a ciencia cierta de lo que nos rodea, o lo que en definitiva nos sustentará.


Somos, una existencia conocida, no por nosotros, que no sabemos, porque aún somos niños, sino por aquellos, que en nuestra mente están. Ellos se llaman a si mismos: “pensamientos”, “imaginación”, “sentimientos”, todo un mundo donde la “lógica” ordenada y fría, de nada nos servirá.


Pero hay que estar tranquilos, somos responsables, aunque jugamos con nosotros mismos, a ser padres, a ser profesionales, a ser pobres, a se ricos, a ser famosos, a ser públicos, a ser privados, a ser magnates, a ser ingeniosos y brillantes, a ser cómodos, a ser doctores, a ser artistas, a ser constructores, a ser humanistas, a ser científicos y también espiritas, a ser adivinos, a ser innovadores y soñadores surrealistas, a ser escritores, a ser bohemios y bateristas, todos, todos… ruidosos, silenciosos, presentes y ausentes… y como sea… Somos los que están.


Y así seguiremos, tal como fuimos, y tal como seremos, por toda una vida…


Simplemente… “niños”, sin más.


No hay comentarios.: