28 agosto, 2009

Una tacita de chocolate (H)


Bien, me siento bien ahora, en paz.. por fin, todo toma su curso natural, las cosas se aclaran, la primareva pronto llega, y tan sólo un breve momento basta para ser feliz. Quizás la suerte de unos pocos números puede cambiar en algo la historia, para algunos, reflejo de nuevas coincidencias. Como sea, la fortuna no es nada, porque ni todo el oro del mundo bastaría para comprar lo incomprable, aquello que es intangible, por ejemplo, como niños, poder disfrutar una humilde tacita de rico chocolate caliente, mientras se observa lentamente el contorno de un dibujo que ya no lo es.

La vida continúa...

26 agosto, 2009

Remodelando... (H)

Esta idea de escribir, partió muy tímidamente por allá por el 2005, dónde un amigo motivó la inspiración divina por este camino, diferente y desconocido. Parecía una buena idea, crear cuentos, incorporar prudentemente alguna vivencia, recordar algún sueño, un pensamiento, un bonito recuerdo, sin transformarlo en un diario de vida, obviamente. En el fondo un amigo, con quién compartir gratos momentos, transformándose en una ventana para que otros también se contagien con la sana idea de aportar un pedacito de su propio interior.

Nunca las palabras podrán representar fidedignamente lo abstracto que puede ser la mente humana, pero con el tiempo las cosas irán resultando mejor. La práctica hace al maestro dicen por ahí, pero no es tan necesario llegar a ser un gran maestro para entenderlo.

Todo tiene que mejorar en la vida, y hay que tener la suficiente humildad para entender y escuchar una buena sugerencia, o respetar un silencio. Las ideas siempre deben ser bien venidas, y ser consideradas como un aporte. Así es, por tanto se debe quitar aquello que esté demás, o erróneo, dejar aquello que sea valioso, cambiar la casa, ordenar los muebles, y dar nueva vida al entorno.

Siempre es bueno escuchar, acoger un gesto generoso. Claro, muchas veces, las personas no se dan cuenta, y en un afán de perfeccionismo innecesario, rescatan lo negativo y lo equívoco. Pero de todas formas, hay que saber escuchar, desde el más inteligente hasta el más ignorante, sin importar su condición, todos pueden aportar un granito de arena en este constante evolucionar.

Como dice el dicho "Estamos remodelando para Ud.", y la sequía de relatos es sólo momentánea, por motivos meramente laborales, familiares o personales. Sin duda nuevas historias se crearán, no obstante el diario vivir limita los tiempos, y la tranquilidad necesaria se pierde un poco en el camino. Estos ratitos, son tan valiosos, es donde se pueden vertir muchas frases, y cuyo significado queda disponible a la libertad del lector. Una cosa es lo que se escribe, y otra muy distinta la que se lee, es lógico y está bien, una segunda lectura puede ayudar. Es como cuando se revisa un determinado trabajo diez veces, y siempre se encuentran nuevos detalles.

Las emociones, los colores, las imágenes, son meramente un adorno representativo, prestado o no, es como colocar un cuadro en la pared, por el solo hecho de parecernos hermoso. Algún día seremos todos buenos pintores, pero mientras se tendrá que hacer lo que se pueda hacer, y obviamente se irán cambiando en la medida que el tiempo lo permita, ya sea por algunos dibujitos propios, no tan bonitos ni magistrales, pero sí propios, alguna foto interesante, en fin.

Para algunos, todo esto no les parece bien, por distintas razones, y critican fuertemente, sin ver un poco más allá. Muchos creen ciegamente en su propias razones, basadas quizás en sus propios temores, o en su propia historia, o en su propio sentir, o en su propia inseguridad injustificada, y se olvidan que la vida es maravillosa, y no estamos solos, o que nunca lo estuvimos, y que las personas son solo eso, personas, con defectos y virtudes. Puede ser "egoísmo", o sea una manera que se tiene de pensar siempre en primera persona, donde la verdad es algo que se cree, y no es algo que realmente es.

Cuantas veces no se ha visto que en un grupo familiar, por ejemplo, se elije un tapiz, o la ubicación de un inmueble, y se discute en forma poco productiva, mermando lo que realmente sentía aquel que intentaba producir un pequeño intento, olvidando que hay formas y formas para decir las cosas.

Sugerir no es lo mismo que criticar duramente, la percepción es diferente, y esto afecta emocionalmente cuando se aprecia, se estima, o se ama a un ser querido. De hecho la indiferencia es parte del diario vivir, cuando las personas no son trascendentes, pero cuando existe ese lazo especial, la cosa cambia.

Bueno, independiente de todo esto, cada cierto tiempo, siempre es bueno cambiar, y sin importar los acontecimientos, la vida debe continuar.

23 agosto, 2009

Avatar (D)

Sin palabras, por fin el cine despierta de un pronunciado bajón de ideas tecnológicas cegadas en mezquinas timideces que impiden dar el siguiente paso, que nos permita examinar nuestra forma de ver las cosas, bajo un nuevo punto de vista, ir más allá del límite conocido, intentando mejorar lo que nos parece inmejorable.




El siguiente paso, esa es la promesa. Veremos si Cameron lo logra, y yo en lo personal, así lo espero.

22 agosto, 2009

No siempre es como se cree (P)

Lo he visto tantas veces, la confusión, el flujo de emociones en distintas y perdidas direcciones, que ciertamente un detalle hace la diferencia, aunque sea una equivocación, más allá de las acciones, el hacer o no hacer algo, tiene una vital trascendencia por el solo hecho de su significado.

Aunque este sea un comercial, me pareció hermoso y digno de rescatar, y si ven más allá, descubrirán que lo que piensan en soledad, es el verdadero sentido de la generosidad, libre, pura y sincera.


15 agosto, 2009

Refugio (P)


Finalmente la lluvia llega, aquellos grandes y oscuros nubarrones que quién sabe desde dónde viajan, se han hecho presentes en una tarde tibia, que fácilmente anunciaba precipitaciones desde temprano.


Saturado de una ocupadísima semana, aquel hombre se arranca lo más temprano que puede, y encausa sus largos pasos hacia el metro. Mucha gente satura el lugar, pero el viajante, hábilmente busca su rincón más despejado, y se presta a comenzar un fin de semana ya agendado, por el cumpleaños de su madre.


Durante el trayecto, intenta escuchar música, mira su artilugio electrónico, y se detiene unos segundos, suficientes como para cambiar de parecer y dedicarse a leer un poco, su página favorita de obras literarias. Tras eso, se queda pensando un instante, en como sería poder viajar más allá de las acostumbradas limitaciones y ver el mundo como lo que es realmente, un lugar pequeño, donde todo en realidad está muy cerca, sin prejuicios ni medidas.


El trayecto se hace muy corto, y a la salida se detiene un rato, aún no llovía, pero unas pequeñas gotas ya se hacían presente. El lugar era más bien corriente, y la vereda donde estaba, no le ofrecía ninguna seguridad. Cruzó entonces la calle para simular ser un transeúnte más, en espera de colectivo, y ahí se quedó por un rato.


No pasó demasiado tiempo, y un auto reconocible apareció. El hombre cruzó la calle nuevamente y se puso delante de él, alzó su mano, las luces le encandilaban, y el automóvil no se detenía, pero sí disminuía su velocidad, hasta el punto de detenerse y recogerle. El se subió, y en grata sorpresa se encontró, por lo menos siete personas iban apretujados, pero felices, arriba del vehículo, en su mayoría jóvenes y niños. Era parte de su familia que sonriente le saludaban.


Visitaban a otros parientes, y en eso pasaron las horas, rodeado siempre de gente, conversando, riendo un poco, compartiendo algunos elementos tecnológicos, como también otros no tanto.


De pronto, una señal, débil, pero clara, apareció de pronto en su mente. Un pequeño mareo le inundó por algunos minutos, y miró la hora, eran las 20:10 PM. Estaba con unos niños, jóvenes adolescentes que jugaban fútbol virtual, inmersos en la pantalla de un televisor. Fue apenas un instante, pero suficiente para entender que en este mundo se puede estar y no estar, sujeto a una dimensión que escapa a la voluntad, donde un pensamiento es suficiente para doblar el universo y romper en silencio, el poderoso rugir del viento.


Luego de haber compartido un rato, las despedidas y el caminar imparable de la vida, nuevamente emprende el camino. Se pasan a dejar a los acompañantes, dos grupos, dos generaciones, una misma familia, y luego a casita. Llegando, el hombre se baja a abrir el portón, y nuevamente esa sensación de mareo momentáneo que le hace detenerse unos segundos, imperceptibles, mira hacia el cielo, y la lluvia en su rostro le envuelve cautivadoramente. Entonces reflexiona y se apura en su cometido, entran a la casa, un par de llamadas telefónicas, algunos preparativos de coordinación para el otro día, por lo del cumpleaños, una rápida cena y el sueño prontamente se apodera de todo el grupo familiar. El hombre acompaña a su pequeña mientras comparten un serial de dibujos animados basados en artes marciales.


El rey Morfeo hacía de las suyas, y el cansancio vencía prontamente al grupo a tempranas horas, serían como las 11:38 PM.


Pasaron por lo menos unas tres horas, y entre sueños y pesadillas con zombies, el hombre despierta, pero como siempre, controlado.


Lo primero que siente es la lluvia, fuerte y clara, que le hace sonreír con gustosa alegría, haciéndole imaginar el fuego de una pequeña chimenea en la tranquilidad de un recito acogedor, donde sentado sobre una especie de alfombra y algunos cojines, podría contemplar la sutileza de unas candentes llamaradas, que no podía dejar de ver. Su rostro y su mirada yacía a lo lejos, pegada hacia aquella luz, con su inevitable hipnotismo. Era curioso, no estar, y aún así, sentir claramente aquel calorcito, una sensación indescriptible, como una especie de refugio interior, captando algunas estructuras de madera y rocas en formas de cubos alrededor, en donde se podía abrazar el viento y dejar de sentir frío a la vez, mirar al cielo, buscando aquel breve instante donde nada más hace falta, y la soledad deja de ser.




14 agosto, 2009

Cantando bajo la lluvia (D)

Bueno, como muchos de mis más cercanos saben, tengo afición por la música y sobre todo, su más grandioso complemento, la danza. Sí, y aunque no tenga mucho dedo para el piano, la danza es especial, majestuosa, ingeniosa, elegante, aquella que se expresa libre, que denota sentimiento, alegría, una constante renovación para nuestras emociones, con total positivismo. en este constante mundo del movimiento sin fin. Aquí dejo algunos ejemplos:

Grande entre los Grandes, Genne Kelly.





.. Y porqué no, la versión original, más un gran artista como Usher, y que curiosa es la vida, un negro recordando a un blanco. Todo cambia, y todo se renueva sobre las mismas cosas ya vividas una y otra vez:



Otras renovaciones:



Y por que nó, los más jóvenes también:

11 agosto, 2009

Adoquines (R)

Era Sábado, 14 de noviembre, temprano en la mañana, no salía el sol aún, y un hombre apaciblemente dormía aquel fin de semana, pero era despertado por su impaciente hija, que curiosamente aquel día como ningún otro se había levantado sin mayor contratiempo ni demora. Saltaba sobre el, recordándole que hoy iba a ser un día de padre e hija, y saldrían de paseo, tal cual como se lo había prometido.

El hombre reclamó unos breves minutos, pero al ver la bullada alegría de su hija no lo dudó ni por un instante, y se levantó enseguida.

Tomaron un rápido desayuno, estaban contentos, se prepararon con algunos víveres que les preparaba la mamá, una mujer maravillosa, siempre atenta y presente en cada detalle.

Viajaron en metro, en donde contemplaron como el sol hacía su magistral aparición a través de las montañas distantes. Aquel día era radiante, con una temperatura agradable a esa hora de la mañana.

Cuando llegaron a su destino, un cerro pequeño, ubicado en una zona central de la ciudad, se encaminaron hacia la cima, entre la vegetación y el pavimento cercano, que hacía de camino en adoquines, usado por algunos vehículos y transeuntes. Estaba fresco, muy agradable, y caminaron tomados de la mano, mientras iban jugando y conversando livianamente. Se detuvieron en un menudo quiosco y se sirvieron un rico helado, aprovecharon de descansar, y se ubicaron en los fríos asientos de blanca piedra que se encontraban cercanos. Siguieron su amena plática un buen rato, sobre temas diversos de la vida, bajo el dulce trinar de las aves circundantes.

Retomaron su marcha, y siguieron subiendo, hasta llegar a la cima, aprovecharon de ver la contaminada ciudad, y revolotearon como si fuesen dos niños de igual edad, junto a una pileta en forma de cascada interminable.

Pasó pronto la hora y comenzaron a bajar, por el mismo camino pedregoso que formaba el camino.

El padre se detuvo un momento al notar que un grupo de cuatro jóvenes se les aproximaban con presurosa decisión mientras se separaban estratégicamente. Percibió una señar clara de que aquel grupo no traía buenas intensiones, por lo que apresuró el paso. La niña preguntaba, - que pasa papá?, el hombre guardó un instante de silencio, y luego le dijo: - Juguemos, corre y escóndete en el parque, yo te encontraré. La niña era pequeña, pero notó que no se trataba de un juego. El padre, inmediatamente notó la incertidumbre y voz de enojo, le dijo – ¡Vete ya!, después te veo, rápido, corre. La niña accedió y se dirigió hacia donde el padre le indico que le encontraría.

Los cuatro jóvenes aún estaban distantes, pero no tardaría mucho en contactar al hombre que se mantuvo a paso lento, mientras procuraba el alejamiento de su pequeña. Era obvio lo que sucedería.

Pasaron por lo menos un par de horas, y la niña deambulaba por el parque con un dejo de impaciencia, e inquietud extrema.

Cansada de esperar, la niña se acercó a una banca, donde se encontraba una apacible mujer de menuda figura y de aspecto sencillo, pero bien vestida, que le quedó mirando por encima de sus lentes. La pequeña se sentó sin querer a su lado, esperaba a su padre, y en su inocente impaciencia preguntó a la mujer la hora, eran las 10:45 AM. Luego de eso se estableció un ameno diálogo entre ambas, donde la pequeña hacía muchas preguntas, y la mujer pacientemente le contestaba, mientras reía con gusto por el ingenio inesperado de la pequeña.

Mientras conversaban, notaron que a lo lejos un hombre se acercaba a pasos lentos, pero sin prestar demasiada atención. De pronto la mujer se percató de que se aproximaba directamente hacia ellas, ante lo cual la niña, al observar que la mirada de la mujer se clavaba en cierta dirección, también se volteó a mirar. – Es el..., es el..., dijo afanosamente la pequeña, mostrando una eufórica alegría, y como un resorte saltó de la banca corriendo en dirección hacia aquel hombre, que se notaba levemente inclinado sobre sí.

La niña trató de abrazarlo, pero el le esquivó, y sólo le cogió con un brazo, entonces, ella le preguntó: - Estas bien papá, a lo cual el le respondió, - Claro que sí, me encontré con unos “amigos” y jugando me torcí un tobillo, y me ensucié la ropa un poco, no es nada de que preocuparse, sólo son manchas de chocolate, debo descansar un rato.

Los dos, tomados de la mano se fueron acercando a la banca, donde aún permanecía la mujer, que se encontraba de pie, mirándoles con cierta incertidumbre.

El hombre cojeaba levemente, y con disimulada dificultad se sentó en la banca, miró a su hija con ternura y la abrazó largamente. Luego de eso, la miró nuevamente, le propinó una tierna sonrisa, como también a la mujer que se encontraba ahí todavía, y con voz suave le dijo a la niña:

"Mi pequeña, hoy es un día diferente, un día de sol, un día de primavera, donde todo renace como una renovada fuente de vida, siempre es así, una y otra vez. Hay momentos y momentos, caminos que continuar, distintas direcciones que cursar, y nuevas decisiones que tomar, tú debes seguir, yo debo descansar aquí, y ahora. Nunca te detengas, porque la vida siempre es movimiento, pase lo que pase, y el tiempo no espera. Deja que la sutileza del viento guíe tus pasos para que encuentres la felicidad en tus propios sentimientos, así serás una persona de bien, capaz de dar sin egoísmo un pedacito de ti misma, y cuando aprendas a confirar en quién realmente debes confiar, podrás tocar un mundo que es más amplio de lo que piensas"

El hombre miró luego a la mujer, que guardaba silencio, y mientras una sola gota rodaba de su ojo izquierdo, le dijo: - Llévala a donde pertenece, muéstrale el mundo, aún es tiempo para ella, la historia siempre puede cambiar. No dejes que se pierda.

La niña no entendió lo que su padre decía, pero sí la mujer, y aunque la angustia de la escena le conmovía, y un nudo en su garganta se apoderaba de sus propias emociones, entendió el verdadero significado del porqué aquel hombre mantenía siempre su control, y sin más cuestionamiento, temerosamente accedió a su petición, porque pudo constatar como a través de sus zapatos se escurría un líquido rojizo, que prontamente se apozaba bajo su zapato izquierdo.

La niña no se percató de este detalle y no quería irse, ante lo que el hombre le gritó a ambas, diciéndoles: - Obedezcan, y no olviden lo que les he dicho. Yo descansaré aquí. Váyanse, ¡Ahora!

Ambas mujeres se sobresaltaron, ante la enérgica voz del hombre, y sin querer, se fueron alejando lentamente ante su implacable mirada. La mujer miró un par de veces más hacia atrás, sólo vio a aquel hombre sentado, inmóvil, contenido en sí mismo, pero entendió perfectamente su nueva prioridad, y lo que significaría su nueva travesía con una total extraña a su cargo, y sin más, caminaron hasta perderse de vista.

Después de un rato, cuando ya se encontraba totalmente sólo, el hombre soltó su mano que se aferraba a un costado de su estómago, y poco a poco el líquido rojizo se empezó a escurrir libremente entre sus ropas, hasta empaparla. Los sonidos ambientales se fueron disipando poco a poco, mientras que su visión se perdía en el horizonte. Una sensación de frío se iba acentuando a la vez que un leve hormigueo se pronunciaba en todo su cuerpo, en cada latido que iba haciendo más y más lento. Trataba de mantener su postura, hasta que en un momento no pudo resistir, y se apoyó en un costado de la banca donde se quedó definitivamente inmóvil. Cuando esto sucedió, dejó de sentir frío, y el dolor desapareció, los sonidos desaparecieron en su totalidad y su visión se desprendió del lugar en que estaba, hasta quedar libre sobre la banca que aún le sostenía.

Por un instante pudo verse a sí mismo desde arriba, todo en silencio, blanco intenso, salvo algunos colores que aún percibía del frondoso paisaje en que estaba. Era una visión hermosa cuando cobró altura, y lo último que pudo ver, fue su propia imagen aún apoyada en la banca, con los ojos abiertos, y a las dos mujeres que aún caminaban a lo lejos. Después de eso, todo se volvió intenso, infinito, profundamente blanco, y ya no sintió nada más, hasta que se desvaneció en el cielo.

Algo cambió aquel día, y todo se convirtió en otra historia…

07 agosto, 2009

Una mujer maravillosa (H)

Era una mañana fría, mucho smog y nubarrones por doquier, el metro estaba más apretado que nunca, y todos circulando afanosamente en una batalla interminable contra el tiempo. La gran mayoría se dirigía a sus trabajos, abstraídos en sus propios pensamientos, muchos con audífonos, otros posesionados de sus celulares, unos cuantos tratando de leer un diario en incómodas posiciones.

De pronto el hombre mira a su entorno, y con asombro, sus ojos se clavan en una mujer, madura, de no mucha estatura, apenas alcanzaba el metro y medio, pelo corto, tez blanca, de apariencia sencilla. Se sintió enclaustrado entre la multitud y quiso acercarse, pero no pudo. Se armó se paciencia, y esperó tranquilo, sin perderla de vista, mientras sus emociones se manifestaban con cierta mezcla entre pena y alegría.

Con prudencia sacó un celular, con el cual se dio el gusto se sacarle un par de fotos, que guardó como un tesoro.

El tren paró en una estación determinada y la mujer abandonó el carro entre la muchedumbre. Las puertas se cerraban prontamente, por lo que el hombre se apresuró desde donde estaba y como pudo se abrió paso entre la multitud, para salir también. Le siguió unos cuantos metros mientras le observaba emocionado. Dudó unos segundos, pero se dio valor y apresuró el paso. Cuando logró darle alcance, le tocó su hombro con mucho cuidado. La mujer se detuvo, y con una tranquilidad admirable se volteó, miró hacia arriba, ya que el hombre tenía cierta estatura respetable frente a la menuda mujer, y su rostro serio se iluminó por completo en una sonrisa que inmediatamente se hizo mutua. El hombre se agachó levemente y le besó con cariño y respeto, diciendo: - Hola mamá!.

Su rostro denotaba ya el cansancio de sus sienes plateadas, ganadas con los años, y su tranquilidad representaba la sabiduría obtenida a punta de sacrificio y esmero frente a la vida. Ella siempre trabajó, desde muy niña, y mantenía una gran familia, nueve hijos de los cuales siete sobrevivieron. Eran tiempos difíciles, pero pasajeros, aunque le dejaron cicatrices imborrables en la nobleza de sus sentimientos, sobretodo por su cachorro, el más pequeño, el que le saludaba en esos momentos, aquel que nunca pudo tener a su lado. Pero ella era fuerte, y sabía estar bien parada ante la tempestad, rara vez era emotiva, pocas veces se le podía ver una lágrima, y como muchas mujeres el recuerdo de su padre le mantenía siempre erguida. No acostumbraba a ser muy expresiva, pero su cariño se hacía sentir en cada acción que hacía, incluso desmedidas, rebosantes de generosidad, sin pedir nada a cambio. Poseía el don del sentido práctico, y la paciencia para escuchar y comprender, aún sin palabras.

Aquella madre se puso contenta, y por unos instantes alejó su mente de sus preocupaciones laborales y se dio el tiempo para conversar un rato con su hijo que no veía desde hacía bastante tiempo.

Ambos se sentaron un rato y charlaron cosas triviales, no había mucho tiempo, como siempre, las obligaciones llamaban y el mundo no se detendría por ellos. El la miraba una y otra vez, contento porque pensaba que Ds era generoso, y sin planificar le permitía estos breves y hermosos momentos.

No fueron muchos minutos, apenas unos diez, y se despidieron, no sin antes sentir en un abrazo, todo el afecto que ni la misma distancia les negaría.

Tanto el hombre como la mujer, retornaron su camino dirigidos hacia sus labores. No obstante aquel breve instante fue suficiente para sentir que un día puede ser un todo diferente.

Así fue, un día feliz.

05 agosto, 2009

Excusas (H)

Retornaba de una reunión, directo a continuar con mis labores cotidianas, en otro lado, y por las casualidades de la vida, en pleno metro, aparece Camión. Una sonrisa al instante se sembró en ambos rostros, y prontamente un abrazo de hermano se manifestó sin más. Mucho ruido y algunas palabras de intercambio, hasta que llegamos a estación Sta. Anastasia, y nos detuvimos unos pocos minutos. No estaba planificado, pero así fue, y si lo hubiésemos planificado, no hubiera sucedido, que contrariedad más positiva. En fin.

Conversábamos de la vida, y el significado que encausa nuestras existencias, sometidos a nuestras actividades, a nuestras obligaciones, y lo escaso que se percibe el tiempo cuando es ameno el momento. Siempre corriendo, de un lado para otro, en una u otra cosa, y son pocas las veces que se generan estos espacios, que son totalmente necesarios para compartir y expresar lo que se siente con la tranquilidad suficiente, alejado del bullicio de la ciudad. Nada se detiene, todo circula, y la marea te lleva. No sales de una y entras en otra, nada es quietud. Así es, así será, y cada vez todo más rápido que antes.

Como siempre, algunas trivialidades se entremezclaban con temas profundos e intensos. Tenemos una historia en común, ambos nacidos de un mismo padre, nada raro, pero de distinta madre, y aún así, muy buenos hermanos, que curioso.

El tema es, que cuanto más se piensa, se llega a la conclusión que lo vivido por nuestros ancestros no tiene nada que ver con lo que vivirán nuestros hijos, y es nuestro deber apoyarlos para que descubran su propia verdad interior, su propio camino, alejados de nuestra propia introspección, de nuestras limitantes. La vida es como un abanico, un manojo de oportunidades, en distintas direcciones, y son nuestros niños los que deben tener acceso a un mundo abierto a dichas posibilidades, sin límites, más que aquellos que nos procuren una conducta correcta frente a la vida, como hombres y mujeres de bien.

No es necesario ser religioso para entender que la bondad y la generosidad nacen de la libertad, y que toda libertad limita en la libertad de otros. Todo lo que hayamos vivido es nuestro, por tanto aquellas nuevas vidas cruzaran por distintos destinos, sin los temores que hemos arrastrado desde nuestra propia historia. Todos tememos, lo queramos o , y cada uno tiene su porqué, aún no resuelto. Muchos dirán que , pero es simple soberbia.

Recuerdas una frase de Jean Luc Picard, que refiriéndose a los Cyborg, que decía:

"Siempre cedimos, ellos avanzan, y nosotros retrocedemos un paso, por nuestros temores, esto tiene que parar aquí y ahora".

No sé si recordarás ese capítulo, pero en el fondo, nuestras limitantes son sólo nuestras, y existe todo un mundo, en un tiempo nuevo y distinto para ser explorado y conquistado libremente por nuestros niños. No los limitemos por nuestros propios temores.

No es una tarea fácil, las aprensiones, los miedos adquiridos por años, las dudas, las EXCUSAS, son un perjuicio que debe concluir. Te lo digo, así de fuerte y claro, pese a que para mí, como para muchos, no es una tarea fácil. Todo tiene un precio en esta vida, y lo que siembras, cosechas.

El resto, la gran masa, limitada por su imponente ceguera, ricos y pobres, simplemente seguirán viviendo y creyendo que la vida es tal cual como la viven, sin más visión que la de sus propias limitantes.

Por años acumulamos temores y miedos, por ende, años entonces nos costará la valentía de dejarlos, pero el tiempo nunca se detiene. El DESPUÉS nunca fue, porque por mucho que queramos, algo se presenta, siempre algo cambia, y ya nada es igual que antes. Pero hay algo hermoso que nunca se pierde, y eso es nuestra esencia. Recuérdalo, piensa en ello, tú que podías ver el aura, y aún puedes, no dejes de ver en el interior de los demás, no apagues aquella hermosa capacidad y mira dentro de ti, y mira dentro de ellos, y me entenderás, por más complejo que te parezcan mis palabras, la solución es simple y siempre ha estado en tus manos, en tus propias acciones.


Eres un buen hombre, y mucho más valiente que yo, creélo, porque así es, pero no dejes que tu responsabilidad sea un todo absoluto, permíteles volar, porque sé que ellos pueden.


Las cosas suceden por algo, y por algo este grato encuentro ha sucedido.

Con cariño

de un hermano para un hermano

03 agosto, 2009

Un amigo, un hermano (H)


De: Camión
Enviado el: Lunes, 03 de Agosto de 2009 11:57 AM
Para: M
Asunto: buenas...

… la chica ya esta mejor parce… es que ya empezó a pelarte… así que me imagino que ya esta mucho mas recuperada.
Tu como estas ¿?


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De: M
Enviado el: Lunes, 03 de Agosto de 2009 12:41 PM
Para: Camión
Asunto: RE: buenas...



Más tranquilo, cuando leí el resultado de la biopsia, volví a mi centro.
Ahora te puedo confesar que estaba muy preocupado, y en un momento
dado sentí miedo. Es espantoso tratar de simular un estado emocional
cuando internamente tienes otro. No se trata de falsear, sino disfrazar
la pena porque para los niños estos temas siempre tienen que ser lo
más transparentes posible.

Saludos cordiales,
M.

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De: Camión
Enviado el: Lunes, 03 de Agosto de 2009 01:59 PM
Para: M
Asunto: RE: buenas...


… uno recién entiende (no justifica todo, eso si) entiende a los papas, a medida que va pasando por sus experiencias.

02 agosto, 2009

Cuatro Historias 3(H) 1(R)


Historia 1: Negativo (Viernes 11:45 PM, notificación)


Después de una semana totalmente compleja, como una gran tempestad, aparece el sol. Dentro de un sobre, se encontraba un papel blanco con algunos datos escritos, pero que daban clara señal de que había luz al final del camino, con ciertos términos poco claros, pero suficientes como para dar fe de que aquello que se presentaba como grave, ya había salido de su cuerpo. Biopsia negativa, por lo menos el médico así lo confirmaba en su interpretación. Un alivio inmenso, al corto plazo. Buenas noticias, por fin, y la clara esperanza de poder seguir siendo más de dos. Tal vez fue aquella oración, una plegaria, un buen pensamiento, suficientes como para que un manto gris se fuese transformando en luz, y eso sí que es algo que de corazón se agradece.



Historia 2: Octavo Sueño (Viernes 5:15 AM, sueño)


Un cansancio absoluto se apoderaba de aquel hombre, de aspecto sereno y apacible. Contenía sobre sí un mareo constante sobre sus sienes plateadas, un nuevo síntoma que ya llevaba por lo menos un par de meses y que poco a poco se acentuaba. Se recostó aquel Viernes, casi temprano, era la media noche, y sucumbió rápidamente a los designios de un profundo dormir. Mientras dormía, su mente se llenaba de imágenes, algo tenues, en un lugar que era su casa, ordenada, cómoda, de pocos muebles, era amplia y confortable, con dos ambientes notoriamente predeterminados, estaba oscuro ya que era de noche, y las luces se encontraban apagadas en aquella habitación, una especie de sala de estar, el otro ambiente era una especie de cocina americana y living a la vez, en donde se encontraba la familia, con unos pocos parientes y amigos, que a lo lejos se les escuchaba reír y compartir. En el primer ambiente, había una persona, de menuda figura, cabello negro que acompañaba al dueño de casa, mientras miraban un programa de televisión. El aparato iluminaba aquel lugar, y los dos conversaban y comentaban con asombro las imágenes. En la pantalla se observaba una persona, una persona desconocida, aventada con fuerza por los aires en una especie de estadio, girando en dirección a la pantalla, un caso inédito mostrado en un noticiero deportivo de cosas insólitas. Los dos comentaban la curiosidad del inusitado hecho, cuando en un momento dado, aparece una niña pequeña de unos nueve años, y se acerca a ambos. La pequeña observó con curiosidad a la extraña que acompañaba a su padre, ya que no le conocía, pero sin embargo lograba congeniar rápidamente al momento que el diálogo se establecía. La mujer miraba a la niña, con cierto grado de asombro y preocupación, y de reojo al hombre, por la inesperada presencia, ya que supuso que causaría cierta incomodidad su presencia en aquella familia. No obstante, la niña hizo un gesto que al hombre le conmovió. Era tan simple y tan significativo, la pequeña tiernamente apoyó sin más, su cabecita en el brazo izquierdo de la mujer que al parecer sentía un poco de frío aún vistiendo su grueso abrigo negro, y se quedó ahí un instante, algo le dijo, pero el hombre no escuchó. Luego de eso, la niña se retiró alegre y saltando con su cola de caballo agitándose. Lo que sí quedaba claro, es que la incomodidad que se creía, en realidad no existía, porque quizás nunca existió. Aquellas personas se miraron con un dejo de asombro, y continuaron viendo el noticiero.



Historia 3: Una visita (Viernes 11:59 PM, vivencia)


Jorge se llamaba, igual que un amigo que tenía, era su hermano, un gordito simpático y dinámico, pese a su extenuante labor y constante cansancio producto de su extenuante actividad y poco dormir. Le visitaba para saber de la familia, y esencialmente para conocer del estado de salud de la dueña de casa. Todo era impecable, se tomó un momento, que se extendió con una tacita de té, mientras conversaban amenamente. Luego de eso se pusieron a ver videos de MJ, parte de la colección inédita que disponían. Recordaban esos maravillosos tiempos de su música y de sus bailes, una gran época. De pronto, después de varios DVD vistos, entre cientos de temas, apareció uno en especial, maravillosamente interpretado por el cantante, aún negro en su época de infancia, se llamaba “la música y yo”, una pieza de colección, genial, que lamentablemente no tenía vídeo-clip propio, pero se ajustaba perfectamente a las imágenes mostradas. El hombre la escuchó con extrema atención. Sintió gratamente el perfecto sonido remasterizado de las cuerdas de una guitarra con el que comenzaba el tema. Recordó la importancia de una época y el porqué una canción pudo lograr marcar su emotividad para siempre. Entonces, sucumbió a sus recuerdos, y guardó silencio, porque lo importante siempre fue guardarlos con cariño y respeto, aún después de siglos. Así, una extraña combinación entre alegría y nostalgia le envolvió, recordando en ese instante que vería su queridísimo tema, ahora incluso en sus sueños.



Historia 4: Al otro lado del río (Sábado 02:04 AM, cuento)


Dos hombres se encontraban atrapados en un desierto, donde curiosamente cruzaba un anchísimo río. El agua no se podía beber, y el calor prontamente descompensaría la última energía que quedaba en el cuerpo de ambos tipos, que ya no tenían fuerzas para levantase del piso.

Sentados ambos estaban, y algo se gritaba a lo lejos. El río era demasiado bullicioso y ancho como para poder escucharse, y los hombres estaban demasiado cansados para poder levantarse y hacer alguna señal.

De pronto el río se detuvo, y las aguas se aquietaron por completo, a su vez que la turbiedad de la misma cambiaba rápidamente, hasta el punto de poder apreciar las rocas en el fondo. Parecía un milagro, y sin más ambos hombres en su desesperación bebieron de la misma agua, recobrando la vitalidad que ya escasamente aún les acompañaba.

Se pararon como pudieron, y con el poco de fuerzas que les quedaba, ambos, cogieron algunos maderos cercanos que usaron como pequeñas balsas, en donde a duras penas se recostaron. Estaban muy débiles, pero su instinto de sobre vivencia intacto. Así manoteando como pudieron lograron avanzar a través de las quietas aguas. El calor era agobiante, y logró mermar rápidamente la conciencia de ambos tipos, los que en el trayecto, al poco avanzar perdieron el conocimiento.

Las pequeñas balsas improvisadas avanzaron lentamente por un par de horas, hasta llegar al centro del río que aún se encontraba transformado en un lago limpio y cristalino. Las balsas chocaron suavemente entre sí, y circularon para luego desprenderse, prosiguiendo el camino inicialmente trazado. Cada balsa llegó a la otra orilla, con cada hombre aún inconsciente.

Después de un largo rato, se vino la noche, y ambos hombres despertaron a orillas del río, y sin darse cuenta, habían cruzado totalmente las aguas que volvía a tener movimiento. Se miraron nuevamente a lo lejos, y desorientados nuevamente se saludaron, cada uno pensando que mañana sería otro día y un nuevo intento.