07 noviembre, 2008

UNA CABINA Y TRES CAMINOS


En el centro de una agitada ciudad, se encontraba

Mary, una anciana de ya casi 70 años, de aspecto

Elegante y sencillo, que rebozaba de mucha vitalidad.

Intentaba pasar en un cruce, tras salir de un centro

comunitario de ayuda a jóvenes adolescentes.

Buscaba ansiosamente un teléfono, y prontamente se

encausó por un corredor hasta llegar a una cabina

que se encontraba al fondo de un callejón sin salida.

Con algo de timidez, pero decidida, avanzó, con sus

ya lentos pasos, hasta lograr acercarse lo suficiente

y entrar en aquella cabina. Sacó un viejo y arrugado

papel desde su cartera, y cuando alzó su mano pudo ver,

en el reflejo de la cabina, su rostro marcado por los años.

Esbozó una leve sonrisa llena de picardía y empezó a marcar

un número, este empezaba con el 9. Mientras marcaba, el papel

que sostenía con su mano derecha, se escurrió entre sus dedos

y calló al suelo, saliendo por debajo de la puerta y fue arrebatado

por una repentina brisa. Intentó de memoria recordar el último

número. Dudó unos segundos y finalmente marcó el 3.

En un momento, todo se nubló y empezó a temblar.

La senil señora se asustó, y soltó el teléfono quedando

Paralizada por la impresión mientras el aparato colgaba

balanceándose fuertemente desde el cable. Las puertas

que ella misma había cerrado, estaban atascadas.

Trató de pedir ayuda, pero el lugar estaba desierto,

Y desde afuera nada se escuchaba, salvo el afanoso

Estremecer del viento y los objetos que caían a su

Rededor producto del movimiento.

Los vidrios de la cabina se empezaron a poner opacos,

y desde afuera, simplemente el empañamiento no dejaba

ver a la pobre anciana.

Al rato después, cesó el temblor, y la señora pudo

constatar que con calma y tranquilidad podría

salir de la cabina. Tras algunos intentos y con algo

de paciencia, logró abrió la puerta. Sorprendida,

lo único que pudo constatar, era que se encontraba

frente de otro lugar. Como si la cabina en sí, fuese

un ascensor y colindara con una habitación.

Era una habitación, bastante ordenada y cómoda, muy

sencilla y sobria, de colores amarillos, blancos, y

azules que combinaban armoniosamente con el lujoso

amoblado. Todo se veía impecable, y confortable.

Había un silencio que para una persona de ciudad de

Tan avanzada edad resultaba grato. Aquel lugar

inspiraba confianza y tranquilidad, y no dudó en

avanzar unos pasos. Su curiosidad era más fuerte,

y sólo caminó mientras miraba con asombro aquel lugar.

La puerta se cerró tras de ella, y sin más pudo observar

Que en el extremo opuesto, habían dos puertas

iguales a la que había dejado, y pensó que alguna

de ellas era la salida.

Siguió avanzando, y cruzó el lugar, y trató de salir del recito,

pero las puertas estaban todas cerradas.

Así pasaron las horas, el lugar era cómodo y muy

grato, a parte de ser enorme, y con algunos pasadizos

que daban el aspecto de un pequeño y simple laberinto.

Pese al tiempo transcurrido, no se desesperó, ya que

No sentía peligro, más bien era una sensación de cobijo,

Y las cosas a su alrededor le entretuvieron lo suficiente

Como para olvidar su angustia.

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En otra ciudad, desde un salón religioso salía de sus actividades

Parroquianas, Anny, una mujer que bordeaba los 61 años

De edad, de un aspecto sencillo y positivo. Era una persona

Muy alegre, pese a que en general mostraba mucha seriedad

Para cuando salía a la calle.

Iba en dirección a una plaza, portando un bolso artesanal

Lleno de libros y documentos propios de sus actividades y

Trabajo. Buscaba un teléfono público, escasos para la época

En que se encontraba, en pleno siglo 27. No obstante,

Siempre recordaba que había uno de emergencia en esa plaza

Que solía usar cuando su oletouchphone se quedaba sin

Baterías.

Cuando llegó al lugar, se constató de que el aparato estaba

Fuera de servicio, y con algo de frustración, miró con pocas

Esperanzas a su rededor. En un rincón, a la distancia, pudo

Visualizar una cabina, la cual antes no estaba. Era de color

Rojo por fuera, de vidrios trasparentes con lindos vitrales,

Que le daban un toque especialmente místico pero atractivo.

Era medio día y había mucha gente por doquier, buscando

Lugares para almorzar, comprar o divertirse. Por lo que no

Dudó mucho y se dirigió hacia la cabina. Se veía desde la

Esquina, casi apenas, dado que se encontraba en un

Corredor que seguramente habían construido hace poco.

El corredor era un tanto solitario, y sin más se apresuró

A entrar en la cabina y usar el teléfono. Buscó en su bolso

Unos ticket que acercó al censor del teléfono, activando

El aparato. Recordaba de memoria su número y comenzó

A marcarlo. Pero cuando casi terminaba, dudó en el último

Número, y sin querer marcó el 3.

Al momento de marcar el último dígito, la cabina se

Cerró automáticamente, dejando atrapada a la anciana,

La que trató desesperadamente de pedir auxilio. La cabina

Estaba totalmente sellada, y por la agitación, los vidrios

Empezaron a empañarse rápidamente.

La asustada mujer trató de mirar hacia fuera, limpiando

Afanosamente uno de los ventanales con su mano derecha,

Y sólo pudo ver una intensa lluvia repentina que se proyectó

Con fuerza sobre aquel lugar, luego unas voluminosas

Nubes que chocaban entre sí, daban destellos de relámpagos

Que al cabo de unos pocos segundos estremecían el lugar con su

Ensordecedor trueno.

El miedo fue aquietado, cuando vio su expresión reflejada

En la superficie del teléfono. Y se tranquilizó. Respiró hondo

Y procedió a tratar de abrir la puerta con total serenidad.

Entonces, la puerta se abrió lentamente, dejando ver la

Elegante habitación, que era habitada por una hermosa

joven de no más de 17 años.

Ambas mujeres estaban algo distantes y se miraron con extrañeza

y curiosidad. Anny tubo una sensación muy intensa, que no denotaba

signos de peligro o maldad, más bien era una profunda paz interior,

acompañado de un mareo suave.

Anny se acercó poco a poco a la joven, la que inmóvil le

esbozó una leve sonrisa, con un dejo de alivio.

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En otro lugar, Magy recorría un parque en busca de una cabina telefónica.

Siempre apurada, olvidó traer el número que debía marcar. Vestía un

cómodo buzo deportivo, sin bolsillos, que le asentaba bastante bien a

sus vitales 58 años. Como siempre, apurada, no quería perder tiempo,

y se fue por un solitario corredor, en cuyo final se encontraba una linda

cabina telefónica. Entró rápidamente, y se puso a marcar con sus ágiles

y finos dedos el número que recordaba. Mientras marcaba, se distrajo

un segundo y casi sin querer marcó el número 3.

Desde afuera la cabina fue desapareciendo de vista, mientras una

Repentina ventisca hizo que una espesísima nube de polvo se

Esparcía por el lugar.

En singulares circunstancias, y después de un buen susto, la calma

Volvío cuando por fin pudo abrir la puerta. Una vez hecho eso,

Se encontró ante una muy bien iluminada habitación, en donde

Se encontraban dos personas conversando a lo lejos, sobre un

Cómodo sofá.

Magi, al ver a estas dos personas, su pulso se fue normalizando.

No quiso interrumpir inmediatamente, y se acercó con cautela,

Mientras la puerta se cerraba lentamente, sin emitir ruido alguno.

Aunque no les conocía, su aspecto le parecía algo familiar, y

Sin más dijo – Perdón!, dónde estoy?. Las dos jóvenes, se

Pararon como un resorte y le respondieron al unísono con

Otra pregunta, - Y tú! Por dónde entraste?, Hemos tratado

De salir de aquí por horas, y las puertas están todas herméticamente

Cerradas. A lo cual Magi, desconcertada, le indicó la puerta

Que estaba a sus espaldas. Las dos jóvenes inmediatamente

Corrieron hacia la puerta que indicaba y trataron de abrirla,

Pero al igual que las otras, también se encontraba totalmente

Sellada.

Después de algunas discusiones, se calmaron y se dirigieron

Hacia Magi, quién estaba totalmente desconcertada.

- Que sucede?, preguntó Magi, con algo de impaciencia.

Las dos jóvenes, la miraron de pie a cabeza, y comentaron

Casi como murmurando entre ellas – Es que aún no se ha dado cuenta.

Magi, apenas pudo escuchar el cuchicheo, y dijo: -Darme cuenta de qué?

- Mírate, dijeron en coro ambas. Entonces Magi, bajó su mirada. Se percató

Que su atuendo era el mismo, aunque aparentemente se veía más delgada. Su real

Extrañeza fue cuando vio sus manos. Ya no tenían arrugas. Inmediatamente se tocó

Su rostro y lo sintió liso y terso. Sin más preámbulo se arremangó el buzo y se revisó

Ambos brazos y luego ambas piernas, extremidades que fácilmente reflejaban el

Aspecto de una persona totalmente joven. Luego palpó su delgadísimo vientre,

Y notó que toda su piel era suave y perfecta.

Algo asustada, retrocedió y dijo – Que es esto?, Es algún truco?, Quienes son ustedes?

Por qué me tienen aquí?.

Las dos chicas, ya habían estado horas en aquel lugar, y con total calma le trataron de

Explicar lo que había sucedido con ellas mismas. Aún así, ninguna de las tres jóvenes

Se explicaba tal fenómeno. Lo cierto, era que tras cruzar la puerta, sus canas habían

Desaparecido y una enorme sensación de gran vitalidad les envolvía seductoramente.

La pregunta correcta era, - Qué umbral cruzaron que les permitió tal milagroso cambio?.

En el lugar no había espejos, por tanto sólo pudieron constatar su joven aspecto

En el reflejo de una hermosa pileta que hacía de adorno en el centro de la habitación.

Esto lo lograban, interrumpiendo el flujo de agua que se desprendía desde una

Hermosa figura de mármol, que simulaba un niño vestido de ángel.

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Un cuarto portal apareció de la nada, entonces una estilizada

Figura de un hombre delgado, se visualizó en el fondo de la cabina.

Estaba sentado en el piso, apoyado contra la pared, recogido, con sus dos

manos entrelazadas sobre sus piernas, y su cabeza levemente inclinada

hacia un lado. Era un anciano con una largísimo barba, que no se

visualizaba muy bien desde donde las tres mujeres estaban.

La puerta lentamente empezaba a cerrarse, y las tres mujeres corrieron

A tratar de impedir que esta se cerrase por completo. Por fortuna,

Las puertas se toparon en uno de sus pies, que producto de la apertura,

Provocaron que una de las piernas del sujeto se extendiese.

Mientras una de las chicas atendía al viejo, las otras trataban de manipular

La cabina, presionando desesperadamente los botones del teléfono. Pero

Esta no se movía.

Colocaron entonces una traba en la puerta, mientras sacaban al pesado

Viejo, y lo colocaban en uno de los sillones.

Vestía totalmente de negro, un atuendo bastante simple, muy limpio,

sombrero de ala corta, pantalones a rayas y una camisa totalmente desgastada,

como si hubiesen pasado muchísimos años, pero sin que esto pudiese hacer

mella en su color. Unos zapatos grandes y formales le acompañaban. Todo era

negro, incluso su corbata, sus anteojos y un bastón. No traía joyas, reloj, comunicador,

ni ningún tipo de identificación.

Las chicas se miraban entre sí, y con más interrogantes que antes, sólo atinaron

A tratar de despertarlo.

Así pasaron varias horas, y el tipo yacía inerte recostado sobre sus espaldas. Tal vez

Era el único que poseía la respuesta de tal inesperado acertijo. Pero estaba vivo,

Y tendrían que esperar...

Era indudable que había sucedido algo extraordinario, y maravilloso, por cierto.

Sentir tal grado de juventud, era una sensación casi perfecta, aunque de inciertas

Pero similares circunstancias. La pregunta común era, - Por cuanto tiempo más

Habría que esperar?, y Esperar qué?.

Todo tenía que tener algún sentido, alguna una respuesta, eran 4 cabinas, 3 mujeres

Jóvenes, y 1 hombre viejo, 1 cabina abierta. Nada tenía sentido.

Por su parte, Mary dijo - Sólo tendríamos que esperar, porque el tiempo no se detiene,

a menos que en este lugar esa simple regla no se cumpla como se suele pensar.

Y las cosas que se precian como significativas no lo sean, si no, al revés de cómo

las observamos.

Anny inmediatamente exclamó. - Pero qué dices Mary!, todo tiene una explicación

Lógica, y esto no es más que algún tipo de sueño o experimento que debemos pasar.

Magy por su parte exclamó. – Busquemos una salida pronto, de todas formas alguien

Nos tendrá que buscar! Esto no puede estar pasando. Pero es curioso, ninguna siente

Miedo, ni peligro. Y este hombre cuando despierte no nos dará ninguna respuesta.

Dicho esto, se escuchó una cuarta voz diciendo. – Eso no es del todo cierto mi niña!.

Aquel hombre se levantó poco a poco, ante el asombro de las chicas.

Que perplejas muy lentamente giraron al unísono sus cabezas en dirección al viejo,

Que ya se encontraba sentado en el sillón y apoyado en su bastón.

Las tres chicas armaron un leve alboroto, y le preguntaron que sabía de lo sucedido.

El anciano, las miró con mucha ternura, y les dijo...

Nada es lo que parece niñas, sólo los números tienen la respuesta de lo que tanto

Han anhelado en sus vidas. Todo gira en torno al tiempo, en apariencia,

Y sólo perdura aquel sentimiento que tan celosamente han guardado por tantos

Años. Es una sensación común que gobierna nuestras vidas y nos comunica. Están

Aquí por una razón, y esa razón es el resultado de una decisión. Es una opción,

Y como tal, nos conduce hacia un nuevo camino.

Dicho esto, el anciano se paró del sillón donde estaba, y se aproximó a las tres

Jóvenes. Posó su mano derecha sobre ellas, y en ese preciso instante, cada una apareció

en un lugar diferente, dentro de sus respectivas cabinas.

Sin poder comprender las palabras del viejo, cada una vió como la cabina se deshacía

Ante sus ojos, y lo único que vieron cerca era un arrugado papel amarillo bajo sus

Pies con un número de 8 dígitos terminado en 3.

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