16 octubre, 2008

Sentido


Era una pequeña foto, un regalo discreto,
fino, simple, y sencillo, que encerraba
tal vez, un mensaje oculto casi imperceptible.
Pero ahí estaba, recogido en el minuto preciso,
rescatado de un mundo tecnológico en dónde
la distancia no existe.

Su perfil era hermoso, divino y majestuoso,
casi tal como le conoció alguna vez. Su
sonrisa, muchas veces añorada, era entregada
a quién era apenas visible desde una esquina.
Un afortunado y total extraño para él.

Seguramente, en aquella esquina, había un ser
que realmente le merecía, alguien capaz de
jugarse por completo sin mayores cuestionamientos,
sin temores, sin amarras, siendo más simple y
concreto en su pensamiento y en sus decisiones.
Alguien capaz de ofrecer lo que ella tanto
merecía. Alguien elegido por ella.

Miró con nostalgia su recuerdo, y anheló
otras imágenes, que le permitieran pensar
en el real significado de lo que sentía.

Era curioso, pero el solo hecho de saber
que estaba bien le bastaba, no pedía
nada más que la posibilidad de guardar
algún otro recuerdo, que tal vez algún
le llegaría, casi por fortuna, o casi
por donación.

Su sueño, estaba impregnado de nostalgia,
y su mente confusa y distante, sólo
percibía en el final de su mirada, la
alegría que alguna vez, por su estupidez,
perdió.

No obstante, y absolutamente claro en su
presente, se imaginaba que algún día
le vería, bajo un cálido sol, situado
en algún frondoso y tranquilo lugar,
sin intervenciones, para sólo sentir
la dulce calidez de sus manos. Poder
abrazarle con limpia ternura, y en
su inclinado rostro dejar en libertad
sus lágrimas reprimidas por tantos años...

Entonces ella pensó...

Luego de un rato, en silencio... él...

CONTINUARÁ...

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