21 junio, 2011

Soledad y Compañía



Introducción


Todos tenemos nuestros momentos, necesidades de de refugio, de cobijo, de meditación, y algunas veces en días de lluvia nos transportamos hacia cosas que queremos. Esta sencilla historia, narra un poco de eso, aquello, momentos en que la lluvia y la tormenta no necesariamente es lo que está allá afuera, sino, más bien, en lo que llevamos dentro.



Soledad y Compañía


Era de tarde cuando Mind se quedó prendida en su ventana viendo escurrir la fuerza de la naturaleza que sembraba gotas de lluvia sobre su ventana. El imponente paisaje a lo lejos, socavaba la ciudad con su furia, y todo parecía tan frágil, que la soledad, prontamente se convirtió en ansiedad. El nerviosismo y la inquietud propia y tan humana frente a la naturaleza, no dejaba cabida a otro pensamiento que no fuese el refugio de unos brazos que no estaban, y una voz suave que le calmara.

Su pensamiento se llenaba de ideas, y las ideas se fueron llenando de recuerdos y emociones.

Su mano se posaba sobre la ventana palpando la humedad que se escurría entre sus dedos. Su mente divariaba hacia mundos lejanos que solo ella comprendía, mientras el mareo embriagaba su cabeza. Sus ojos levemente se serraban como si fuese un somnoliento, pero sus sentidos estaban más despiertos que nunca.

Quiso capturar aquel momento, e intentó enfocar su cámara, pero nada artificial se compara en nitidez a lo que sus pequeños ojos observaban. Era la voz de su niñez, la que hablaba en su mente, confabulando con su entorno.

De pronto, el sonido del teléfono cortó aquel momento de dichosa tensión, y preámbulo sobre lo que haría en las horas sucesivas.

Era un día de lluvia, de truenos y de tormenta, donde todo puede suceder, en un segundo, en tan solo un instante, haciendo diferente lo que se respira.

Así, es, y así fue, su poderosa solead y también su poderosa compañía.




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