En la vida, muchas veces nos enfrentamos a diversas
situaciones, que no esperamos, o que simplemente
quisiéramos olvidar. Pero si fueron importantes
alguna vez, por siempre lo serán.
Un amigo, es algo muy especial, que denota
confiabilidad, integridad, y sobre todo
discreción. Pero muchas veces confiamos en
quien no debemos, o desconfiamos de
aquellos que están ahí sin pedir nada a cambio.
La cuestión es, como saber en quién
confíar, o porqué existe esta manía que nos obliga
a confesar aquello que sin ser malo
Nos hace sentir casi culpables, aún no existiendo.
Tal vez, es el momento que se dá, el lugar, la
privacidad obtenida en un momento dado,
que nos sume en nuestra embriaguez de confianza
mutua con nuestro amigo y nos hace contar un
pedazo de la historia del más recóndito rincón de
nuestro ser.
Alguien una vez dijo, “En la confianza está el peligro”,
y en el fondo esto sólo significaba que según la
situación los seres humanos se comportan, y
muchas veces aquello tan sagrado que se es recibido,
por descuido, intencional o no, sobrio o no,
Aflora, en el momento menos oportuno. No por
maldad, sino, por irreverente descuido
e irresponsabilidad, porque una cosa es lo que se
escucha, y otra cosa es lo que se dice, por lo tanto,
lo que es sagrado y privado para unos, para otros
son cosas más triviales.
El alcohol suele ser un buen ejemplo de ello. Otro
ejemplo, quizas sea la confianza de un niño por su
madre, que al fin al cabo, por el motivo que sea,
igual lo deja. También, he visto como un hombre
recogido en una cama de hospital, alababa el nombre
e Dios en una oración junto a su familia, nunca lo olvidaré.
El era ateo por principio y naturaleza, un buen hombre,
pero pese a su propia soberbia, producto de su dolor,
fue humilde y rogó sumido en los principios religiosos
de su amada esposa. Así, luego pasó el tiempo, y aquel
dolor físico mermó, y su ateismo volvió. Aunque ya nada
más volvió a ser distinto, porque la palabra “cáncer” lo
acompañaría de vez en vez a su curiosa forma de fe. Etc.
A fin de cuentas, la confianza entregada, es solo sagrada
para quién la entrega, pero no tan así para quién la recibe,
ya que jamás podrá sentir el valor de aquello que le fue
otorgado, porque nunca será capaz de estar en el pellejo
del otro, y entender la magnitud de su alcance.
Así, se van formando los cómplices, amigos de años, pero
ligados por una complicidad mutua que se llama “VERDAD”.
La verdad que muchos buscas, la verdad pura y limpia
que en su utópica forma se va transformando en “LIBERTAD”.
Cómo quisiéramos entonces que el mundo tuviese aquella,
tan preciada, madurez emocional,
para aceptar y permitir que dicha libertad aflore en toda
su plenitud asumiendo su real significado. entonces, queda
una pregunta, hasta que punto, la “CONFIANZA”, es viable
al punto de asumir el significado de la palabra “RIESGO”, y
en definitiva lo que esto implica, que no es otra cosa, que
aquelloque llamamos “CONSECUENCIAS”.
Todo tiene un precio en la vida, y por más que no queramos,
nada es gratis.
Por otro lado, no debemos olvidar nunca que nuestro diseño
nos permite sólo un instante, un “TIEMPO”, que no es otra
cosa que coger aquello que alguna vez se presentó
como nuestra gran oportunidad, y que por falta de definición
dejamos atrás.
Contrariamente a esto, otros definen, y también deben dejar
atrás, aquella oportunidad que nunca volverá.
Con esto recuerdo una frase de una canción, que dice:
Caminante son tus huellas
El camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Pero muchas veces Dios no da aquella mágica segunda
oportunidad, para reflexionar y auto cuestionar nuestras
decisiones, que alguna vez nos dio aquel camino para andar.
Entonces, “AMISTAD”, es una gran palabra, y toma
sentido, pese a su extrema fragilidad. Es una constante
búsqueda de nuestro espíritu que nos permite salir de
la opresión de nuestras propias vivencias.
Es querer compartir aquello que viene con nosotros desde
hace siglos, y que en gratitud cedemos en una misma justa
medida.
Nada es fácil, sólo espero que estas palabras tengan la
fortaleza necesaria para que aquellos que son nuestros
seres queridos y sagrados, no se vean afectados.
Una verdad puede ocultarse, o quizás pueda omitirse,
o manipularse con astuta habilidad, pero una vez que
es entregada, queda a merced del amigo, quién
obviamente no sentirá su real intensidad. Y es en este
caso que se agrega una palabra más, que es
“RESPONSABILIDAD”, que es aquello que nos
permite tener el control, y transformar todo esto,
llamado “VIDA”, en un caos infinito, por toda una
eternidad.
Hay un último concepto que desequilibra todo estos
conceptos, y que en definitiva nos hace
“VULENRABLES”, ya que todo se mueve como
un perfecto reloj sincronizado en el tiempo, y donde
nada se tensa, ya en todo este universo es bien sabido
que el corazón no hace caso a la razón ya que el
corazón no piensa.
Pd.
Quizás por eso mi nombre es “SOLEDAD”.
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