24 febrero, 2009

Cuestión de Amistad (Comentario genérico)

En la vida, muchas veces nos enfrentamos a diversas

situaciones, que no esperamos, o que simplemente

quisiéramos olvidar. Pero si fueron importantes

alguna vez, por siempre lo serán.


Un amigo, es algo muy especial, que denota

confiabilidad, integridad, y sobre todo

discreción. Pero muchas veces confiamos en

quien no debemos, o desconfiamos de

aquellos que están ahí sin pedir nada a cambio.

La cuestión es, como saber en quién

confíar, o porqué existe esta manía que nos obliga

a confesar aquello que sin ser malo

Nos hace sentir casi culpables, aún no existiendo.

Tal vez, es el momento que se dá, el lugar, la

privacidad obtenida en un momento dado,

que nos sume en nuestra embriaguez de confianza

mutua con nuestro amigo y nos hace contar un

pedazo de la historia del más recóndito rincón de

nuestro ser.


Alguien una vez dijo, “En la confianza está el peligro”,

y en el fondo esto sólo significaba que según la

situación los seres humanos se comportan, y

muchas veces aquello tan sagrado que se es recibido,

por descuido, intencional o no, sobrio o no,


Aflora, en el momento menos oportuno. No por

maldad, sino, por irreverente descuido

e irresponsabilidad, porque una cosa es lo que se

escucha, y otra cosa es lo que se dice, por lo tanto,

lo que es sagrado y privado para unos, para otros

son cosas más triviales.


El alcohol suele ser un buen ejemplo de ello. Otro

ejemplo, quizas sea la confianza de un niño por su

madre, que al fin al cabo, por el motivo que sea,

igual lo deja. También, he visto como un hombre

recogido en una cama de hospital, alababa el nombre

e Dios en una oración junto a su familia, nunca lo olvidaré.

El era ateo por principio y naturaleza, un buen hombre,

pero pese a su propia soberbia, producto de su dolor,

fue humilde y rogó sumido en los principios religiosos

de su amada esposa. Así, luego pasó el tiempo, y aquel

dolor físico mermó, y su ateismo volvió. Aunque ya nada

más volvió a ser distinto, porque la palabra “cáncer” lo

acompañaría de vez en vez a su curiosa forma de fe. Etc.

A fin de cuentas, la confianza entregada, es solo sagrada

para quién la entrega, pero no tan así para quién la recibe,

ya que jamás podrá sentir el valor de aquello que le fue

otorgado, porque nunca será capaz de estar en el pellejo

del otro, y entender la magnitud de su alcance.


Así, se van formando los cómplices, amigos de años, pero

ligados por una complicidad mutua que se llama “VERDAD”.


La verdad que muchos buscas, la verdad pura y limpia

que en su utópica forma se va transformando en “LIBERTAD”.


Cómo quisiéramos entonces que el mundo tuviese aquella,

tan preciada, madurez emocional,

para aceptar y permitir que dicha libertad aflore en toda

su plenitud asumiendo su real significado. entonces, queda

una pregunta, hasta que punto, la “CONFIANZA”, es viable

al punto de asumir el significado de la palabra “RIESGO”, y

en definitiva lo que esto implica, que no es otra cosa, que

aquelloque llamamos “CONSECUENCIAS”.


Todo tiene un precio en la vida, y por más que no queramos,

nada es gratis.


Por otro lado, no debemos olvidar nunca que nuestro diseño

nos permite sólo un instante, un “TIEMPO”, que no es otra

cosa que coger aquello que alguna vez se presentó

como nuestra gran oportunidad, y que por falta de definición

dejamos atrás.


Contrariamente a esto, otros definen, y también deben dejar

atrás, aquella oportunidad que nunca volverá.


Con esto recuerdo una frase de una canción, que dice:



Caminante son tus huellas
El camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.



Pero muchas veces Dios no da aquella mágica segunda

oportunidad, para reflexionar y auto cuestionar nuestras

decisiones, que alguna vez nos dio aquel camino para andar.

Entonces, “AMISTAD”, es una gran palabra, y toma

sentido, pese a su extrema fragilidad. Es una constante

búsqueda de nuestro espíritu que nos permite salir de

la opresión de nuestras propias vivencias.


Es querer compartir aquello que viene con nosotros desde

hace siglos, y que en gratitud cedemos en una misma justa

medida.


Nada es fácil, sólo espero que estas palabras tengan la

fortaleza necesaria para que aquellos que son nuestros

seres queridos y sagrados, no se vean afectados.


Una verdad puede ocultarse, o quizás pueda omitirse,

o manipularse con astuta habilidad, pero una vez que

es entregada, queda a merced del amigo, quién

obviamente no sentirá su real intensidad. Y es en este

caso que se agrega una palabra más, que es

“RESPONSABILIDAD”, que es aquello que nos

permite tener el control, y transformar todo esto,

llamado “VIDA”, en un caos infinito, por toda una

eternidad.


Hay un último concepto que desequilibra todo estos

conceptos, y que en definitiva nos hace

“VULENRABLES”, ya que todo se mueve como

un perfecto reloj sincronizado en el tiempo, y donde

nada se tensa, ya en todo este universo es bien sabido

que el corazón no hace caso a la razón ya que el

corazón no piensa.


Pd.

Quizás por eso mi nombre es “SOLEDAD”.



18 febrero, 2009

Forajidos


Era un día caluroso, pero la
brisa anunciaba grandes nubarrones en
la lejanía, acercándose generosamente
para refrescar a aquella linda ciudad
costera.

Muy cerca, en un moderno paradero,
una joven de 17 años, se prestaba a
bajar del bus, por primera vez en una
aventura que era totalmente esperada,
y desconocida a la vez. Vestía totalmente
de negro, con un atuendo simple, sin
mayores pretensiones que la comodidad
despreocupada de querer sentirse bien,
con muy poco equipaje, bajaba lentamente,
sin más que la emoción de querer disfrutar
plenamente de unos minutos para sí, y
sentir por primera vez, su propia
libertad por tantos años vedada.

Se sentó un rato en una de las bancas
de la estación, respiró aquel aire, muy
distinto al de las grandes ciudades
urbanas. Un cigarrillo, la obligó a
moverse y cambiarse de asiento, odiando
por un segundo el suburbio de donde
provenía. Trató de ser paciente, pero
sentía ansiedad, y deseaba simplemente
conocer aquel lugar de una forma
diferente.

Tomó su teléfono, y recurrió a sus
sueños, y tras varios intentos, pudo
contentarse con su música a través de
aquellos majestuosos sonidos. No pedía
mucho, sólo un poco de paz.

Después de un rato, tras escuchar aquella
dulce melodía, se encausó hacia la salida,
caminando pausadamente, disfrutando de
aquella inmensa tranquilidad. Al llegar
la puerta, se detuvo unos instantes,
tan sólo para meditar que su acción la
hacía sentir como niña de nuevo, pero
esta vez, sin las cadenas que aprisionaban
su espíritu de libertad.

Pasó un buen rato, quizás minutos que le
parecieron horas, sumida en sus propios
pensamientos. Hasta que de pronto, un
vehículo de aspecto moderno se detiene
ante ella. Era mediano, con aspecto
de recién comprado, levemente pequeño
pero cómodo, de buen gusto. Uno de sus
ventanales se abre, lentamente, y una
discreta voz se escucha: - "Sube".

Ante el asombro, aquella joven trató de
observar el rostro de quién le invitaba
tan sigilosamente, más no tuvo temor, y
pensó, que si iba a ser libre por unos
pocos minutos, debía ser lo plenamente,
y debía seguir el curso de una aventura
no planificada. Lo que fuese, sería,
y así nada más, sin cuestionamientos,
sin temores, sin dudas.

Entonces, no vaciló, y se subió sin
preguntar en el asiento trasero.

Unas pocas palabras de cordialidad
se entrecruzaron. Quién manejaba era
de aspecto alegre, simpático, muy
positivo, por lo que la muchacha no
tuvo dudas, y siguió sin miramientos
en su total fe de que nada malo le
pasaría.

Tras unos pocos minutos, el chofer
de unos 22 años aproximadamente,
con voz enérgica pero delicada, le
ordenó cambiar de asiento, y le dijo:
- Oye, no pienso ser chofer de nadie,
así es que cámbiate de asiento, y vente
al frente. En ese segundo el ambiente
se tornó algo tenso, fue un breve tira
y afloja, en donde la experiencia ganó
a la inocencia, y la joven se cambió.

No había nada de malo en ello, sólo era
un cambio de asiento, pero muchos
pensamientos se cruzaron en la mente
de aquella joven sometida a la voluntad
del chofer.

Así prosiguieron su viaje, en una
gratísima aventura. Aquel chofer, pese
a su manso aspecto, sabía perfectamente
lo que quería. No obstante, ella, muy
astuta lo deducía con facilidad.

La joven miraba de vez en cuando los
lugares por donde pasaban a gran velocidad,
mientras el chofer le daba una cátedra
turística de todo aquello que acabadamente
conocía a la perfección. Su conocimiento
era admirable, como su memoria para
recordar tantos nombres de calles, edificios,
lugares. La chica, trataba de saciar
su vista, pero su vista siempre se clavaba
en el conductor, y sentía que aquel
inesperado viaje la llevaría directo
hacia su tan ansiada libertad.
Internamente, sintió regocijo, y se
dejó envolver por la situación.

El conductor pronto le anunciaba:
- Te llevaré a un lugar muy especial
para mí, sé que te gustara. Es mi lugar
favorito - decía. La joven, asintió,
y se dejó llevar.

Prontamente llegaron a un hermoso lugar
muy cerca del mar, próximo a un gran
roquerío. El lugar era circular, amplio,
sencillo, con muy buena vista, muy
hermoso. El auto se detuvo ahí mismo,
entonces el conductor le entregó a la
chica un regalo, envuelto en un fino
papel. Ella lo tomó en sus manos y
sintió su gran peso. Colocó su mano
derecha sobre el papel, cerró por
un instante sus ojos y le dijo
- Es de color blanco. Eso era lo que
sentía. -Ábrelo, insistió el conductor.
Y ella lo abrió, descubriendo
efectivamente un segundo papel blanco
que protegía un lindo tablero de marfil,
lleno de piezas pequeñas que lo adornaban.
Le quedó mirando con suma ternura y
agradecimiento, y dijo: - Es hermoso,
pero no puedo aceptarlo, porque no
puedo llevarlo conmigo, más ya me has
dado el más hermoso de los regalos, y
eso es el hecho de permitirme estar aquí,
donde siempre quise estar, en mi pedacito
de paz.

La joven tocó su mano, y le miró con
mucha más ternura, y le dijo al chofer:
- Ahora déjame a mí entregarte mi regalo.
Sin salir del automóvil, la chica le
sugirió reclinar los asientos. Así fue,
y el conductor accedió, mientras la chica
hizo lo mismo. Ella se concentró
profundamente, y movió sus manos en
forma circular, mientras sus dedos
parecían tocar el aire como si fuese
un piano. Tanto la respiración de
aquel conductor como el de ella, se
fue agitando, mientras la suave brisa
del viento se colaba por las ventanas.

En ese instante, ambos volaron por los
cielos, sin salir del auto, encerrados
en un sólo deseo incontenible, sin ningún
contacto físico en lo absoluto, sin temores,
sin límites, ya sin miedo.

Porque la verdadera felicidad no está
en lo que tienes o en lo que hagas,
sino más bien en todo aquel universo
que seas capaz de sentir sin frenos.

13 febrero, 2009

El cantar de las Sirenas


Erase un tímido y valiente joven, capaz de enfrentar
su más digno adversario, que era sí mismo. Un día
quiso respirar el resplandor del mar, y se dirigió hacia
la costa. Aún muy joven, pesaba que todo le era muy
lejano, sin embargo su vista siempre se clavaba a lo
lejos en el horizonte.

Así pasaron los años, y aquel aguerrido joven, marcado
por las hueyas del destino, quizo ir más allá, y se adentro
al mar. Caminó calmadamente por la orilla, y poco
a poco dio rienda suelta a sus ansias de conocer que había
más allá de aquel límite visible. Así, con su mirada fija en
el tranquilo horizonte, se adentró paso a paso, y tanto fue
que sólo su cabeza se asomaba en señal de que aún sus pies
tocaban algo del suelo.

Una vez adentro, ya no querría devolverse, pero no sabía que
hacer. Indeciso, empezó a volver a la orilla, sintiendo tras
cada paso, que nunca se atrevería a conocer que había en
aquel lejano horizonte.

De pronto, una dulce voz a la distancia, inundó sus sentidos,
y le hizo voltear. Casi sin pensar se detuvo al instante para
poder captar mejor aquella suave melodía. Entonces, aún
más desconcertado, reflexionó sobre que era lo correcto,
y justo cuando dio un paso, otra agradable voz lo seducía.

Eran voces distintas, que reflejaban mucha comprensión,
y ternura. Más, venían de direcciones distintas, aunque
ambas pertenecían a aquel lejano horizonte.

Aquellas voces, golpeaban su cabeza, y su voluntad
se sometía por sobre su cansancio. Se sentía abrumado,
dichozo, lleno. Nunca pensó que un mismo propósito
significara dos caminos totalmente diferentes, aunque
proveniesen de un mismo sector.

Sintió miedo, y después pasión, y sus sentidos rebozaban
de una alegría desbordante, aunque confusa.

Eran dos voces y un camino... Entonces, sólo su conciencia
lo salvaría, porque ya sus sentidos se perdían en el abismo
creado por el sonido de las sirenas que a lo lejos le llamaban
para cursar aquel horizonte.

Qué hacer, dónde ir, quedarse tal vez, era lo mejor, pero
su corazón latía fuertemente en su pecho, y lo hacía sentir
culpable sin tener motivo. Nada había hecho, nada debía
perturbarle, pero ahí estaba, esa sensación de buscar
aquella gran libertad que buscó por tantos años cuando
era un niño.

Lo único que quería, era que aquellas voces nunca le
dejaran de cantar, porque en el fondo, siempre fueron
su confortable compañía. Nunca le dejarían, porque
siempre han estado ahí, en su cabeza, en su almohada,
tanto al dormir de la noche, como al despertar
de cada amanecer.

Muchas veces, miró el sol, y sintió felicidad, por el sólo
hecho de sentirse tan querido, y poder disfrutar de esa
extraña embriaguez que le producía el sólo hecho de
recordar que aquellas voces en su cabeza, las que le
seguirían acompañando día tras día.

Tan similares, tan distintas, cada una con una forma
de vida, pero ambas pertenecían al impetuoso océano,
que sin límites le querían.

Como duele aveces, saber que estás aquí ahora, y
luego más allá. No es una frontera, sino, lo que
continúa tras recorrer esta gran esfera.

Dos caminos, una ruta. Lo único seguro es que
aquel joven necesitaba dormir y descansar para
tan esperada faena. Porque sabía que el camino
sería largo, y algún día alcanzaría aquella feliz
frontera.. seducido siempre, por el cantar de
sus dos hermosas sirenas...

Cuando el cuerpo Pesa

Muchas veces recordamos aquella época en que podíamos hacer cosas
que ahora ya no podemos. Y como duele darse cuenta de que el tiempo
pasa y no en vano. No obstante, un poco de humor no viene mal a nadie,
y si de empeño se trata, por lo menos algo se intenta.

La vida es eso, seguir intentando, una y otra vez. Es como querer
volver a jugar como cuando éramos niños.

Pd. Claro que con 20 menos... osea: 20 años y 20 kilos menos.

09 febrero, 2009

El Aroma del Viento


Tengo aquello que pensé nunca
tendría. Impregnado en
una simple bolsa, he ahí
un rastro de tu presencia,
que como tal sabueso he
resguardado para no olvidar
con la nitidez merecida, aún
después pasados mucho tiempo,
de aquel breve instante,
donde la verdadera comunicación
no requiere mayor contacto que
una cálida y breve cercanía.

Es un aroma, que curiosamente he
detectado a lo lejos, a veinte,
cincuenta metros, o más, aunque
parezca increíble, detectándote
casi desde más de una cuadra quizás,
con la enorme generosidad del viento.

Mi propia debilidad y fragilidad,
me permite estos pequeños lujos,
y por ende la sensibilidad aflora
como un mecanismo natural de defensa,
a forma de advertirme de aquello que
peligrosamente pueda surgir,
cuando a veces se tiende a perder
la total mesura o el control,
al punto de transformar todo en
esto.

Que más quisiera en esta vida,
sino perder la cordura, aunque sea,
por alguna vez en mi vida, y ser tan
humano como los otros, y dejarme llevar
por el río, sin voluntad, sin medidas.

He vivido ya más de docientos años,
tratando de entender, porqué antes de
tu existencia ya existías. Viendo en el
partir de otros, tu partida. Así como
seguir esperando la propia mía.

Aún aquí, sigo tu aroma, y ese será
mi único recuerdo en un profundo silencio
lleno de melancolía, tu dolor, mi dolor,
y aquel que aún queda.

No desvestiré un santo para vestir a otro,
porque su desnudez sólo es cobardía.
Después de un siglo, se aprende, y cuando
un problema no tiene de solución, deja de
ser un problema, ya no se combate,
y se aprende a vivir con ello, con la
profunda esperanza de que de algo serviría.

Tanto por hacer, y tan poco tiempo.
Así pasan las horas, así pasan los días.

Ojalá me pudieras escuchar, tú que ya no
estás, ojalá me pudieras entender tú que
ahora te siento, ojalá me pudieras comprender
tú que aún te quedarás por mucho más
tiempo. Ojalá.

Pero tu aroma, siempre se queda, y aún lo siento.

05 febrero, 2009

10 Años más..




Pasarán quizás 10 años, y tus arrugadas manos
buscaran las mías, pero la vitalidad interior
jamás se rendirá hasta que llegue aquel preciado
último día. Tal vez, tenga nuevamente aquella
increíble oportunidad, y veremos juntos aquel
horizonte, una vez más, con otros ojos, más claros,
más serenos. Y las manos empuñarán la arena
como si fuese un nostálgico juego de niños que van
por primera vez a conocer el mar, donde la suave
brisa estará, acompañándonos, y un mate dulce
se compartirá, mientras muchas otras anécdotas
acumuladas, se irán forjando en la mente, a la vez
que una sonriza soñada, nos acompañe en un tierno
abrazar.

Siempre con nosotros estarán nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos, y vagarán libres como el viento,
llegando a lugares tan increíbles donde nunca nadie
ha llegado jamás.

Ahora comprenderás el verdadero significado de la
palabra "volar". Salir de aquella casa antigua, porque
ahora ya no necesitas huir más. Es el destino, es el deseo,
o simplemente una bella ilusión. No importa ya, porque
lo que sea, es.

Y así será...

03 febrero, 2009

Una vida, un destino


Mi amigo árbol, aquel que siempre está.
Quizás algún día no le veré o el a mí,
pero mientras sea posible ahí estará.
Siempre fiel a su silencio y compañía,
siempre en pie cobijandome con su frescura
y su sombra, sin ser mejor que otros,
y sin pretenderlo. Pero ahí está.

No necesito promesas, ni tributo, ni
enmiendas, ni ofrendas, es parte de
mi propia libertad.

Ayer mismo eran las 21:30, busqué
y busqué en su cabeza aquello que
le obstaculizaba, sé que no debo
intervenir, porque su hilo debe
fluir hacia una nueva historia.
En fin, sin conocerle, traté y
traté, y un fuerte dolor en mi
brazo derecho sentí. Lo único
que puedo hacer, es sentir,
y tratar de ver aún siendo ciego
a aquello que no puedo tocar
directamente. Dios, que más
puedo hacer. Debió abrir
brevemente sus ojos y verle
ahí a su lado, casi sin que
se diera cuenta. Ahora entiendo
porqué no le veo, y mis manos
siguen sujetando su cabeza.
Todo a mi alrededor está en
confuso movimiento, porque
así es la ciudad, clementemente
ruidosa, y destructora.

Nunca sabré si resulta o no.
Más sólo sabré que siento y
eso es lo único que me indica
vagamente el camino.

Sé que no debe despertar, pero
aún así le quieren despierto,
que puedo hacer, más sólo pedir
una señal que me indique que es
lo correcto.

Hay mucha fe en el, por lo que
denoto que el es bueno, y pese
a que no acepte aquella promulgada
ofrenda, la entiendo.

Es un acto de fe, que en sí
me causa mucho dolor, pero que
con mucha humildad respeto.

Ciertamente ya son 40, y sin
conocerle intervengo, no sé
si resulte, pero sólo le quiero
sentir feliz.

Las partidas son así, y retener
nos encausa hacia otros significados.
Nuevas historias que ya he vivido.

Sólo si eso es lo correcto, si
es el camino para que despierte
y sea realmente feliz, lo acepto,
y aunque sea mucho el dolor, me
someto al abandono, que tan
merecido lo tengo.

Mi Dios, ya me has visto en esto,
una y otra vez, por distintos motivos,
otros hilos, otros cuerpos maltratados
por el tiempo. Sólo te pido, humildemente
que me permitas ver el camino.

Que su ida no sea en vano, como tampoco
su permanencia, tampoco lo sea.

Que más puedo hacer, tan sólo imaginar
que puedo. Es un acto de fe.

Sin importar que ya no quieras saber,
sabrás, porque nunca dejaré de escribir
una y otra vez, porque la función siempre
debe continuar.

Ayer fue especial.. y hoy nunca lo sabré.
No hay peor egoismo que el propio interés.

Que difícil es darnos cuenta de lo que realmente

deseamos. Para bien o para mal, ahí estamos.




Estoy agotado, y aún siento su cabeza
entre mis manos.





Así, si es feliz... yo...!

02 febrero, 2009

Dependencia


Cuando se conocen personas que han marcado un hito
en nuestras vidas, sucede lo inhebitable, la dependencia.
Esto es bueno y malo, porque la emotividad está involucrada
y las personas no son como las cosas que podemos
desechar sin mayor dilema.

Sucede en todo orden de situaciones, hermandad, amistad,
parejas, conocidos, etc.. Las personas necesitan de
personas, es parte de nuestro diseño, y muchas veces
esta carencia a algunos afecta mucho más que a otros.

Como manejarlo. No hay receta, porque todo lo que somos
está vinculado, o se va vinculando con otros a lo largo de
la vida.

Existen vínculos y vínculos, por diversos motivos,
unos más fuertes que otros, unos más cercanos
y otros lamentablemente, más lejanos. Pero ahí
están, jodiéndonos la pensadora, una y otra vez,
desde que despertamos, hasta el anochecer, es
algo que necesitamos, es algo que nos incomoda,
es algo que nos gusta, es algo que odiamos y
queremos a la vez. Y siempre está ahí.

Curiosamente, cuando alguien se va, el vínculo
no desaparece, y en principio se vuelve más fuerte,
hasta que la mano se va soltando poco a poco.
Algunas veces, olvidamos, otras veces recordamos
toda la vida. Todo depende de cada persona,
y de cada vínculo.

Lo complejo empieza cuando el vínculo se va
enriqueciendo hasta transformarse en dependencia,
y es ahí donde se contrapone con el deseo de
libertad, ya que muchas veces buscamos espacios
para simplemente encontrar nuevos vínculos.

Entonces, la resignación viene a consolar de
la mano del tiempo, las heridas que nunca
dejarán de estar.

Suele ocurrir que recordamos mucho más mientras
más duele, y eso es porque un momento intenso
se comparte, ya sea con alegría o con profunda
tristeza. Pero es un momento, o un conjunto de
momentos.

Es raro, pero existen dos instancias, y que en
un comienzo se perciben casi iguales. Cuando
alguien se va, sin saber si regresa, o cuando
alguien se va, sin regreso.

Muchas imágenes quedan marcadas en la
mente, sobre todo de aquel último momento.
Y cuando menos se piensa se viene una y
otra vez a la cabeza.

Por eso, repito hasta el cansancio, a todo
aquel que me conoce, que disfruten el momento
día a día, minuto a minuto, y no se queden
con recuerdos tristes. Sientan el vigor de
aquellos que alguna vez compartieron el pan
calentito. Porque en la balanza de la vida
no tiene porqué pesar más lo malo que lo
bueno, o lo triste que lo alegre.

De eso se trata ser positivo, y saber
levantar la frente. Dejar que las lágrimas
roden libremente, y desahoguen su
angustia. Para eso es la soledad,
para eso también sirve otro amigo.

Ahí y sólo ahí se van descubriendo
a los verdaderos, que aunque no
puedan estar sabrás que están,
porque pese a cualquier cosa que
allás pensado, siempre han estado.

Entonces, será una última oportunidad
y tu amigo abrirá sus ojos, les mirará,
avergonzado o no, sonreirá, porque ahí
estarás, y un legado sin palabras
quedará.

Será un pequeño gesto, pero será
un pequeño gesto de verdadera..

AMISTAD.