29 julio, 2011

Ciclos



Un hombre cumple un ciclo, y como todo en la vida, incluso la vida misma, pasa. Hoy fue uno de esos días, y la partida de uno, con quién se ha compartido complejas tareas en tantas arduas y larguísimas jornadas, ha llegado a su momento, tantas veces esperado, y otras no tanto.

Todo aquel que sale, ya no vuelve, y en definitiva, ya nada vuelve a ser lo mismo. Los cabellos blancos sobre su cien, y la emoción reflejada en su rostro, daban fe de ello, de que lo hecho, hecho está, y no pasó en vano. Algo se queda, y siempre queda algo, en un momento, un verdadero momento, rodeado de amigos.

Sus ojos brillosos, humedecidos, su voz quebrada, algunos regalos entregados con cariño, y algunas bromas enunciadas, para un hombre serio, quién recibe de todos el aprecio, en un ahora, y en un luego.

Estar, o no estar, era el cuestionamiento, porque a veces, la presencia física, se hace necesario. Pero no se puede estar en todos lados, o quizás sí, aunque sea un poco, un poco aquí, un poco allá, y entre todos ir recordando lo recordado, cuando las copas se alcen en un brindis alzado.

A todos llega, ese camino aún no caminado, que quizás no veremos, por ahora, porque estamos ante un tiempo enrarecido, enajenado, cada día más y más breve, cada día más mermado, donde un nuevo ciclo nace, cuando otro ha terminado.



PD. Para un amigo.

22 julio, 2011

Tan sólo una hoja

La calle era un tanto solitaria, sigilosa, con tan solo la brisa húmeda de compañía, hacía frío, y sólo el sonido breve y conciso de sus pasos se hacía sentir en el corredor. De pronto el crujir de una hoja cedió su marcha por algunos minutos, miró hacia abajo, y ahí estaba. Con un dejo de duda la recogió con cuidado entre sus manos, la observó con detenimiento, como queriendo leer un diario de vida, y se puso a pensar en lo frágil de su menuda estructura. Aún así, significaba vida, o parte de una, como un todo, como un nada, o como lo que crece y se renueva cada día, en calma, con apuro, o con afanosa desmedida. Como cada ser, envuelto en su capullo, uno del cual no se aleja, ni le deja, desde sus inicios, desde su fábrica, desde su madeja.

Una gran esfera es esta tierra, una que más encima por su exterior nos encierra, un lugar donde viajar por un punto en la inmensidad de aquello que ni si quiera se espera. Pero ahí estaba, contemplando la dicha de una vida propia, una que con su vitalidad improvisa, más allá del dolor o del goce, buscando siempre la respuesta, aquí, allá, y todo lo que significa, en tan sólo una hoja.






15 julio, 2011

Los observadores







Una mosca se encontraba caminando en las orillas de un plato de sopa, de color blanco, mientras otra lo hacía sobre un vaso. Era un almuerzo cotidiano al aire libre, donde una familia compartía amenamente una festividad de primavera, en un lugar repleto de gente.

Uno de los niños, Tom, de no más de 12 años, portaba un celular, con el cual
sacaba fotos del lugar y de las personas, hasta que de pronto su vista se clavó en el plato, acercándose muy despacio.

A Tom siempre le gustó la fotografía, pero nunca estaba conforme con la incapacidad de las cámaras para captar la realidad como lo hace el ojo humano, no tanto por los mega pixeles, sino más bien por la velocidad de captura.

Colocó el silenciador, y aumentó a 100 mega pixeles su cámara, para intentar una toma perfecta. La mosca, de rápidos reflejos, volteó de inmediato, y en el instante mismo en que el niño presionó el botón, el bicho voló, perdiéndose de vista.

Sin prestar mayor importancia, Tom, siguió sacando sus fotos alegremente, durante el resto de la tarde. Hasta que ya se hizo oscuro y todos se marcharon.

Todas las familias, se retiraron, se subieron a sus respectivos vehículos. Tom por su parte, aprovechó el camino para revisar las fotos que había tomado, y mientras ojeaba la pantalla táctil, se encontró con la curiosa fotografía del plato, que por algún motivo volvió a cautivar su atención.

La imagen era nítida e impecable, quizás la luz apropiada de ese preciso momento le propinó la impecable captura de la escena.

Hizo un zoom sobre la mosca, encontrando numerosos detalles en la medida que hacía acercamientos. Cuando ya se aproximaba a los 100x, pudo observar los detalles de las alas, y las cosas que se adherían a sus patas. Luego se desplazó hacia la cabeza y pudo ver el panal de ojos que tenía con casi perfecta claridad. Notó en una de las cavidades, una especie de objeto, que no escatimó en investigar.

Tomó su móvil y reconfiguró un aumento mejorado y mayor de la imagen a 1000x, pudiendo distinguir algo parecido a una microcámara, entremedio de los ojos.

Le pareció extraño, una vez detectado, inmediatamente envió la imagen a su correo personal. Luego quiso mostrárselo a sus progenitores, quienes no le prestaban mayor importancia en ese minuto. En su insistencia, uno de los progenitores volteó para ver mejor lo que el niño les mostraba, el aparato justo en ese momento mostró destellos de mal funcionamiento, y todo quedó en la nada.

Cuando el dispositivo volvió a su normalidad, la foto tomada, ya no estaba igual. Pensó por un minuto que había sido su imaginación, pero recordó su envió y se reservó de toda actividad durante el trayecto.

En las afueras…

- Informe… ¿Qué ha sucedido?
- Tenemos una fuga señor
- La tienen identificada
- Sí señor, se encuentra en manos de un niño llamado Tom
- Se ha dado cuenta
- Aún no señor, en estos momentos nos encontramos revisando algunas imágenes
- Imágenes dice…?
- Sí señor, fotos que tomó el muchacho de uno de nuestros micro dispositivos de observación
- Saben si hay diseminación?
- Aún no señor, pero al parecer alcanzó a transmitir uno de sus archivos
- Parece? Debemos intervenir de inmediato, envíen un virus de software
- Sí señor, ya lo hemos hecho, pero el muchacho tenía bloqueada la conectividad
- Mmmm, ya veo, sigan con la observación?
- Sí señor, tenemos múltiples cámaras, no le hemos perdido de vista
- Debemos actuar con suma prudencia, los huéspedes no deben saber de nuestra presencia
- Hemos tomado todas las medidas precautorias, señor
- Saben lo importante de este proyecto, procuren establecer la cuarentena lo antes posible
- Sí señor.

Dicho esto, el oficial se retiró y envió la orden general a todo el personal de la base.

En el hogar

El joven Tom, tenía un alto grado de conciencia, y discernimiento pese a su corta edad, y lo que había captado su cámara parecía extraño. Sentía la necesidad de resguardar lo que había capturado, así es que apenas entró a la casa, sin mayor explicación se dirigió a su despacho. Al encender su computadora, activó un programa guardián que había desarrollado en sus tiempos de ocio e investigación. Por algún motivo la descompostura de su comunicador no podía ser fortuita.

Scanner activado, revisando…

Intromisión detectada, bloqueo en progreso…

Intromisión desactivada, puede proceder.

Tom entró rápidamente en su correo personal, montado en un sistema operativo propio, en lenguaje de bajo nivel, creado por el mismo, ya que desconfiaba de los sitios vanguardistas, aquellos que desde los años 2014 se volvieron parte del control de las sociedades existentes en el planeta, a partir de los celulares. Nada dejaba de ser registrado y clasificado, y nadie sabía el real propósito de dicha acumulación de información, que era resguardada en lugares clasificados en el mar.

La transmisión fue exitosa, y la imagen se distribuyó entre sus amigos, luego paso a los amigos de estos y rápidamente alcanzó a las redes sociales.

En las afueras…

- Informe…
- La diseminación se hizo inevitable señor.
- Los sitios de búsqueda, están cubiertos?
- Sí señor, nadie podrá acceder a esa información en los buscadores.
- Los sitiales sociales, están cubiertos.
- Sí señor, también lo están. El archivo ya se distribuye en forma distorsionada.
- Qué me dicen de los medios de comunicación y noticias
- Fueron desvirtuados, y los encargados que estaban trabajando en el tema ya fueron desvinculados, así como sus jefaturas.
- Bien, algún renegado.
- No señor, los Supremos Terrestres ya controlan la situación.
- Tendré que entregar un informe, espero que todo siga según lo planeado.
- Sí señor

Algunos amigos se habían reunido con Tom, llevaron cada uno algunas notas en papel, instrumento primitivo que ya estaba obsoleto en la época actual. Y compararon algunos apuntes. Sabían que nadie les creería, e inventaron un lenguaje propio de comunicación, y así se mantuvieron por años.

Los chicos crecieron, estudiaron diversas carreras asociadas a lo tecnológico, y muchos de ellos se abocaron de lleno en sus trabajos. Nunca más se supo del tema, y la rutina envolvió sus existencias.

No obstante, Tom, siguió progresando en sus investigaciones, tenía un laboratorio propio, en el cual se encontraba una caja hermética y libre de contaminantes externos, lleno de censores, en cuyo interior se encontraba un insecto inerte.

Años más tarde…

En las afueras…

- Informe…
- Sin novedad señor
- Se ha sabido algo del caso Tom
- Nada importante señor, se dedicó a su carrera como los demás, siguió la rutina de vida implantada.
- Sigue con sus investigaciones anexas
- Sí señor, aún persiste en conocer la verdad, pero con menor intensidad que antes
- Ha obtenido resultados de nuestro micro observador
- Nada hasta el momento señor
- La cámara sigue operativa
- Sí señor, aún en funcionamiento
- Bien, los humanos no suelen vivir mucho más de 100 años hoy por hoy, sólo es cuestión de tiempo, ya no podrá esclarecer nada, tampoco le creerían, y aún no dominan la micro nanotecnología biológica.
- Sí señor, así es.
- Buen trabajo.
- Gracias señor

Tom, tuvo una vida totalmente normal, siguió las sendas que representan a una vida cotidiana de trabajo, responsabilidad, y familia. Sin mayores vicios que sus ansias por saber del universo que nos rodea, dedicando su vida a la investigación en pos del bienestar de la sociedad.

Así finalizó el reverendo la reunión se disgregó.

El epitafio indicaba:

A la memoria de Tom,
Un hombre dedicado al bien de la comunidad

Tom J M T.
2240 - 2342.

Ya cuando todos se retiraron, sólo un hombre anciano permanecía a los pies de la tumba, era alto y delgado, vestido enteramente de negro, antejos oscuros y un sombrero de ala, quién de rodillas hablaba con uno de los nietos de Tom, mientras le entregaba un curioso objeto, que el niño discretamente guardó.


07 julio, 2011

Noche extraña



Era tarde, muy tarde ya, casi las 5:00 AM, y aún sin dormir. La sensación de calor y frío sugería un tema extenso, unas dulces clementinas, y unas tenues palabras que sin querer se escapaban al viento.

Ahí estaba, entre papel y lápiz, más algunas tupidas figuras incomprensibles dibujadas en una esquina de una hoja, producto de no sé qué. Conversando estaba en la nada, con naturalidad, con tranquilidad e inquietud a la vez.

El ordenador iluminaba su rostro en una noche tan oscura como fría, donde pese a las largas horas transcurridas, todo parecía muy breve. Una ardua tarea que no terminaba, prolongaba aún más la velada, las ideas aún frescas en la mente se fusionaba con un conjunto de pensamientos difusos a mitad de la noche, e inevitablemente la distracción se hacía presente, sin querer.


Hizo una pausa, lo quiso describir, pero se contuvo, porque no podía ser.



Algunas preguntas surgieron, y la imaginación se apoderó del momento, la curiosidad se alzaba con énfasis, mientras todo parecía agotadoramente envuelto en la embriaguez de una noche extraña sin rescindir.

06 julio, 2011

Cada vez



No sé que pensar, han pasado años, y aún sigo busca la respuesta del saber. Creí haber tenido el tiempo necesario, pero he descubierto que ni con todo el tiempo del mundo es suficiente para aprender.

Los escasos instantes son tan breves, tanto que desaparecen como si fuesen segundos que se escurren como vertiente entre las manos, y a su vez quedan impregnados en un camino sin fin.


No juego a nada, aunque la vida en sí parezca un juego, que confunde a ratos, donde las piezas se van reubicando en secuencias indefinibles a seguir.

Pienso, sí…! aún pienso, hasta donde lo puedo hacer, así ha sido siempre, como una facultad que se transforma en virtud que no pretende desaparecer, porque al fin y al cabo, es más que eso, y sólo eso es.

Pasarán muchas cosas, como tantas que han pasado, aún así, cobijado en jaspe, sin poder escapar de su encanto me encontraré. Entonces, la música sonará, y en silencio todo volverá hacia mí, como un eterno inicio, como un eterno fin.

A veces me pregunto… Si no hubiese subido aquella escalera, si no hubiese hecho aquel dibujo, si no hubiese existido cuando debí dejar de existir, si no me hubiese ido de aquella cuna hecha de caja de cartón y tablas retorcidas, todo sería tan diferente. Mejor… peor… no lo sé.

Cada día es un nuevo amanecer, y cada día la generosa montaña es distinta, con sus nubes multicolores vistiendo de gala para que las pueda ver. Entonces, el primer pensamiento se viene y se convierte en lo que te acompaña hasta el anochecer, siempre conversando, discutiendo, y siempre dialogando una y otra vez. No importa cuantas veces se despierte, a veces de madrugada, y sabes que está ahí, porque se pronuncia, sin buscar, sin ver, porque sólo nace, aún con la inocencia pura de un adolecente que ya no es.

Quizás de eso se trate la felicidad, el hecho no sentirse sólo al fin, y ser capaces de ver el brillo de luz en un vaso, que nos hace meditar en lo que fuimos y en lo que somos, cada vez.




01 julio, 2011

No es lo mismo




Era una noche estrellada, mucho frío, y las luces de un fogón acogían a la calma. Alrededor muchas personas en lo suyo compartían la cena, unas copas se alzaban de vez en vez, y el mantel blanco con finos bordados hacía grácil combinación las servilletas perfectamente dobladas en forma de rosa sobre los vasos.

Los grandes y gruesos ventanales permitían una gran visión del entorno, varias edificaciones y un camino a lo lejos se divisaban, todo estaba iluminado como luciérnagas se alzaba en la oscuridad.

La conversación era amena, sin embargo, el ambiente parecía un tanto competitivo, de mucho protocolo, y de muchas refínelas. Los temas, que podían ser más amenos, se transformaban es discusión cortés de supremacía.

La sensación de inquietud le alentó a levantarse del lugar con una escusa muy singular, que pese a las serias miradas no le impidieron satisfacer su necesidad. Tan sólo un instante, un respiro, un escape era necesario para saciar su privacidad.

Se dejó llevar por su propio impulso, y tras avanzar por un largo pasillo alfombrado con decorativos dibujos, se detuvo a mirar algunos cuadros y figuras que se exponían en los muros. Leyó varios de ellos, puso atención en las fechas, y se cuestionó un par de ideas.

Siguió caminando a paso calmo, encontrándose con puerta enorme de doble hoja, con manillas alargadas. Estaba abierto, pero el peso del madero era imponente y sigiloso. Al entrar, observó una lustrosa mesa rodeada de antiguos sillones rigurosamente tallados y forrados en telas parecidas al cuero, sujetos por finos broches dorados. Se acercó a la mesa y posó su mano sobre el frío inmueble. Meditó un instante sobre la pompa de las discusiones, y lo poco valedero que es perder el tiempo en esas cosas, habiendo tantas cosas interesantes por ver, y tan poco tiempo para ello.

Se quedó ahí unos minutos, y por fin respiró paz y silencio. Recordó entonces unas sutiles palabras y sin querer sólo esbozó una sonrisa, y pensó…

“No es lo mismo”