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Hace muchos años, un niño de
menuda figura, extendía sus manos para recibir de sus hermanos, un pedazo de
diario, en él, había leche en polvo, que en general se repartían de la mejor
forma posible. Aquel niño, con pocas esperanzas de vida, y cuestionado de
paternidad, fue entregado a una familia ajena, bajo pretextos que sólo los
adultos tienden a justificar. Tras una vida precaria, con escasos recursos y
muchos hermanos, el conflicto del cuestionamiento se impregnó seguramente en la
mente de una madre que dudó, y permitió la entrega. Quizás para protegerlo, o proteger a la familia, o
quizás para ocultar una verdad, ante un padre de dura vida, carente de
sutileza y comprensión, o del perdón.
Con menos de dos años llegó, a un hogar conformado por tres
personas que se juntaron a compartir esfuerzos y sacrificios, para sacar
adelante un lugar que se convertiría en un pilar fundamental de muchas personas
que lo visitaban. Historias humanas increíbles aprendidas por aquel niño
extraño.
Muchos fueron los buenos momentos, como también los emotivos, por
distintas circunstancias, sobreviviendo a distintas situaciones, como soledad, enfermedad,
temas económicos, ambientales.
En su mente estaba impregnada la sensación de abandono,
misma que recordó en su primer año de colegiatura, cuando creyó que era dejado,
nuevamente. Su madre y sus hermanos, a veces le visitaban, dos veces al año,
quizás tres. Tiempo en que nunca fue reclamado con la fortaleza y convicción
propia de una madre por su hijo. Por qué?... Era la pregunta eterna que
convirtió aquella estancia en una prisión emocional, de donde nunca podría
escapar.
Cuando creció, soñaba con la palabra “libertad”.
Sobreprotegido por su fragilidad física, estaba sometido al esmero de cuidados
que lo alejaron incluso del mundo. El cariño por un niño, a veces suele ser
obsesivo y posesivo. Las personas, en general, cargan una mochila con su propia
historia, y esa esencia influye en sus mentes, hasta el punto de que un
pensamiento se transforma en convicción, haciéndolos creer que están en lo
correcto, o llenos de razón.
Es curiosa la vida, nada puede ser igual siempre, y toda
vida tiene su principio, y también su fin. La historia cambia, los hilos se
mueven, y los caminos se abren en nuevas direcciones que se tienen que tomar.
Han pasado muchos años, y aún la pregunta en su mente,
persiste…. Por qué?
Al fin y al cabo, todos somos mascotas, y nos adoptamos. Al
hacerlo, con el tiempo, nos encariñamos, y se produce un vínculo, un fuerte
vínculo de vida, que no se puede romper, y nos convierte en prisioneros de nuestras
propias emociones, haciéndonos gozar y sufrir, por aquellos seres que forman
parte de nuestras vidas, impregnándose en nuestra piel, en nuestra mente, en
nuestro espíritu y en nuestros sentidos.
Pero los niños crecen, y los adultos se vuelven niños, la toma
de decisiones de antes sucumbe al tiempo, y las nuevas decisiones afloran, por
la naturaleza propia de cómo hemos vivido.
Hoy… un hombre entra al quirófano, es el último de aquellos
tres que le cuidaron con tanto esmero cuando niño. El miedo se apodera de
ellos, y en silencio, su abrazo parece una despedida, sin serlo. El dolor es
físico, el dolor es en el pensamiento, el dolor es en el alma, y el ahogo de un
suspiro se convierte en un último lamento.
El niño, ya hombre, mira a su viejo, más que su propio
padre, y lo abraza sin consuelo. Trata de ser fuerte y alegre, porque cuando el
mismo estuvo al borde de lo incierto, aquel viejo amigo, lo salvó muchas veces con
sus esmeros. Ahora, aquel anciano está sólo, y todo parece incierto.
Su mirada se volverá cristalina también, como la propia algún
día y la de todos, y así podrá recibir la luz que le entregará la paz merecida
en este preciso intento.
Ahora no sé qué pensar… haber visto tanto sacrificio, tanto
esmero y tanto esfuerzo, para cuidar a su propia madre, quién nunca se separó
de su hijo, pese a todo, tanta preocupación para salvar a un niño ajeno y muchas
veces enfermo, tanto trabajo invertido para apoyar a una mujer valiosa en su
buen espíritu y empeño. Tantas cosas vividas, y hoy… tanto que está en juego.
Hoy es el día, y es mucho lo que siento, la incertidumbre satura
mis sentidos, y todo parece ser extraño. Fue un padre, más padre que el propio,
y mejor hijo que muchos, que he conocido. Este es su premio, tan injusto como
mi razonamiento me permite verlo. Qué es Dios entonces… Por qué?... Por qué
Dios?... Por favor ayúdalo.
Soy lo que soy, gracias a ellos, no soy perfecto, y me
quiebro. Pero debo ser fuerte hoy, porque simplemente… es necesario serlo.
Una madre y un padre, nunca deben abandonar a un hijo, y un
hijo… nunca debe dejar de querer a sus padres, porque la vida nos enseña, que
todo es un tiempo.
Los conocí una vez… y desde entonces, se produjo un bonito
vínculo, del cual no me arrepiento.
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