08 octubre, 2014

Pasos cortos

Sus pasos eran cortos y su mirada amplia, en un mundo colmado de naturaleza que cada día le cobijaba. La arena bajo sus pies descalzos se abría paso, hundiéndole con la suavidad de una sutileza calma.
Todo era brillante y todo le encandilaba, mientras el lejano sol en el horizonte se ocultaba, caminó varias cuadras, mientras su rostro se iluminaba, con las caricias de una brisa que ya no le parecía tan lejana. Estaba sola, aunque sola no estaba.
Miraba a ratos su recuadro y los escritos que portaba, era lo único tangible ante lo intangible que existía y que sí estaba. Pensó entonces en muchas cosas, y como hubiese sido todo si los caminos establecidos se hubiesen ido por una dirección más anhelada.
Quería expresarlo, gritar a los mil vientos, y volar lejos, como ave libre que busca su alimento, más allá del simple  vuelo, y más allá de una simple mirada. Siguió caminando, y el camino era inmenso, aunque se hizo breve, era claro, aún quería que durara. Lo sabía… Pensó de nuevo... Estaba sola sí, pero no lo estaba.
Pensó entonces en la música, y eligió con cuidado, escuchó rápidamente cada una buscando y seleccionando la que más quería, y entre muchas descartó varias, y entre varias, eligió una, una que le gustaba.
Llegada la noche, y los quehaceres esperaban, siguió su vida como siempre, como suele ser una vida acostumbrada. Varias horas pasaron, y entre todo su mente a ratos divagaba, entre música y canto que sus pasos aún le acompañaban.
 Era tarde ya, cuando sus oídos escuchaban, recordando y pensando en detalles de mundos y tiempos que anhelaba. Sus manos fueron libres entonces, y como nunca en su imaginación deambulaban, recorriendo cada rincón, de los pasos cortos que daba.

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