El gran evento convocaba reservadamente a las más altas y
conservadoras autoridades y brillantes mentes del planeta. Por primera vez,
después de tantos años de investigación, el experimento se haría posible, en
secreto, fuera del alcance de los medios de comunicación.
Dado que se había alcanzado un nivel tecnológico apropiado
que permitiría el control adecuado para el correcto manejo y contención de
grandes volúmenes de energía, los únicos testigos, se mantenían igualmente a
una distancia adecuada y segura de varios cientos de kilómetros, en una zona
desértica, que era una reservación natural comprada hace años por un grupo de
inversionistas anónimos, siendo fuertemente custodiado por puntos de
observación entre rocosas montañas de muy difícil acceso.
La cuenta regresiva no se hizo esperar, y mientras una voz
suave comenzaba a enunciar los últimos segundos de último minuto, los
ejecutivos colocaban sus lentes de protección, y se reacomodaban en sus
asientos.
Las eminencias comentaban y especulaban sobre el fruto de su
inversión. Muchas dudas y preguntas circulaban en aquel ambiente, saturado de
recelo, dudas e incertidumbre.
El científico Thom, se dirigió hacia la plataforma, y pidió a
sus colaboradores le dejaran solo. Subió entonces al ascensor que lo ubicó en
las alturas de una plataforma, frete a un panel inundado de interruptores y
pantallas transparentes, en una especie de cúpula cristalizada de alta
resistencia al calor y a la radiación.
Ingresó el último código de acceso, y un destello inmediatamente
inundó de blanco todo el lugar. Sin sonido, sin disturbios sísmicos, todo
parecía haber desaparecido al instante, ante sus ojos.
En la distancia, los espectadores sólo podían apreciar una
fuerte luz blanca, que se expandía velozmente, sorprendiéndoles por su
extraordinaria belleza.
Cuando todo pasó, los sistemas de emergencia se activaron, y
vehículos especiales se dirigieron inmediatamente hacia la zona.
El sector había desaparecido, como si un gran taladro
hubiese sacado la tierra como un corcho, convirtiendo aquella zona en un gran
agujero aparentemente sin fondo.
El equipo especial bajó rápidamente a inspeccionar, y
mientras lo hacían sus vehículos llenos de censores, identificaban un fondo
donde se encontraba la esfera.
Cuando llegaron, instalaron todo un sistema de iluminación, e
instrumentos métricos de diversos tipos. Ya después de casi un día completo de
riguroso trabajo y medidas de seguridad, pudieron hacer contacto con la esfera,
la cual se encontraba totalmente congelada.
En su nubloso interior, se apreciaba aún la figura del
científico Thom, quién aún conservaba la posición original, segundos antes del
inicio del experimento.
Cuando por fin lograron sacar el cuerpo, rígido y totalmente
congelado, lo prepararon en una cápsula de aislamiento y lo trasladaron inmediatamente
al centro de investigación.
Examinaron meticulosamente la esfera, y en un rincón, entre
algunos artefactos e inmuebles retorcidos, se encontraba otra persona. Estaba en
el suelo, con sus brazos recogidos sobre sus piernas flectadas, envuelto en una
especie de membrana gelatinosa semitransparente, temblando al borde del
congelamiento, el que también fue retirado, conjuntamente con todas las cosas
del interior, y llevados al laboratorio.
Pasaron por lo menos varias horas, y tras el
descongelamiento de Thom, el segundo personaje por fin pudo ser liberado de su
capullo acuoso. Que para el asombro de los científicos presentes, se trataba también
de Thom. Ambos vivos y en perfectas condiciones, después de ser reanimados.
-
Pero qué ha sucedido?... Dijo uno del los integrantes
del directorio.
-
Aún no lo sabemos con certeza señor, por ahora sólo
especulamos sobre el umbral.
Se pensaba que el otro Thom pertenecía a un hilo paralelo, y
que el logro del umbral permitió traerlo a la dimensión actual, no obstante,
eso no explicaba el porqué podían coexistir ambos en un mismo espacio tan cerca
uno del otro.
Ambos fueron trasladados desde sus distintas dependencias,
hacia el auditorium central, y mientras eso ocurría, la sala comenzó a bajar
bruscamente de temperatura.
Cuando llegaron al lugar, ante el asombro de los ejecutivos,
Thom observó atónito que ante él estaba su misma imagen, igualmente vestido de
blanco, como si fuese un espejo levemente irregular.
Ambos Thom se pararon de sus sillas de rueda, y con cierta
dificultad avanzaron unos cuantos pasos hasta encontrarse uno frente al otro,
cada vez más cerca. Mientras lo hacían, los cuerpos de los presentes se
aquietaban a su paso, en un estado de hibernación instantánea.
-
Tú!!! Dijo uno de los Thom, quebrando el silencio.
Ya no había gente conciente en la sala, todos eran gélidas estatuas
al rededor.
-
Pero qué es esto, respondió el segundo Thom.
-
Esto es un experimento, y logramos traerte a este
universo, - respondió.
-
No, no es así. Es nuestro experimento.
-
Nosotros te trajimos, estábamos… estábamos…
-
Es un umbral?
-
Sabes que no es eso.
No fue necesario continuar la frase, porque fue interrumpido
por el primer Thom, que la completó por él, como si supiese exactamente en lo
que estaba pensando el segundo.
-
Sí, ahora lo sé. Exclamaron ambos Thom, al unísono.
Las voces se acallaron totalmente, y sus pensamientos se
fusionaron en un solo raciocinio.
-
Es cierto, ahora lo entiendo… En el otro lado está
ocurriendo exactamente lo mismo, verdad…
-
Así parece Thom, pero no como creemos.
-
No debí traerte, y ahora entiendo que no debí ir.
-
Sabes que no estamos aquí.
-
Eso ya lo sé, lo que no sé, es dónde estamos ahora.
Por breves fracciones de segundos, el destello luminoso se
asentó en el lugar, y borrosamente, la imagen repetitiva de millares de Thom,
aparecían y desaparecían repentinamente, en la misma posición en que ellos
estaban, pero en distintos lugares de la sala, y la misma conversación casi
mental:
-
Qué hemos hecho Thom? – Qué hemos cambiado?
-
Quizás hemos abierto un canal de visualización, un
portal en dónde podemos ver los múltiples hilos que existen producto de
nuestras propias decisiones.
-
No, no es eso.
-
Esto no puede estar pasando Thom… no era lo que
esperábamos.
-
No, pero debemos afrontarlo.
-
Es acaso, un espacio/tiempo, donde todo converge.
-
Sí, pero sólo nosotros podremos verlo. Todo a su tiempo
Thom.
-
El experimento fracasó entonces…
-
No, no es así, aquí estamos por una buena razón, una
que aún no comprendemos. Escapamos a la convicción y nos afrontamos a una
realidad que no veíamos.
-
Debemos invertir el proceso.
-
No, ya no podemos, debemos seguir…
-
Con qué? Nada de este mundo tiene sentido.
-
No, no es así, al contrario, todo, absolutamente todo, tiene
sentido ahora.
-
Entonces por eso eran los mareos y la pérdida de
memoria.
-
Sí, pero eso era sólo un síntoma, uno que ya estaba
afectando a muchos de los habitantes de este planeta.
-
Es la saturación…
-
Así es.
Dicho esto último, el lugar en breves segundos se convertía
en un témpano hielo de varios kilómetros.
Años más tarde, y dado el fuerte crecimiento exponencial de
la sobrepoblación, muchos de los terrenos aledaños fueron comprados para
construir grandes edificios. Hasta que un día, un departamento de construcción
nacional se internó en el sector rocoso con fines comerciales, y se ordenó un
equipo de investigación topográfica del sector.
Así fue como se adentraron hacia las rocosas montañas,
llegando a un sector frío y húmedo, en dónde sólo encontraron una enorme masa
de hielo esférica. Se presentó un informe oficial, y el lugar se declaró no era
apto para la construcción.
Pasarían siglos y mucho presupuesto antes de que un grupo
arqueológico pudiese aventurar con un proyecto de exploración ante semejante
descubrimiento de la “naturaleza”, que en realidad, no es.
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