22 septiembre, 2012

Observamos

Había trasnochado, una vez más, como siempre, como a veces, porque así es el tiempo de mezquino, que parece desvanecerse ante la necesidad de un momento, un todo, o un rato.

El sol naciente de la mañana siguiente, que es hoy, apareció de improviso. Prontamente se hicieron breves preparativos, un desayuno suave, y dispuestos a estar donde se quiere estar, sin saber, sin planificar, y lo mejor, sin siquiera esperar nada a cambio.

Una larga caminata fue, entre ajedrez, nados, y cantos, desplazándonos por verdes y hermosos parajes, recorridos más de una vez, buscando conocimientos, al compás de una suave voz que siempre estará a su lado. Era caminar en par, como cuando se camina en soledad buscando las palabras precisas, no dichas, en la brisa que endulza sus labios.

Breve fue, valioso es, y por supuesto, grato. Al fin y al cabo, lo más importante de cada momento en esta vida, radica  en tener la capacidad de guardar aquel pedacito de felicidad, que nos brinda un  espacio, único, de paz que de vez en cuando, observamos.



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