16 mayo, 2012

Detalles


El ser, caminaba por esas callecitas en que todo es luz, donde los actores a veces se juntan y la gran mayoría son jóvenes que se reúnen a compartir algunos tragos, grata conversación y disfrutar de un momento de distensión.

Los rostros, en sus mayorías delineados en blancas y anguladas mejillas, denotaban un aire barrio, refinado y de buen gusto, ajeno a la oscuridad de un entorno mayor.

Muchos ojos claros se entrecruzaban en miradas curiosas ante el caminante errante, un ser que por demás, alguna vez fue comparado con un pan truca.

Sus pasos, como siempre,  eran largos y rápidos, nunca se detenía, ni siquiera a mirar un poco más allá de aquellos milagros que se desprenden de una arquitectura. Pero en esta ocasión, sus pasos se detuvieron por un segundo, y por segunda vez. Era un cine, uno pequeño que alguna vez mencionó de haber estado ahí, sin estarlo. Era curioso, la misma sensación, por segunda vez.

Prosiguió su marcha, imparable, como queriendo ganar a algo tan insanable como lo es el tiempo. No obstante, aquel recuerdo inundaba su mente por completo.

Es común percibir ciertas cosas, que muchas veces pasamos por alto, o que simplemente restamos importancia, pero hay detalles, pequeños detalles, tan simples como lo puede ser el brillo de una copa de vino ante el destello de las luces que emergen de los colgantes. Cosas que sin importar qué, aparecen de la nada, cosas que jamás debiésemos si quiera comparar o intentar de racionalizar, son únicas, cautivantes, místicas, gratas, no importa como se llamen, son importantes y no necesitan más.

Detalles, simples detalles, que por algún motivo nos hacen pensar, como si todo el universo cupiera en una postal, son… detalles, aquellos que por siempre presentes…ahí estarán.




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