Apenas fue una fracción de segundo, y todo pareció tan claro como aquella vez en que era capaz de notar la blancura y la suavidad de las texturas. Fue esa misma extraña sensación, gratificante y a su vez inquietante.
He percibido un momento que no esperaba encontrar, uno donde la punta los zapatos se encuentra con su propio talón, uno dónde un ciclo se delata a si mismo sin que nadie se de cuenta. Pero en esta oportunidad ahí estaba, tan nítido ante mí, siendo inmediatamente arrancado de improviso, como cuando se reprime una anomalía al prender una señal de alerta.
Todo continúa normal, como siempre, nadie lo nota. Son cosas que no se pueden comentar, son fenómenos tan sencillos, pero tan complejos de explicar, que sin duda sólo se acuñarían en la incomprensión y rayarían en la locura ante la pobre visión de la mayoría.
Muchas cosas pasan por la mente, y lo mejor es tener a mano siempre algún elemento para escribir sobre algún suceso, sino se pierde en la nada por una distracción o por esta enfermedad impuesta, llamada, “olvido”.
Piensa en lo que has hecho hoy, y ayer, y antes de ayer… y hasta donde puedas recordad, sin duda si uno se pudiese grabar cada instante de si mismo, encontraría tarde o temprano un patrón, un punto de repetición, una tendencia inquebrantable, un hábito insoluble. Es una constante de acciones que nos impulsa y nos sumerge en una “necesidad”, una “tendencia”, un comportamiento que nos define y nos mueve.
“Oh!! Dios”, no puede ser… ya no puedo seguir escribiendo, ya no recuerdo, y curiosamente el computador se ha bloqueado inesperadamente, algo que se que ha más de alguno le ha pasado frecuentemente es último tiempo. Apenas he salvado este texto.
Coincidencia… no sé.
Pero todo ocurre… en apenas una fracción de segundo.
En una fracción de segundo…
En una fracción…
En una…
En…
He percibido un momento que no esperaba encontrar, uno donde la punta los zapatos se encuentra con su propio talón, uno dónde un ciclo se delata a si mismo sin que nadie se de cuenta. Pero en esta oportunidad ahí estaba, tan nítido ante mí, siendo inmediatamente arrancado de improviso, como cuando se reprime una anomalía al prender una señal de alerta.
Todo continúa normal, como siempre, nadie lo nota. Son cosas que no se pueden comentar, son fenómenos tan sencillos, pero tan complejos de explicar, que sin duda sólo se acuñarían en la incomprensión y rayarían en la locura ante la pobre visión de la mayoría.
Muchas cosas pasan por la mente, y lo mejor es tener a mano siempre algún elemento para escribir sobre algún suceso, sino se pierde en la nada por una distracción o por esta enfermedad impuesta, llamada, “olvido”.
Piensa en lo que has hecho hoy, y ayer, y antes de ayer… y hasta donde puedas recordad, sin duda si uno se pudiese grabar cada instante de si mismo, encontraría tarde o temprano un patrón, un punto de repetición, una tendencia inquebrantable, un hábito insoluble. Es una constante de acciones que nos impulsa y nos sumerge en una “necesidad”, una “tendencia”, un comportamiento que nos define y nos mueve.
“Oh!! Dios”, no puede ser… ya no puedo seguir escribiendo, ya no recuerdo, y curiosamente el computador se ha bloqueado inesperadamente, algo que se que ha más de alguno le ha pasado frecuentemente es último tiempo. Apenas he salvado este texto.
Coincidencia… no sé.
Pero todo ocurre… en apenas una fracción de segundo.
En una fracción de segundo…
En una fracción…
En una…
En…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario