25 abril, 2006

FANTASMAS EN LA OSCURIDAD

Así fué como sucedió una noche mientras dormía en un sillón,y tras apagar el TV cerca de las 2:30 hrs, un típico díacercano al fin de semana.
En plena oscuridad y el sigilio propio de la hora en que los vecinos acunaban en su profundo sueño a altas horas de la noche. No se sentía mayor ruido que el de algún gato sobre el tejado, o algunos escasos pasos de algún transeunte a la distancia. Con el cansancio acumuladode la semana, simplemente me prestaba a dormir plácidamente.
Al rato, después de haber dormitado ligeramente sobre ese espacio de tiempo en que es acogedor el encuentrocon morfeo, se experimentaba cierta sensación presencial. Era ya una hora en que los sentidos seagudizan a tal punto que podría escuchar hasta la caída de un alfiler en el suelo. Pero, curiosamente nada de eso sucedía, ningún ruido más que el producido por el latido de mi propio corazón.
Era como si todo se hubiese quedado quieto de pronto, inmóvil. Era estar en un vacío pleno. Y mientras más intentaba escuchar, más fuertese hacía aquel latido, a tal punto que podía sentir las pulsaciones saturando mi cabeza, bombeando una y otra vez con aquel ruido interno.
De pronto, algo distinto indujo a una leve sensación de temor en aquel oscuro silencio. Era la temperatura, la cual descendía en una forma irregularmente repentina, a talpunto que podría ver mi respiración entre las sobras y la escasa luz que se filtraba a través de una ventana, generada por algúnfarol de la calle.
Era un ambiente frío, muy frío para una noche de verano.
Trantando de omitir todo esto, intentaba dormir, porque la lógica simplemente no contempla estas absurdas percepciones, y después de intentar ver algo en la oscuridad simplemente me volví a tapar y con descisión traté de dormir.
Aún sentía aquella presencia, como siestuviese en la habitación contigua.Ni pasos, ni ruidos, nada, y simplementeno quise levantarme, porque la situaciónya me parecía ridícula.
Al poco rato, el frío se acentuaba conmayor fuerza que antes, y esta extraña sensación se hizo presente en la mismahabitación en que me encontraba. Nopodía moverme o no quería hacerlo, contal de no alterar aquel momento y poderdefinir claramente lo que sucedía.
Entonces pasó a mi lado, casi pegadoal sillón, como si fuese una corrientede aire frío, muy frío que helaba mi rostro. Entonces sentí que me congelaba,y casi sin respirar trataba de escuchar,y poco a poco fuí descubriendo mi rostrohasta que apenas pude ver un ligero rastro negro, como si fuese una nieblaaún más negra que la propia oscuridad en que me encontraba.
Sin más me levanté sigilozamente, traté de ver algo, pero sin prender la luz,para no alterar aquel ambiente.
Finalmente opté por cambiarme de habitación.
Jamás había percibido este fenómenohasta este punto, y tan nítido como aquella noche. Y creo que hay que ser muy valiente para confesar públicamente que sí sentí un miedo irracional, por algo que en definitiva no pude ver, al menos no con la claridad que hubiese deseado. Pero lo que sí puedo asegurar, es que estuvo allí.
Sentir es una constante en todo ser humano. Lo que sí es curioso es que de alguna forma tu puedes sintonizar un dial en la radio con sólo girar una perilla, o cambiar de canal en una TV con sólo usar el control remoto.
Yo creo que en las personas existe un mecanismo obtuso que nos ciega en la correcta interpretación de las cosas que percibimos a nuestro alrededor.
Miedo es aquello que generalmente nos acompaña a todos en estos fenómenos y nos limita a enfrentarlos. Es lamentable, pero aveces nos supera y nos esquina sin caudal de salida. Por qué unos cuantos ruidos pueden atormentar los sentidos, por qué cuando estamos en silencio y en la oscuridad sentimos ese frío que se aproxima y se apodera de nuestra espina dorzal desde nuestras cabezas, por qué al pasar por una boletería sabemos que ganaremos un loto, por qué aveces al hacercarnos a un amigo casi sin mirarlo aún ya sabemos lo que siente, por qué cuando alguién muere aparentemente nos avisa, por qué cuando alguien muy preciado para uno está enfermo lo sabemos aún pese a la distancia, por qué el temor de un gemelo lo percibe su hermano, por qué cuando miramos al cielo nos preguntamos que habrá allá, por qué las películas creadas en los distintos cines nos muestran realidades alternativas, por qué aveces sentimos que alguién se aproximará en los sgtes. instantes y así sucede, por qué muchas veces quedamos perplejos al darnos cuenta que una situación de nuestro diario vivir fuera como si ya lo hubiésemos vivido anteriormente, por qué en estos momentos sigues leyendo este texto...
En fin, tantas cosas que dejamos pasar, y que tal vez son más importantes de lo que pensamos...
La Luz es como una señal que siempre nos ayuda a encontrar el camino correcto en nuestras vidas. Sea como sea, esta Luz nos llega de alguna misteriosa forma y nos ayuda a entender que somo y cual es nuestro real propósito en esta vida o en otra...


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