20 julio, 2012

Un día de Sol


Después de un día maravilloso, se logra respirar con la paz y la tranquilidad que se necesitaba. Era un día caluroso, con un tiempo curiosamente más lento.

Sin necesidad de gran demostración de énfasis, los cortos pasos se acercaron al lugar con total tranquilidad, guiados por unas simples instrucciones desde su monitor de bolsillo.

Una vez en el lugar, la voz imparable narraba con entusiasmo algunas sus cosas, siempre con positivismo, aunque ahora, con un poco de distracción.

Mientras el escáner activo recopilaba información de las muestras extraídas, y tras de una meticulosa inspección, el diagnóstico no se dejó esperar, resultaba algo confuso, pero alentador.  Llamó su atención aquellos huesos visibles, increíblemente blancos y lisos, entre otras cosas.

En ese instante, un pequeño y peludo cachorro, casi del porte de una mano, pasaba muy cerca de la zona, con su trote simpático y ligero, totalmente ajeno, el que también fue escaneado, pero sin mayor relevancia. Luego, un humano que también pasaba de largo cerca del lugar, se devolvió, y se acercó con motivo de recolección para la protección de dichas criaturas. Otra interrupción, conjuntamente con especies raras de insectos propios del lugar.

La escasa sombra de los grandes árboles desojados derretía la tolerancia a un calor intenso. El sol parecía quemar, aún así, permaneció en su lugar por la necesidad de no querer quebrantar la armonía de aquel brevísimo instante.

Luego de un rato, sacó de entre sus cosas, una pequeña naranja, que peló con meticuloso cuidado. Era casi simbólico, era parte de un eterno viaje en el tiempo, que le transportaba hacia aquel mismo lugar, pero con los cambios propios que produce el absurdo “progreso”.

Algunas preguntas fueron formuladas, y algunas fueron respondidas, no obstante, había otra necesidad, intensa pero controlada, y pese a la inquietud de la misma, le distraían otras cosas que a ratos le desvinculaba hacia otros mundos, algo que antes no sucedía, por lo menos no con tan notoria frecuencia. Era comprensible, son cambios, etapas distintas, nuevas preocupaciones, más conocimiento, y posiblemente ciertas decisiones guardadas, y derivadas seguramente de una nueva condición.

- “Mi vida útil aquí, ha expirado, debo continuar…”, se dijo.

Es el tiempo, si el tiempo, que siempre vuela, aquel que nunca se detiene y que prontamente indicaba que el viaje debía seguir su curso “elegido”. Caminó entonces hacia la cueva donde habita un gusano veloz, siempre lleno de parásitos todo el día, y ya casi en su retirada, miró una vez más, hizo una pausa, se acercó nuevamente y con un dejo a diálogo interno, se despidió discretamente, de aquel día.

Luego de eso, se retiró a su planeta, y continuó con su misión, sin dejar de pensar en los cientos de datos recopilados, en un día de sol.



10 julio, 2012

Felina

Aquel felino de corto pelaje, circundaba por amplios lugares buscando tranquilidad y un poco de sol para sus huesos. Deambulaba entre hermosos paisajes ya recorridos, pero siempre con la inquietud aún latente en su ser, como león enjaulado, con cierto dejo de esperanza, de poder encontrar, aunque sea por unos pocos instantes, aquello que necesitaba.

Quizás era la agudeza de su instinto y su naturaleza indómita, "libre", la que guiaba los engranajes de su existencia. Evitaba el ruido, también las dependencias, las amarras y los claustros, y prefería sumergirse en la desconfianza ante su propia inseguridad, aquella que sabía perfectamente ocultar.

Posiblemente la experiencia de toda una vida asienta una convicción, a modo de que podamos sobrevivir en una selva donde el más grande y fuerte suele devorar al más pequeño y débil.

Aun que la verdad, es que no siempre es así.

El cuadrúpedo pensaba, sí, pensaba y pensaba… y pensaba… "Que muchas veces se pierde el tiempo buscando cosas ideales, que nunca llegan, y que ante ello, lo mejor es volver la espalda y seguir por un camino mucho más productivo y práctico". Aún así, su mente divagaba, lejos, a kilómetros de distancia, más allá de un satisfactorio logro, más allá que una acción, que un hecho, o una convicción, alcanzando, incluso en sueños, lo que le era inevitable…. pensar.

Pasaron así las horas, y prontamente el sol se ocultaría, sabía que necesitaba algo, sabía lo que era, pero no podía definir exactamente el qué. El cómo, estaba alejado de sus garras, y el alimento que necesitaba, distaba de su boca. Era fuerte, y sabía superar el hambre, y cualquier obstáculo, menos uno.

Pese a todo, la vida continuaba su curso, sabía perfectamente que la selva no se detiene jamás y está siempre en constante movimiento, por lo cual, se propuso postergar su extraña necesidad, por lo menos por un par de meses, ya que lo necesitaba, lo requería, con cierta ansiedad.

Así, la noche llegó, para sólo volver a entender,  una vez más, que la vida se vive, y que también, se vive al soñar.